Quería escribir un artículo sin cabreos, ni políticos, ni posidonia, tras un precioso fin de semana en la «XI Kdda de Cabrera de La Taberna del Puerto», coorganizada por Anavre, en la que homenajeamos al anterior delegado de Baleares, Philippe Jean Loubet, «Pipe», fallecido el año pasado poco después de la décima edición de este evento. Debería estar de buen humor.
Sólo debería, pues este fin de semana he visto una serie de chorradas y estupideces protagonizadas por gente supuestamente del mar, como motoras zarandeando brutalmente veleros al adelantarles, otros esquiando y haciendo eslalon con motos de agua entre barcos fondeados en Es Trenc y mucho más. Claro que ves a estos capullos porque ha llegado el verano, son los que no salen sin sol y buena mar, los que salen a fardar.
Uno se pregunta si nuestros gloriosos dirigentes marítimos aciertan exigiendo tanta medida de seguridad o promulgando decretos para proteger una planta ya protegida con el fin aparente de fastidiar a los navegantes, pues lo único que realmente prohíben es fondear, posibilitando así la privatización del mar.
Empiezas a pensar, sientes la tentación de dar la razón a las autoridades, de dejar tu actividad asociativa (cuyo premio suele ser que gente que ni siquiera ha pensado en asociarse te critique y diga lo que tendrías que hacer) y disfrutar del mar y punto. Eso me ha puesto de mal humor, por las tonterías de unos pocos casi abandono una lucha que inicié en 2009 desde Anavre.
Pero vas recordando «cosillas», como que desde abril de 2016 no se ha reparado una barandilla en el castillo de Cabrera, donde una endeble rejilla sin vigilancia cierra la terraza superior a quienes visitan ese pedazo de nuestra historia, o que nuestros progresistas dirigentes han decidido cobrar por entrar al antes gratuito Museo de Cabrera, en el que no hay casi nada, y con explicaciones sólo en español y catalán, posiblemente para que los visitantes extranjeros no se enteren de nada.
O esa patrullera abarloada en el puerto de Cabrera que empezó a calentar motores en plena noche para salir molestando con sus focos y volver a puerto una hora más tarde, tan rápido que su estela nos zarandeó a todos, además de volver a despertarnos con el ruido de los motores. Sí, esos mismos que luego te atizan una multa de 6.000 eurazos por cualquier cosa.
Añadamos un Govern que se autoriza a seguir contaminando el mar y matando la posidonia a mansalva soltando porquería por los emisarios, es decir, prorrogando por decreto y sine die la comisión de un delito medioambiental.
¿Y lo de contaminar la bahía de Palma utilizando plásticos mal quemados de Son Reus en la ampliación del muelle de Poniente? ¿Es responsable la APB, su presidente, el técnico del proyecto, la señora Armengol que nombró al Presidente o culparán al concesionario de las obras para no cargarse a ningún político?
Además, la sociedad culpa a los navegantes de matar el mar, incluso la UIB y el IMEDEA afirman que las anclas de los yates son perjudiciales para las nacras, igual piensan que se las tiramos encima y el CSIC les publica el artículo. ¿Cuál es su conclusión?, que hacen falta campos de boyas, vaya casualidad. ¿Cuál es la realidad?, que las nacras las ha masacrado una bacteria.
Por eso es misión imposible para mí escribir un artículo ligero o anecdótico, y también lo es para los burros que salen al mar a hacer el bobo hacerme desistir y convencerme de que las autoridades tienen razón.
Nota del autor: "A raíz de la publicación del artículo original y la polémica suscitada por la referencia a una embarcación supuestamente anclada ilegalmente en Cabrera, quiero hacer constar que el armador de la misma se ha puesto en contacto conmigo y me ha explicado amablemente que, efectivamente, su embarcación cuenta con un sistema de posicionamiento dinámico que le permite permanecer estacionaria sin utilizar el fondeo tradicional. Por ello, me he puesto en contacto inmediatamente con el editor de Gaceta Náutica para explicarle el error que he cometido, hemos modificado el artículo y su título eliminando toda referencia a este asunto, y pido disculpas tanto al armador como a sus acompañantes, a los vigilantes del parque de Cabrera y a cualquiera que haya podido sentirse ofendido o molesto por el contenido inicial del texto. Cuando uno se equivoca, debe reconocerlo, es de justicia."