El diputado de MÉS per Mallorca Josep Ferrá acusó el pasado miércoles a Gaceta Náutica de ser un medio “envenenado” y “hacer campaña” contra el decreto de posidonia. Lo hizo en la sesión parlamentaria donde se acordó la comparecencia del conseller de Medi Ambient, Miquel Mir, para que explique por qué su departamento no ha interpuesto en años una sola sanción por los vertidos contaminantes de las plantas depuradoras que gestiona el Govern balear, en contraposición a las más de 200 multas incoadas por fondeo irregular a navegantes de recreo.
Lo de menos, a estas alturas, es que un diputado utilice su tribuna parlamentaria para atacar a un medio de comunicación independiente. Por desgracia, la democracia española está plagada de personajes de esta ralea. El diputado Ferrá, del partido independentista MÉS per Mallorca, no es más que el fidedigno reflejo del perfil de dirigente surgido de esa fantasía llamada “nueva política”, que no ha resultado ser otra cosa que “vieja decrepitud”, y que tan peligrosamente está contribuyendo al descrédito de las instituciones del Estado y al escepticismo de los electores.
Pero no exageremos. Ni la democracia ni la libertad de información están en peligro porque un político de segunda línea insulte a Gaceta Náutica. Somos un medio humilde, pero lo suficientemente bregado como para que las alusiones despectivas de un diputado no sólo nos resbalen, sino que nos estimulen a seguir haciendo nuestro trabajo. Cualquier periodista que haya realizado una mínima labor de investigación sabe que la pérdida de papeles de la persona o institución objeto de las pesquisas es una magnífica señal. Ferrá, en realidad, nos está marcando el camino. Le damos las gracias por ello.
La cuestión de fondo aquí no es la ofensa a unos cuantos periodistas. Insisto en que nuestra capacidad de encaje es muy superior a la pegada de un partido que representa a un respetable pero ínfimo 10% del electorado regional. Les ruego no pongan el foco en este punto, sino en el aspecto verdaderamente nuclear del asunto que nos ocupa. Lo que les pido, aprovechando esta ola de notoriedad, es que se pregunten si Ferrá o su partido son capaces de refutar una sola de las informaciones publicadas por este medio en relación a los vertidos contaminantes al mar. Porque eso es lo único que importa.
Pregúntense, por ejemplo, por qué la adaptación de las depuradoras públicas fue retirada del texto final del decreto de posidonia (tras aparecer en el primer borrador), por qué el foco del supuesto retroceso de esta planta marina protegida se ha puesto exclusivamente en la náutica de recreo, por qué –como ya se ha dicho– hay emisarios submarinos públicos que operan sin autorización, por qué la Conselleria de Medio Ambiente sostiene en un documento público que no existe evidencia científica que acredite el efecto devastador de las aguas fecales deficientemente tratadas sobre el medio ambiente marino y, sin duda lo más importante, por qué el diputado Ferrá trató de dar a entender en el Parlamento que el demoledor informe del Seprona no se corresponde con lo publicado por este medio, cuando sabe perfectamente que es un fiel reflejo de su contenido.
No deja de ser curioso que su señoría viera “veneno” e insinuara gratuitamente falta de rigor de nuestra publicación y, sin embargo, no mencionara que el famoso dictamen de la Guardia Civil fue difundido en idénticos términos al día siguiente por el diario Última Hora. Siguiendo su errática manera de razonar, Ferrá podría haber dicho también que el Grupo Serra está “envenenado”. Pero para eso hace falta tener algo que no es menester mencionar.
Ya para terminar, pues no deseo aburrirles, no me digan si no hay que tener el rostro de auténtico titanio para, precisamente MÉS y en esta particular materia, acusar a un tercero de realizar “campañas” de descrédito. Qué nivel legendario de cinismo se requiere para lanzar esta imputación y ser a la vez miembro de la formación política que, desde el poder, lleva años criminalizando a los navegantes de Baleares por prejuicios más que superados por el común de los ciudadanos.