A BABOR Y A ESTRIBOR

BARTOMEU BESTARD

Presidente y CEO de Alcudiamar. Empresario y abogado, cuento con formación superior en Administración y Dirección de Empresas. Llevo más de 40 años, toda mi vida profesional, dedicado a la creación y gestión de infraestructuras náuticas. He presidido la patronal FENIB cuando aglutinaba al sector náutico, y también ANADE representando a marinas y clubes náuticos. Mejor unidos que separados. Me gusta el mar, su gente y su cultura colaborativa, que respeta el criterio independiente para poder opinar a babor o a estribor.

Alcudiamar, tres décadas de singladura hacia buen puerto (I)

Hemos mejorado en muchos aspectos, pero siguen latentes muchos de los demonios que atenazan a la sociedad y por ende al desarrollo de nuestro sector

En 1988 Alcudiamar obtuvo una concesión administrativa otorgada por el Consejo de Ministros del Gobierno de España. Tras estos 34 años de trabajo constante, me gustaría compartir algunas reflexiones sobre esta aventura empresarial y recordar los hitos y la evolución del proyecto desde los años ochenta del siglo pasado hasta nuestros días. Es innegable que hemos mejorado en muchos aspectos, pero también es cierto que siguen latentes muchos de los demonios que atenazan a la sociedad y por ende al desarrollo de nuestro sector.

No ha sido un camino fácil hasta llegar a nuestros días. Las disputas entre el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria de Baleares (APB) por la ordenación del Puerto de Alcudia (que aún persiste en nuestros días) colocaron a Alcudiamar en una posición difícil en medio del enfrentamiento entre dos administraciones. Durante años, el puerto careció de un plan especial preceptivo por los continuos desencuentros entre el Ayuntamiento y la APB, incluso en periodos donde los responsables eran del mismo color político. No fue hasta el año en que Juan Verger, como presidente de la APB, y Miguel Ferrer, como alcalde de Alcudia, alcanzaron un acuerdo para aprobar este imprescindible documento de planificación y gestión portuaria. Habían transcurrido 12 años desde el inicio de la tramitación hasta su aprobación.

Durante ese largo periodo, Alcudiamar tuvo que impulsar la tramitación de una modificación puntual de normas urbanísticas para encajar el proyecto aprobado por Consejo de Ministros en la normativa municipal, a fin de poder obtener la licencia de municipal preceptiva para las obras de edificación de la concesión. Estas edificaciones tuvieron que soportar paralizaciones  durante 10 años por la disparidad de criterios en la interpretación de los parámetros urbanísticos que el Consejo de Ministros hacia aprobado y los que consideraban algunos técnicos municipales. A estas diferencias se añadieron las clásicas enemistades personales propias de la política localista, que terminaron elevando el coste de un proyecto que estuvo a punto a irse al traste tal como hoy lo conocemos.

El proyecto salió adelante porque logró atender una demanda local latente de náutica social, es decir, amarres para embarcaciones de 6, 8 ó 10 metros de eslora. Pasaron años hasta que apareció una demanda significativa para barcos de mediana y gran eslora, dado que la oferta residencial de la zona era escasa. Esto fue así porque las bahías de Pollensa y Alcudia apostaron por el turismo hotelero. A ello hay que añadir que Alcudia no se percibía como un destino náutico. Pollença en aquel momento era el puerto referente en la zona norte de Mallorca y allí recalaba la mayoría de la demanda náutica.

Con la evolución del puerto, también se fue desarrollando un área de reparación y mantenimiento de primer nivel. El travelift que se instaló en 1988 era el mayor de gestión privada en aquel momento, con una capacidad de 80 toneladas. Hoy puede parecer ridículo por las capacidades que se manejan en los varaderos de Palma, pero en su momento constituyó un auténtico hito. Posteriormente se adquirió un travelift de 150 toneladas y con la nueva ampliación de plazo se prevé instalar uno de 400 toneladas para atender la demanda creciente, aunque cabe la posibilidad que no se llegue a ejecutar por la oposición de los actuales responsables de la Comisión Balear de Medio Ambiente.

Es importante destacar lo que representan estas inversiones para la actividad náutica y su aportación a la economía de Baleares. Una importante cantidad de empresas han crecido al amparo de estas infraestructuras financiadas por la iniciativa privada. Mallorca es hoy es reconocida mundialmente como un destino líder en tecnología y servicios asociados con un alto nivel de empleo bien remunerado.

