La ventaja de currar en agosto es que, a tu pesar, te enteras de noticias que de otro modo ignoraría. Quiero comentar dos de ellas.
La primera es el incendio de Espalmador provocado por un italiano que, supongo que ebrio de felicidad por hallarse en tan idílico paraje, no tuvo otra genial idea que lanzar una bengala. El artefacto pirotécnico aterrizó sobre la isla y provocó un incendio. Detenidos el sin par marino y el capitán del barco, alegaron que estaban realizando un curso de seguridad. Tal y como estaba redactada la noticia, llamaban la atención dos cosas.
La primera es que de una tripulación de ocho personas, sólo había dos a bordo, el capi y el ínclito tripulante; la segunda es que parece que se trataba del segundo día de un chárter, cuando normalmente el briefing de seguridad debe tener lugar al embarque.
Obviando cuestiones como lo de si era un chárter, qué bandera tenía el barco, si tenía licencia o si estaba despachado para chárter con tripulación, extremos que supongo verificará la justicia; me llama la atención que en pleno siglo XXI se nos siga obligando por parte de la Dirección General de la Marina Mercante y autoridades marítimas a llevar a bordo explosivos. Sí, explosivos, porque eso es lo que son las bengalas pirotécnicas (todos sabemos que, si no nos las recogen en los puntos de venta hay que entregar las bengalas caducadas en la intervención de armas de la Benemérita).
Y me lo pregunto porque actualmente existen bengalas láser y lumínicas en el mercado que, no sólo obvian la necesidad de llevar explosivos a bordo, sino que también evitan la posibilidad de quemaduras y lesiones por explosión accidental. Además, en los últimos años Anavre, en colaboración con el SAR, ha realizado ensayos de este tipo de dispositivos en diversas condiciones meteorológicas y el resultado ha sido espectacular, pues su visibilidad era mayor que las de las bengalas y, además, al basarse en haces lumínicos y no en cohetes que arrastra el viento, permitían determinar la localización exacta del náufrago.
Sin embargo, y esto no es patrimonio de nuestras autoridades, impera la miopía y se nos obliga a llevar a bordo artefactos explosivos y, si por casualidad los llevamos caducados a bordo, la multa es escandalosa, igual que si no los llevamos.
Resumiendo, la tendencia imperante de las autoridades marítimas a ignorar avances tecnológicos puede ser responsable, además de la ya mencionada felicidad, de que tengamos ahora un paraíso arrasado en un 70% por un incendio provocado por un irresponsable que tenía la posibilidad de manipular un artefacto explosivo e incendiario que jamás debería haber estado a bordo de un barco.
Pero el artículo en el que se daba cuenta del suceso, haciendo gala del conocimiento de la navegación usual en las crónicas de sucesos, mezclaba churras con merinas, hablando de cientos de barcos fondeados a diario en Espalmador (¿tanto les cuesta saber que ahí el fondeo está limitado mediante un campo de boyas gestionado por nuestro intrépido Govern que sigue viviendo de espaldas al mar?) y de la presión que la náutica deportiva ejerce sobre los ecosistemas, etc….
La segunda noticia es que este verano el agua en nuestras costas huele mal. La Bahía de Alcudia huele mal, la de Palma también, se ha producido un vertido tremendo de aguas fecales en S’Albufera. Pero no sólo ocurre aquí, también en el Mar Menor y otros sitios de las costas españolas. La causa es que los sistemas de depuración son una mierda y, como tal, llenan el mar de mierda.
Pero la primera «solución» que se les ocurre a todos es limitar fondeos y echar la culpa a los navegantes, eso por no mencionar a los cachondos de un partido que lleva una S en sus siglas y en algún momento fue obrero quienes, en Valencia, no han tenido otra ocurrencia que proponer la prohibición de la navegación recreativa en el Mar Menor para evitar que sigan contaminando las aguas. A estos no se les ha ocurrido que igual huele mal porque sus depuradoras no dejan de tirar mierda al mar. Como las nuestras, y nuestro Govern no ha hecho nada, ni este ni los anteriores.
Ah, sí, los nuestros han lanzado una campaña publicitaria dando la bienvenida al «turismo sostenible» pero no se les ha ocurrido, después de más de un año en el gobierno, gastar ni un céntimo en arreglar las depuradoras, emisarios y «merderas».
Y también dan mucho bombo a un tal Sanfelix que afirma que en un solo día y con una única inmersión ha podido determinar que el fondeo se ha cargado 200 hectáreas de posidonia en la costa ibicenca. Vamos, que en un día este machote se ha buceado dos millones de metros cuadrados, es decir, 200 campos de fútbol. Entretanto, los criminalizados navegantes seguimos soportando bengalas, heces y otras sandeces.