TEMPORALES Y NAUFRAGIOS

PIPE SARMIENTO DE DUEÑAS

Nací en Bilbao en 1952. Pasé mi niñez entre botes, remos y cabos en una pequeña villa marinera del Cantábrico llamada Plenzia. Me licencié en Derecho en Deusto y pronto cambié la toga por el traje de agua. He escrito de náutica y mar en casi todos los diarios de España. Soy autor, entre otras obras, de la novela ‘Entre el cielo y las olas’, el libro de viajes ‘Por las costas del mundo’, la investigación ‘Expediente Odyssey’ y este ‘Temporales y naufragios’ que ahora ofrecemos en versión corregida y ampliada por capítulos en Gaceta Náutica. Me encontrarás también en pipesarmiento.net

El Bayesian a pique: la hipótesis del mástil caído

Las imágenes y evidencias que han trascendido desde que se produjo el accidente me llevan pensar dos cosas: una, que el viento no alcanzó la intensidad de un huracán, y dos, que la desarboladura del yate provocó su hundimiento.

Buzos trabajando en el lugar del naufragio este miércoles, tres días después del siniestro.

El insólito naufragio de un yate de vela de 65 metros de eslora, aparejado con un solo palo de 75 metros de altura, ha dejado atónita a la comunidad náutica. Pero las cosas no suelen pasar porque sí. Un rápido análisis de las pocas imágenes que se han difundido en estos tres días nos permite suponer por qué el barco se hundió de forma tan rápida, hecho que fue grabado por dos cámaras de seguridad.

Gracias a una buena amiga, periodista náutica en Sicilia, he tenido acceso a algunas pruebas que podrían resultar transcendentales en el curso de la investigación y que nos abren la puerta hacia la posible causa de lo que pasó.

ESTABA CERCA DE LA COSTA.

En la imagen de la izquierda podemos ver el barco fondeado junto a la goleta holandesa que rescató a las quince personas que lograron embarcar en la balsa salvavidas. Ambas naves están situadas a escasos 60 o 70 metros de la costa, lo que deducimos por la posición de la roca que aparece en el margen inferior izquierdo de la fotografía de la derecha. Tiene lógica, porque si el Bayesian se hundió donde descansan ahora sus restos, a 50 metros de profundidad, significa que debería haber largado 150 metros de cadena y cabo, cosa imposible. Detrás de los dos barcos se ve, además, el muelle de Porticello.

LA INTENSIDAD DEL VIENTO.

El accidente se grabó desde dos cámaras de seguridad. En la foto sobre estas líneas se ve cómo la proa del barco apunta al Este, de donde llegó la tormenta. También se aprecia que su palo está en posición normal; se curva un poco hacia atrás por el viento, pero no parece que se trate de un huracán, pues la lona de un barco de motor que vemos en primer plano a la izquierda permanece sujeta; un viento fuerte la hubiera arrancado con facilidad. En ese mismo momento, desde otra cámara, sita en una terraza del bar del puerto, las sombrillas y sillas permanecen en su sitio a las cuatro y cinco de la madrugada (foto de abajo).

MÁSTIL DESPLAZADO

En el fotograma inferior, la cámara de seguridad graba el velero con el palo ya claramente desplazado hacia popa; un mástil de estas dimensiones no  puede soportarse apartado de su crujía. Aquí comienza posiblemente su caída.

Entretando, en la cámara del bar (abajo) se ven los efectos de la subida de intensidad de la tormenta porque las sombrillas, sillas y jardineras han caído; pero, insisto, no se trata de un viento huracanado dado que los pequeños barcos de pesca que está junto al local aparecen intactos y sin signos de violencia. En la parte alta, a la izquierda, podemos ver el rótulo con la hora de máxima intensidad, las cuatro y seis minutos de la madrugada, que coincide con la grabación de la cámara de seguridad. A estas alturas es probable que el palo ya esté en el agua, pero todavía con la luz de tope encendida y el barco todavía a flote.

TEORÍA DE LAS VÍAS DE AGUA

Ese inmenso palo en el agua, movido por la olas y el viento, debió golpear el lado de estribor del velero, provocándole una o dos vías de agua de gran tamaño que lo hicieron naufragar en menos de cinco minutos. En esta otra foto de abajo vemos que las lonas de los barcos del puerto siguen casi intactas.

PROFUNDIDAD DEL PECIO

Que el pecio esté a cincuenta metros de profundidad es normal, pues derivó mientras se hundía en la dirección de la tormenta que, como hemos podido comprobar en la fotos, venía del Este; y, en esa dirección, lo arrastro hasta que tocó fondo y paró su deriva.

En el próximo artículo de mi blog en la Gaceta Náutica analizaré en profundidad este tremendo naufragio, con resultado de seis muertes, ocurrido a bordo de un inmenso barco de vela, que, como el Titanic, parecía insumergible. Para ello me desplazaré al lugar del suceso la póxima semana.

