LA TRIBUNA DE LA MAR

MIGUEL FÉLIX CHICÓN RODRÍGUEZ

Nacido en Tánger en 1960, las travesías del Estrecho de Gibraltar realizadas siendo niño le dejaron un poso que le llevó a cursar, años más tarde, estudios de capitán de la marina mercante en Palma y Barcelona. Desde 1978 hasta 1994 navegó como oficial en buques petroleros, en frigoríficos, como alférez de fragata en la Armada española y ejerció el mando de buques de pasaje, de tipo ferry y embarcaciones de alta velocidad. Fue jefe del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo en Palma desde 1996 hasta 2022.

Tonel y tonelada

El concepto actual de tonelaje no es aplicable a los buques de la época, ya que por entonces el tamaño de los barcos se expresaba en términos de su capacidad, del espacio de carga disponible bajo cubierta

Todos tenemos claro, actualmente, que la palabra tonelada es la unidad métrica de mil kilogramos, porque se da por entendido que nos referimos a la tonelada métrica. Pero esto no siempre ha sido así. Empecemos por el origen de la palabra tonelada. Parece claro que deriva de tonel. ¿Y de dónde deriva esta? Al parecer, deriva de la palabra provenzal o catalana tonell, que significa «recipiente para contener líquidos»; tonell está directamente relacionada con la palabra francesa tonne, cuyo origen es la palabra gala tonna, y el significado de tonna es «piel». Pero siempre asociamos un tonel con la madera de que está construido. Esto, que parece un contrasentido, no lo es, y la explicación es sencilla. En su origen los recipientes para guardar líquidos eran odres, fabricados de piel, mucho antes de que los toneles y las toneladas fuesen considerados como unidades de capacidad y, más tarde, de peso.

Sin embargo, una vez que conocemos el origen del tonel y de la tonelada, queda por dar alguna explicación sobre cuáles eran las medidas que se empleaban a la hora de construir las embarcaciones con las que se acometieron aventuras tales como la llegada a América, la primera vuelta al mundo, la Carrera de Indias o el Galeón de Manila. Sobre todo porque aún faltaban siglos para la llegada del sistema métrico decimal, y porque ambas palabras convivían para definir el arqueo de los buques, aunque su medida no fuese la misma. Básicamente podemos decir que, para indicar su porte, en algunas ocasiones se hablaba de toneles y en otras de toneladas.

Debemos tener en cuenta que el concepto actual de tonelaje no es aplicable a los buques de la época. Por entonces, el tamaño de los barcos se expresaba en términos de su capacidad, del espacio de carga disponible bajo cubierta. Y en cada lugar ribereño se daban los nombres en función de los cargamentos que acostumbrasen a transportar; en Levante se hablaba de salmas de trigo, en Flandes y Francia de barricas, o de sacas de lana, o de cahíces de sal. Pero llega el momento en que se empiezan a unificar criterios, sobre todo a la hora de afrontar la construcción de los barcos que formaban parte de las flotas que debían enfrentarse a tales viajes.

Según nos enseña Juan Escalante de Mendoza: «En nuestra España habemos usado y usamos este nombre toneladas, el cual modo de hablar y medir se nos quedó de los mareantes vizcaínos, de ciertos toneles que, en sus tierras y en sus naos, antiguamente acostumbraron a cargar; y así, ellos se dan a entender por toneles, y nosotros, en nuestra navegación, por toneladas». Sin embargo las medidas no eran las mismas: diez toneles vizcaínos equivalían a doce toneladas. Y como el puerto más importante de la época era Sevilla, para la tonelada se tomaron como referencia los recipientes de vino más grandes que construían los maestros toneleros del sevillano barrio de la Carretería: las pipas de veintisiete arrobas y media (443,5 litros). Una tonelada eran dos pipas de estas medidas, si bien hay escritos que señalan que estas pipas eran de veintinueve arrobas. Y aunque el tonel vizcaíno y la tonelada no fuesen exactamente la misma medida, con el paso de los años los barcos se siguieron arqueando en toneladas, cayendo en desuso el tonel vizcaíno, y unificándose la medida.

