Sin embargo, siempre digo que conseguiremos envenenar el mundo y a nosotros mismos antes de que nos fastidie el cambio climático, sobre el que ignoramos cuánta influencia real tiene o deja de tener la actividad humana.
Siempre pensé que debían existir ecologistas que pensasen de un modo parecido a los que tenemos, o pensamos que tenemos, sentido común. Y finalmente topé con alguien así en Arrecife, Lanzarote. Es Regina Domingo, fundadora de la organización Nakawe (www.nakaweproject.org), cuyo lema es «Let Live», deja vivir.
Reggie, como le gusta que le llamen, es una joven de 31 años, licenciada por ESADE, vivaracha, simpática, inquieta, realmente espabilada y con un descaro que a la vez te hace gracia y te desarma. Un buen día dejó su vida en Barcelona para seguir su pasión por el mar y sus habitantes, especialmente tiburones, objeto de sobrepesca por sus aletas. ¿Lo han visto alguna vez? No es agradable, sacan al tiburón del agua, le cortan las aletas y, todavía vivo, lo tiran al mar, donde muere ahogado, desangrado o devorado, se quedan con dos o tres kilos de un animal de 200 ó 300 ¡para hacer sopita!
Buceadora profesional y Yachtmaster, ha colaborado con National Geographic, retirado líneas de palangres de hasta 60 millas en reservas naturales y documentado masacres de tortugas, se ha metido en secaderos de aletas de tiburón y marrajeros ilegales.
Básicamente las ha pasado y las pasa de todos los colores y llega a jugarse realmente el tipo, saliendo de situaciones complicadas a base de echarle cara.
Cuando mencioné la posidonia en Baleares su respuesta me dejó boquiabierto. Me dijo que no estaba amenazada y que el fondeo de embarcaciones de recreo no era un problema para ella, sino la mala calidad del agua ocasionada por la polución (incluyendo emisarios como el de Talamanca) y así lo había constatado en alguna de sus expediciones.
El lema de Nakawe es animarnos a dejar vivir el planeta, pescando pero sin pasarnos, procurando no ensuciar. Viene a ser como cuando te dicen aquello de que respetes la casa del vecino como si fuera la tuya y que tengas en cuenta que el mundo es tu casa. Así que, sí, existen ecologistas con sentido común. Yo conozco a una.