Mi primera hipótesis, con las pruebas ahora disponibles y sujeta como es lógico a revisión en función de las evidencias que puedan aparecer en las próximas horas, es que el palo, al caer al agua junto al velero, le provocó varias vías de agua. Ha pasado muchas veces, y siempre ocurre cuando no da tiempo a cortar los obenques, estays, burdas y drizas, para que el mástil se aleje del casco. Pero, como he dicho, lo estudiaremos con más detenimiento en futuros capítulos de esta sección.

Rotura de la mecha del timón: un naufragio a menudo mortal

Conozco diez casos de esta incidencia que provocaron descomunales vías de agua y que concluyeron en ocho naufragios con solo dos supervivientes

Por qué hay que comprobar a menudo la fijación de nuestra orza

El agua inundaba el barco pero la tripulación no veía la forma de detectar por dónde entraba. Los rescatadores se llevaron una sorpresa al ver que la quilla estaba colgando.

«Hemos perdido al patrón»

Se levantaron por la mañana y descubrieron que el patrón del barco de alquiler había desaparecido. Ninguno de ellos tenía conocimientos para gobernar la nave.

La desaparición de Isidoro Arias

Marino profesional, se lanzó a dar la vuelta al mundo en solitario en 2001 a bordo del Swan 454 ‘Islero’. Su último contacto con tierra antes de perderse para siempre en el océano fue un sobrecogedor mensaje de correo electrónico.

Hombre al agua: el cabo que puede salvarte la vida

Una sencilla maniobra puede marcar la diferencia tras una caída al mar

Un naufragio terrorífico y misterioso

La tragedia del Jan Van Gent, ocurrida en 1994, es una demostración más de que nunca hay que abandonar el barco si permanece a flote.

Manual de actuación ante una tormenta eléctrica en la mar

El autor relata su experiencia fondeado en una cala griega, cuando vio partir a un barco que terminó hundido por el impacto de un rayo, y recuerda la enseñanza de un experimentado navegante polaco

100 nudos de viento en Córcega y Cerdeña

El autor se encontraba fondeado en el Alguero cuando se desató la tormenta más aterradora de los últimos años en el Mediterráneo. No se vio afectado por muy poco, pero tuvo ocasión de recabar información de la Guardia Costera Italiana y de uno de los marinos que se salvó corriendo el temporal en alta mar.

Cuando el plácido Mediterráneo se transforma en un infierno

Dos regatas simultáneas dejaron un rastro de 10 muertos y 6 barcos hundidos al paso de una violenta tormenta con vientos de Fuerza 10 por el Golfo de León.

Mucho cuidado con dejar los portillos abiertos

Es básico hacer una revisión completa de todos los tambuchos antes de zarpar, aunque haga buen tiempo, para comprobar su buen cierre y asegurar su estanqueidad.

El matrimonio que sobrevivió 65 días a la deriva en una balsa tras ser embestido su barco por una ballena

El golpe del cetáceo fue tan brutal que ocasionó una enorme vía de agua y provocó el hundimiento de la embarcación, un velero de 12 metros, en pocos minutos

Atrapados en una red y rodeados de orcas

El 70% de los los barcos enganchados en aparejos de pesca se hundieron por la confluencia de distintas calamidades

Naufragar por culpa del ancla

El ‘Cántabro’ era un precioso barco de madera que se fue a pique por no haberse tomado la precaución de sujetar el ancla con un cabo de respeto.

El naufragio del Interviú: una vuelta al mundo muy corta

Eugenio Pire se propuso circunnavegar el globo en un Jouet 22 a finales de 1979, pero un temporal de Fuerza 10 en el Golfo de León se interpuso en su camino

El naufragio del Malu en la Mini Transat de 1981: al límite de lo imposible

“Asomé la cabeza por la escotilla de la cámara, y vi un aterrador acantilado definido en la noche. Buscaba una linterna cuando el barco, empujado por otras enormes masas de agua, chocó contra las rocas. La quilla se arrancó de cuajo”.

El naufragio del Estonia, una catástrofe contemporánea

El hundimiento del transbordador en medio de un fuerte temporal en el Mar Báltico se cobró 840 vidas, uno de los mayores desastres marítimos de las últimas décadas

Prisionero de su barco: 48 horas bajo la quilla y sin traje de agua

John Hutley decidió hacerse a la mar a pesar de que el parte no era bueno. Su sangre fría mientras aguardaba el rescate le salvó la vida.

Historias reales de náufragos entre la aventura y el drama

El autor recupera y amplía para Gaceta Náutica la serie de artículos de su libro ‘Temporales y naufragios’, publicado hace 22 años por Editorial Juventud, una obra de gran difusión destinada a prevenir accidentes en la mar