En unos meses entrarán en vigor las nuevas titulaciones deportivas. Seguirán llamándose igual; patrón de recreo, yate o capitán. Las atribuciones con respecto al tipo de embarcación y distancia a la costa tampoco se modifican. Lo que cambiará, y es una cuestión importantísima, es que se podrá cobrar por patronear una embarcación. Se trata de una auténtica revolución, más o menos silenciosa, que tal vez no provocará cambios visibles en la industria náutica a corto plazo, pero que sí cambiará todo en unos años.
Quedan por definir muchos «flecos» de estos cambios. Por el momento no sabemos si se podrá cobrar por llevar la embarcación propia o si ha de ser ajena y lista sexta, de charter. Tampoco sabemos exactamente cómo será la cuestión fiscal o contractual. Desconocemos si afectará únicamente a las banderas españolas o también a las europeas. En unos meses sabremos más, y aquí informaremos puntualmente a los lectores de Gaceta Náutica.
Ya en el interior de este mismo número, un experto explica en qué consisten técnicamente estos cambios. Aunque lo importante, la verdadera trascendencia de todo esto, no es si se podrá alejar uno de su puerto base o si podrá ser autónomo o asalariado. Eso ya se irá cambiando y ajustando. Lo fundamental de este cambio de atribuciones es que muchas actividades que se hacían hasta ahora de forma ilegal, ahora serán facturables y declarables, lo que acabará con la inseguridad jurídica de hacer contratos que no se ajustaban en realidad a la actividad realizada.
La Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN) ha luchado durante más de dos años para que la Administración cambiara el enfoque y entendiera las necesidades de la industria y la realidad del día a día. Por fin, la Dirección General de la Marina Mercante asume que debe seguir otros modelos, dado que el nuestro era verdaderamente arcaico. Toda esta cuestión es de ámbito nacional, por fortuna las titulaciones no son una cuestión autonómica, por lo que era necesaria una visión amplia y ambiciosa, como la de ANEN.
El siguiente paso es ahora buscar una homogeneización a nivel europeo para con los títulos y la formación. Nos hemos acercado al modelo británico, aunque ellos siguen teniendo ventaja con algunos títulos y formación, mucho más permisiva, abierta y flexible. Ahora, con los cambios de atribuciones deportivo-profesionales en España, por fin entramos en el buen rumbo, permitiendo que los españoles podamos por fin comer del pastel que precisamente se prepara y cuece aquí.
Tal vez en unos años la industria náutica, sobre todo en lo referente a los grandes yates, en sus tripulaciones y mantenimiento, deje de ser monopolio británico.
Con los cambios que llegan ahora, lo recreativo y lo profesional acortan distancias y se entremezclan, difuminándose convenientemente, como ha ocurrido siempre en toda Europa, y como era lógico. Hoy se abre una nueva vía laboral, sin límites. Nuestros hijos, esta regulación afecta sobre todo a los jóvenes, podrán iniciarse en esta vida como, por ejemplo, monitores de vela de verano o socorristas, para, si les gusta y sirven para ello, progresar paulatinamente en lo laboral cerca del mar, el sol y el viento.