MAR GRUESA

HUGÓ RAMÓN

Soy mallorquín de padres franceses. Apasionado de la mar y las regatas oceánicas. He participado en tres ediciones de la Mini Transat (el Atlántico en solitario en barcos de seis metros y medio), en una vuelta al Mundo A2 (Global Ocean Race) y he sido campeón mundial de J80. También he sido entrenador de equipos de vela ligera. Ahora estoy preparando mi cuarta Mini Transat a bordo del Verdugo, mi nuevo barco.

Elogio de los barcos lentos

Mucha gente me pregunta: "¿Cómo es que con tu perfil de regatista oceánico, es decir, de barcos rápidos, ahora has decidido invertir tiempo en los llamados barcos lentos como el Dragon o el Snipe?”.

La respuesta es muy sencilla: si aún tengo dudas de las configuraciones de mástil, volúmenes, proporciones y demás de los barcos clásicos, ¿para qué invertir tiempo en barcos que «foilean»? Algún día estaré preparado para dar el paso, pero hoy no será.

Desde pequeños nos han enseñado o hemos escuchado, a veces para facilitarnos las tareas, otras por desconocimiento y otras por soberbia, errores físicos garrafales, tanto aerodinámicos como hidrodinámicos, que llevo intentando tumbar desde que soy adolescente. 
 

Los regatistas y entrenadores que más respeto son los que constantemente se reciclan y preguntan. No nacemos aprendidos, y depende de cómo planteemos nuestras dudas, nadie tiene por qué tacharnos de imbéciles. Desde luego, no debería.

Aún arrastro algunas de estas vergüenzas y como a estas alturas tengo claro que soy un navegante poco virtuoso, necesito ser trabajador. Para intentar tener éxito, me apoyo de largas sesiones de estudio, principalmente con mi libro técnico favorito, Les Voiles, de Bertrand Chéret. 

No hay nada como una dolorosa derrota para resurgir de las cenizas, como el ave fénix. Eso sí, no vale rezar, hay que intentar ser analista y aprender de los errores.

Leed, observad, preguntad, y volved a leer. Y, sobre todo, seleccionad vuestras fuentes, que una estupidez repetida hasta la saciedad no significa que se convierta en verdad, sobre todo si atenta, como muchas veces ocurre, contras las leyes de la física.

Acostumbro a hacer homenajes en mis artículos. No quiero desaprovechar esta oportunidad de proponeros que brindemos todos por dos grandes navegantes españoles, Alex Pella y Didac Costa, que, cada uno a su manera, han dejado muy alto el pabellón nacional, siendo perseverantes… y estudiosos.

Así gané la Massilia Cup, meta volante en mi travesía a la Mini Transat de 2025

Narración exhaustiva de una travesía de 500 millas en solitario entre Marsella y el nordeste de Córcega bajo las estrictas reglas de la clase Mini

La Solo Med milla a milla a bordo del Verdhugo

Hay muchas lecciones que sacar de esta primera prueba de fuego con mi nuevo barco. Os cuento la travesía con detalle para que veais la cantidad de cosas que pasan en una regata de altura en solitario y cómo afectan al estado de ánimo del patron.

A por mi cuarta Mini Transat

“Han pasado 20 años desde mi primer cruce y quiero ondear una vez más el gallardete del Real Club Náutico de Palma por el Atlántico en un barco competitivo”

Viento de 65 nudos y el mar en ebullición por el granizo

El autor, capitán del Spirit of Malouen X, narra la dura experiencia de un transporte de Palma a Saint Tropez: «No veía algo parecido desde el Cabo de Hornos». Conclusiones: las prisas son malas consejeras y el Mediterráneo es una bomba imprevisible debido a la alta temperatura del agua.

Más velocidad pero menos emociones en la Vendée Globe

El regatista y navegante oceánico Hugo Ramón vuelve a ponerse al teclado de la mano de Gaceta Náutica. Escribirá cuando le apetezca, sobre lo que le apetezca y con la extensión que estime oportuna. Estrena su nueva sección, cómo no, hablando de la Vendée Globe. En la foto de Jean Marie Liot, Armel Le Cleac‘h rompe a llorar tras ganar la vuelta al mundo en solitario.