Otro cantar son las unidades de longitud utilizadas, normalmente codos. Pero en cada país y en cada lugar un codo podía medir longitudes diferentes. Se podía considerar el codo como la medida desde este hasta el extremo de la mano abierta (codo real), o hasta el puño cerrado (codo vulgar) y, por añadidura, dependiendo del país esa longitud variaba en función de la estatura de sus habitantes... Todo un ejercicio de cálculo artesanal.


«...En España (se arquean las naves) por toneladas, siendo cada tonelada el tamaño de dos pipas, o el de ocho codos cúbicos medidos con el codo real lineal de 3,3 dedos, de los que una vara castellana tiene 48, o, como más vulgarmente suele explicarse , de dos tercias de vara castellana y un treintadosavo de ellas...». José Veitia Linaje, Norte de la Contratación de las Indias.
 

Las cañoneras

Las pequeñas lanchas armadas creadas por el almirante Antonio Barceló causaron estragos en las defensas británicas en el Gran Asedio a Gibraltar

Mascarones de proa

La representación de figuras como leones, águilas, dragones y otros animales que simbolizaban la fiereza del barco y sus tripulantes era muy utilizada.

La broma

El molusco ‘teredo navalis’ podía acabar con grandes construcciones de madera, desde diques hasta cascos de barcos, y Colón y Elcano sufrieron en sus naves su destructiva acción

La pacotilla

En la Carrera de Indias y en la del Pacífico los tripulantes complementaban su buen sueldo con artículos para comerciar tanto al llegar al destino como en el regreso

Universidad de mareantes

La imagen de los marinos como un colectivo de rudos analfabetos no se corresponde con la realidad. ¿Cómo explicar, si no, el éxito en la construcción de los buques y su navegación por los océanos?

La estabilidad en los galeones

Estabilidad de un buque: propiedad que este tiene de recuperar su estado de equilibrio inicial (adrizado) cuando un elemento interno o externo (mar o viento) hace que lo pierda.

Las bombas de agotar

Las bombas de achique eran desde el comienzo de los tiempos de la navegación hasta la actualidad un elemento vital en la equipación de los barcos

La aguja de marear

Sobre el siglo XII ya se utilizaban agujas magnéticas colocadas sobre un flotador en una vasija con agua para dar los rumbos en navegaciones largas

El timón de codaste

Su invención revolucionó la navegación y realizar travesías con un mínimo de garantías. Hasta entonces los barcos se gobernaban con los remos.

Cuatro cuartas y través

Teorema de Pitágoras: En todo triángulo rectángulo, la longitud de la hipotenusa es igual a la raíz cuadrada de la suma de las áreas de los cuadrados de las respectivas longitudes de los catetos.

Los mártires de Nagasaki

Hideyoshi, unificador de Japón, condenó a una cruel muerte a 26 cristianos, 17 laicos japoneses, tres jesuitas japoneses y seis franciscanos pues temía que la evangelización fuera el paso previo a la conquista española

La seguridad a bordo

Medidas operativas, invocaciones, supersticiones y rituales se mezclaban antaño con el afán de garantizar la supervivencia frente a la furia del océano

La vida a bordo de una galera del siglo XVI

Pesca, juegos de naipes (aunque estuvieran prohibidos), representaciones teatrales, belenes y lecturas en voz alta de libros de caballerías amenizaban las duras condiciones de los marineros.

La peste de las naos

El escorbuto causó más muertes que cualquier naufragio o batalla en las travesías de las naos que se prolongaban durante meses - James Lindt encontró el remedio contra la enfermedad: la vitamina C

El Galeón de Manila

El primer tornaviaje Andrés de Urdaneta genera lo que puede considerarse la primera línea marítima regular conocida, que une tres continentes durante 250 años

El motín del San Jerónimo (y II)

Lope Martín quiere abandonar en el atolón de Ujelang a los que considera sospechosos de no apoyarle, pero las cosas no salen como pretende

El motín del San Jerónimo (I)

