Es obvio que las autoridades españolas están intentando destruir el último espacio de verdadera libertad e independencia que nos queda, me refiero a la navegación recreativa. Me explico: hiperregulación en materia de equipos de seguridad y radiocomunicaciones a bordo, titulaciones que adolecen de excesiva carga teórica, requisitos de homologación de equipos de seguridad y radio que van más más allá del marcado CE que se supone garantiza el acceso a todo el mercado europeo, sanciones excesivas, etcétera.
Además, en Baleares, la misma administración que destruye millones de metros cuadrados de posidonia con vertidos de aguas fecales se ha pasado una legislatura criminalizando a los navegantes y promulga un decreto que lo único que realmente prohíbe es el fondeo mientras olvida regular los vertidos... Y suma y sigue...
Y ahora, para postre, llega la APB y aplica una tasa que se supone está en la Ley de Puertos (por lo que, ¡ojo!, es de ámbito nacional), lo hace a la chita callando y olvidando que más de la mitad de sus ingresos provienen de la náutica recreativa. Se trata de una tasa del dos y medio por ciento sobre el importe de los trabajos realizados en embarcaciones y buques dentro de los recintos portuarios. Esta tasa la pagarán los empresarios y, por tanto, acabará repercutiendo en sus clientes, que mayoritariamente somos los navegantes de recreo, pues pocos o ningún mercante hacen mantenimiento o reparaciones en los puertos de Baleares. Y el Presidente de la APB lo sabe perfectamente, igual que lo debería saber la totalidad de su consejo de administración, que aprobó la medida por unanimidad.
Resulta, además, alucinante que los representantes de empresarios y sindicatos presentes votasen a favor. A los segundos debe importarles una higa que algunos de sus afiliados acaben en la calle, pero ya sabemos que a los dirigentes sindicales lo que les mola son las mariscadas.
Lo de APEAM y CAEB ya no tiene nombre. Apoyan la aplicación de una nueva tasa a sus socios y, ya que estamos, pensarían que con repercutírsela a los usuarios el asunto quedaría arreglado. Esto debería causarles no sólo una baja masiva de sus afiliados, sino también que las asociaciones de navegantes les excluyesen de cualquier foro que implique a la comunidad náutica. Menos mal que Carlos Sanlorenzo, secretario general de ANEN, ha estado rápido oponiéndose a este atropello. Recordemos que AENIB está integrada en esta asociación empresarial.
Mucho me temo que vamos a tener mucho lío, que el Sr. Gual de Torrella afronta una fuerte marejada y que algunos representantes empresariales y sindicales deberían reconsiderar sus planteamientos, además de considerar la conveniencia de presentar su dimisión.
Por supuesto, Anavre, de la que tengo el honor de ser vicepresidente, está en pie de guerra con este y otros temas, y contamos también con el apoyo y colaboración de las demás asociaciones de navegante, como ADN, que tan buen trabajo ha estado haciendo en Baleares hace ya años.
Michael Ende escribió la Historia Interminable. Don Juan Gual de Torrella y su troupe han escrito el más reciente capítulo de la Agresión Interminable.