Empiezan a florecer entidades supuestamente «ciudadanas» que emprenden campañas mediáticas de recogida de plásticos y basura en el mar. La mayoría, o las más llamativas, se centran en los envases de plástico. Estas entidades organizan limpiezas de playas y promueven la recogida y reciclaje con preciosos posters y mucho movimiento en las redes sociales.
Dan luego incluso datos «científicos» sobre lo reciclado por ellos. Todo muy bien organizado y moderno. Hasta ahora se ocupaban de temas más bien urbanos, con contenedores de coloritos y campañas casi institucionales, ahora han desembarcado en la playa. Tienen una cuidada imagen y se reúnen con facilidad con instituciones y grandes empresas. Todo muy «güai».
Sin embargo, rascando un poco, algunas cosas chirrían en todo esto tan bien organizado y pulcro. Desde luego sus webs no parecen hechas por unos peludos ecologistas, más bien se asemejan a las de grandes corporaciones internacionales. Tienen gabinete de prensa propio, ejecutivos bien pagados, directores de campaña, vídeos de gran calidad y recomendaciones del tipo dogmas sagrados.
Siguiendo el rastro digital de los patrocinadores y colaboradores de esas mismas webs y de sus campañas, descubrimos que, curiosamente, los que están detrás de los grandes eventos antienvases son precisamente los fabricantes y vendedores de envases. Se trata de una estrategia corporativa que los americanos llaman ahora greenwashing.
¿Por qué hacen eso?, ¿por qué, camuflados de ecologistas, los fabricantes y vendedoras de productos plásticos han arrancado con fuerza esas campañas de recogida y reciclaje de sus mismos plásticos? La respuesta es sencilla: quieren mantener su negocio.
La idea es meter en nuestras cabecitas que los culpables de la suciedad somos nosotros y que con limpiar y reciclar adecuadamente sería suficiente. La culpa no es del plástico, según ellos. Lo que en gran parte es cierto. Pero la industria de fabricación y reciclaje, que son en realidad la misma cosa, está preocupada porque hay otras alternativas al reciclaje. Sí, aunque parezca increíble, hay más opciones. Nos quieren convencer de que con reducir, recoger y reciclar bastaría. Pero ni hablar de consumir menos o dejar directamente de producir y usar envases de plástico de un solo uso, buscar otros materiales o sistemas. Los fabricantes de envases y los vendedores de esos mismos envases están encantados con el actual modelo y no piensan cambiarlo.
Lo peor no es que los fabricantes quieran perpetuar su negocio, lo peor es que ahora lideran las campañas mediáticas de recogida de basura y limpieza de playas, que empezaron verdaderos ecologistas. Liderando estas campañas, los fabricantes, consiguen eliminar competidores mediáticos. Es decir, callan a todos al pasar por encima con sus grandes medios económicos. Silencian a los verdaderos movimientos ciudadanos, a las administraciones e, incluso, a los científicos. No quieren que otros tomen decisiones sobre el problema del plástico o que se encuentren soluciones que no les convengan.
Toda una industria en alza y un negocio redondo, la fabricación, recogida y reciclaje. Ya lo decía aquel famoso traficante de armas ucraniano: «El mejor negocio, en cualquier guerra, es vender balas, y poco después, vender ambulancias».