Alcudiamar fue también pionera en nuestra comunidad a la hora de desarrollar un espacio urbano que integrara puerto y ciudad, concepto hoy tan de moda pero en ningún caso novedoso. Cumpliendo con las exigencias de seguridad y controles necesarios para la protección de las personas y los bienes, se optó por eliminar el máximo número posible de barreras, dotando al destino de un espacio urbano para el disfrute de las personas.

A todo ello hay que sumar la creación de un producto único que añade valor al destino: el hotel temático náutico Botel Alcudiamar. En él se presta especial atención a todo lo referente a la calidad y el medio ambiente mediante la implantación de sistemas certificados de gestión excelente en estas materias.

Y así hasta llegar a la ampliación del plazo concesional, que nos ha permitido afrontar nuevas inversiones y un proceso de modernización total de las instalaciones y espacios públicos del puerto. Se lo contaré en la próxima entrada de este blog.

Nuevos retos, viejos problemas

La náutica precisa de una alta dosis de simplificación administrativa, que, sumada a la innovación, la tecnología y la sostenibilidad, permita desarrollar su gran potencial

El año que se nos va

A nivel legislativo, lo más destacable fue la modificación de la Ley de Puertos del Estado para que las concesiones portuarias anteriores a1992 puedan beneficiarse del sistema de prórrogas

Las tarifas de los amarres

Lo razonable sería que la APB las liberara los precios. Esto permitiría que los amarres de tamaño más reducido, la conocida náutica social, pudieran disfrutar de tarifas más bajas.

Los retos de Javier Sanz en la APB

Formación, conocimientos, experiencia, templanza, liderazgo y capacidad de gestión son cualidades que se concitan en la persona del nuevo presidente de la APB

La gobernanza de la APB

El Consejo debería estar formado por personas de perfil técnico

Es la hora de la política

La modificación de la Ley de Puertos del Estado para que las concesiones anteriores a 1992 puedan acogerse a prórrogas elimina una discriminación y es paradigma de la importancia de las buenas prácticas legislativas.

El partido náutico

«No es descabellado pensar en la aparición de plataformas electorales en defensa de nuestro sector, como ha ocurrido en Países Bajos con los agricultores»

El mantra de la saturación

El uso de las embarcaciones en Baleares es sumamente estacional, incluso más que el turismo convencional, ya sea residencial u hotelero.

Luego lloraremos...

La administración pública ha logrado llevar al sector del mantenimiento de yates a una guerra fratricida

El imperio de la ideología

¿Por qué está vetada en Alcúdia la reparación industrial de embarcaciones mientras se promueve en el puerto de Palma? ¿Por qué las autoridades medioambientales impulsan el desarrollo de un emisario submarino en la Bahía de Alcúdia? La lista de preguntas ocuparía varios folios.

La innovación en las instalaciones náuticas

La innovación debe ser algo más que un bonito discurso, y solo se alcanza a través de la libertad de empresa y la imaginación de sus gestores.

El REB y el sector náutico

La Ley del Régimen Especial de las Illes Balears. (Ley 30/1998) ya identificaba el sector náutico como clave para el futuro de la economía balear

La hora de la alta política para el sector náutico

La Constitución y el Estatuto de Autonomía contemplan la competencia autonómica de los puertos deportivos, pero la APB necesita los ingresos de este sector para garantizar su independencia financiera.

Los ‘fondos buitre’ del sector náutico

Han aparecido en escena “depredadores” que buscan quedarse con un fondo de comercio que ni les es propio ni han contribuido a crearlo

Alcudiamar, tres décadas de singladura hacia buen puerto (y II)

El objetivo la reforma integral de la instalaciones ha sido conjugar en todo momento el desarrollo del negocio con el cuidado del entorno

Por una economía azul, sin excusas verdes

La larga tradición de los mestres d’aixa, fabricantes de llauts y embarcaciones hoy se imbrica con la actual industria de la reparación y mantenimiento, conformando un potente sector

La imprescindible seguridad jurídica (y II)

Parece justo y razonable favorecer la continuidad de aquellos concesionarios y gestores que han desarrollado en los puertos potentes infraestructuras turísticas e industriales

La imprescindible seguridad jurídica (I)

Parece claro que algo está fallando en el diseño de las reglas de juego cuando se alcanzan unos niveles de litigiosidad tan elevados: es el momento de repensar el sistema