Si hay fondos, aprovéchense para arreglar o paliar la multitud de problemas de puertos y navegantes en Baleares.
Este mes en la edición de papel de Gaceta Náutica hemos convertido en noticia algo que quizás no debería serlo: el dinero procedente de los cánones y tasas que pagan los usuarios de los puertos se invertirá en mejorar los puertos. La cuestión es tan elemental que no merecería ser destacada, de no ser porque el anterior Govern del Pacte usó parte de esos fondos –exactamente 15 millones de euros– para tapar el agujero de los Servicios Ferroviarios de Mallorca (SFM), así como para la compra de viviendas protegidas, y a punto estuvo de detraer otros 18 con el dudoso fin de adquirir una promoción de lujo en el Polígono de Levante (piscina central incluida), noticia que fue adelantada por este periódico y a la que luego se sumaron otros medios (unos citando la fuente, pero escribiendo Gazeta con zeta, y otros ignorándola por completo). Resulta llamativo observar ahora cómo aquellos que deberían dar explicaciones (los partidos entonces gobernantes que quisieron desviar el dinero de Ports IB estando en funciones) se las pidan a la consellera de Vivienda que frenó la operación y restableció el orden. El mundo al revés.
Pero no quiero centrarme en este asunto, pues confío en el buen criterio de nuestros lectores para saber distinguir la verdad de una burda patraña, sino en el hecho de que la Conselleria del Mar haya anunciado que realizará inversiones importantes en los puertos, especialmente en los de gestión directa, para mejorar el servicio que ofrece a los usuarios y así, de paso, evitar que otros departamentos ajenos a sus competencias tengan la tentación de financiarse a costa de la náutica. No es normal que una empresa pública tenga más de 20 millones –más de 100 en el caso de la APB– y no se los gaste en aquello que debe. Gestionar no consiste únicamente en cobrar a los contribuyentes y presentar unas cuentas saneadas. Gestionar es hacer que mejoren las cosas a través de inversiones bien planificadas. Y eso es lo que cabe exigirle al nuevo Govern balear y a la Autoridad Portuaria: que empleen bien el dinero que recaudan a los navegantes o, si no saben qué hacer con él, que rebajen cánones y eliminen tasas absurdas, como la famosa G5. Todo menos regalar millones para que otras empresas tapen sus miserias o unos políticos paguen la propaganda de sus campañas electorales.
Los usuarios de puertos de gestión directa a buen seguro podrán dar ideas sobre cómo hacer que las instalaciones sean más eficientes, y no faltarán navegantes que aporten propuestas acerca de, por ejemplo, la manera de mejorar la contratación de las boyas de fondeo o la realización de trámites a través de la web de Ports IB, la cual, por cierto, necesita ser sustituida por una nueva adaptada a los estándares digitales de la actualidad.
Además de imaginación, hará falta dinero para diseñar y ejecutar las reformas interiores de los puertos que permitan reducir las enquistadas listas de espera. O para comprar terrenos donde construir marinas secas. O para adecentar las rampas públicas. O para, de una vez, equiparar los sueldos de los trabajadores de Ports IB a los del resto de la función pública balear.
Esto sólo en el ámbito de los puertos autonómicos. Tres cuartos de lo mismo puede decirse de la APB, el organismo público más rico de Baleares y el que cobra los cánones más elevados del país a la náutica de recreo. Inviertan y aprovechen el buen negocio que tienen en dar servicio a los ciudadanos y en modernizar nuestros puertos.