Es seguro que muchos aficionados a la náutica se habrán tenido que rascar los ojos o pellizcarse al leer la carta que el conseller de Medio Ambiente de Baleares, Miquel Mir, ha remitido al Ministerio del Interior exigiendo la retirada urgente de la decena de pateras que, como ya informó en primicia Gaceta Náutica en su portada del mes de febrero, se encuentran varadas o amarradas en el puerto del Parque Nacional de Cabrera.
A Mir, responsable político de las defectuosas depuradoras de aguas residuales de las Islas, le preocupan mucho las fugas de aceites e hidrocarburos que estas pequeñas embarcaciones, propulsadas todas ellas por motores fueraborda de 40 CV, puedan verter a las aguas del parque, lo cual es directamente surrealista. Incluso en el muy improbable caso de que todas las pateras derramaran su carga de combustible (depósito y bidones de reserva), el impacto en el medio ambiente sería entre irrelevante y ridículo. Por no hablar de que casi toda la gasolina que es capaz de estibar uno de estos botes en el exiguo espacio que dejan libre sus 14 tripulantes ha sido consumida en la travesía desde el Norte de Africa.
Aquí solo caben dos opciones. La primera es que Mir no tiene ni idea de náutica (a pesar de que su departamento legisla en esta materia) y no sabe, por tanto, que el menor de los problemas que puede generar una patera es el de un vertido incontrolado. La segunda, y más probable, es que sí lo sabe, pero se monta esta película para desviar el foco de los verdaderos vertidos (los suyos) hacia los simplemente potenciales y en todo caso minúsculos vertidos de las pateras. ¿Por qué, si no, iba a aparecer publicada la carta de Mir a Marlaska (nada menos) en la portada del Diario de Mallorca, convenientemente filtrada? Otra cosa distinta es que una maniobra de distracción tan burda haya tenido la más remota posibilidad de surtir efecto.
Pero es que, además, el conseller demuestra una absoluta descoordinación con la autoridad portuaria de la comunidad autónoma, Ports IB, que lleva meses ocupándose del desguace de las pateras y de la subasta de los motores que se encuentran en buen estado, que son la mayoría. Mir le pide a Interior que se haga cargo de algo que ya está haciendo el Govern en cuyo consejo participa todas las semanas en su condición de titular de la cartera de Medio Ambiente. ¡Pero si hasta sabemos lo que cuesta destruir cada embarcación! Lo publicamos como noticia principal en la Gaceta Náutica de este mes, lo ilustramos con fotografías del depósito de Son Toells y le dedicamos uno de los capítulos de nuestro podcast.
Más aún: en esa misma información revelamos la situación concreta de las pateras depositadas en el puerto de Cabrera y advertimos, citando fuentes oficiales de Ports IB, que el coste de 600 euros de media por cada unidad desguazada puede triplicarse en el caso de que haya que trasladarla desde Cabrera a la isla de Mallorca. No podemos exigirle al conseller Mir que lea nuestra publicación (le iría bien hacerlo), pero sí que se comunique con sus vecinos del Ejecutivo, aunque sean de otro partido. Así se evitaría hacer ridículos espantosos como el de este fin de semana en la portada del segundo medio con mayor difusión en nuestras islas.
De la responsabilidad política de su ecoconselleria en los devastadores vertidos de aguas residuales en Palma, Sóller, Pollença, Ibiza o Formentera hablaremos en otra ocasión, quizás con motivo de su próxima comparecencia ante el pleno del Parlament.