Es evidente que Lope Martín, piloto del San Jeróniimo acusado de deserción, no desea llegar a Filipinas y que su objetivo es dirigirse a la China para dedicarse al pirateo

El tornaviaje

La expedición de Urdaneta logra al fin establecer el Tornaviaje en 1565 y comienza así la primera línea regular conocida, el Galeón de Manila, que unió durante 250 años las costas de México y Filipinas

Las Filipinas

Ruy López de Villalobos mandó la expedición con trágico final para él en la que dio nombre a las islas del gran archipiélago asiático en honor del entonces hijo del emperador Carlos I

La guerra de las especias

Tras la muerte de Loaísa y Elcano, la figura de Andrés de Urdaneta se revela como decisiva por sus dotes de negociación con los indígenas, mientras las dinastías española y portuguesa habían pactado ya la cesión de las Molucas a la corona lusitana

La odisea del Santiago

Este patache de no más de 20 metros de eslora recorre todo el litoral pacífico americano hasta llegar a Nueva España (México)

La expedición de Loaísa

El emperador Carlos I decide armar una flota al mando de Frey García de Loaisa, formada por siete barcos y unos cuatrocientos cincuenta hombres

Juan Sebastián Elcano

Solo 18 hombres, por fin llegan a Sanlúcar el 6 de septiembre de 1522, totalmente desfallecidos, demacrados, habiendo completado la circunvalación de la Tierra

Ortodrómica

Finalmente, la Trinidad debe quedarse en las Molucas para reparar una vía de agua en la sentina y la Victoria zarpa sola para regresar a España cargada de especias surcando el Índico y bordeando las costas africanas

Magallanes

El almirante, convencido de que la Armada de las Especias es casi invencible frente a los indígenas, urde un plan para someter al jefe Celapulapu. Reúne un grupo de solo 50 hombres con él al frente para enfrentarse a 1.500 guerreros armados con lanzas de caña

El mar del Sur

Encontrado el deseado paso entre el Océano Atlántico y la Mar del Sur, Magallanes y su menguada armada de tres naos comienzan una de las más duras, largas y terribles travesías afrontadas por el ser humano

La Armada se deshace

El testimonio del piloto de la San Antonio, tras amotinarse y regresar a España, hace que se dé por perdida para siempre la Armada de las Especias y por fracasado el intento de hallar un paso que una Océano Atlántico y Mar del Sur

Motín (I)

¿Qué podía impulsar a un grupo de hombres a amotinarse contra la autoridad establecida por el rey aun a sabiendas de que el castigo era la muerte?

Primus circumdedisti me

En 2022 se cumple el quinto centenario de la primera vuelta al mundo. Así eran las naos que emprendieron la travesía y los hombres que las tripulaban.

Gente de guerra y de pluma

El cabo lombardero estaba al cargo de las culebrinas, falconetes y pedreros, mientras que los arcabuces y resto de armas eran responsabilidad del mayordomo de artillería.

Gente de cabo

Contramaestres, barberos, carpinteros de ribera, calafates, remolares, boteros, proeles, timoneros y alguaciles eran algunos de los especialistas que poblaban las tripulaciones de antaño

La chusma

La RAE la define, en su primera acepción, como «conjunto de galeotes que servían en las galeras reales». Así era la vida a bordo de aquellas embarcaciones.

El Ponent

Cada puesta de sol era admirada, pero no era capaz de ver el rayo verde. Tampoco es que tuviese mayor importancia, pero es cierto que me generaba dudas hasta de su existencia

El Llebeig

El viento del sudoeste para los helenos, uno de los Anemoi Menores, estaba representado en la Torre de los Vientos de la Acrópolis ateniense como un joven alado, sin barba, que controla el timón de un barco.

El Migjorn

En la Torre de los Vientos de la Acrópolis los helenos llamaban al viento del sur Notos, el portador de la lluvia

El Xaloc

El amanecer de Sirius por el sureste, por el xaloc, ya era muy celebrado por los egipcios, que la consideraban el Ojo del Cielo.

El Gregal

Tenemos que considerar su origen latino y situarnos en un punto imaginario central del Mare Nostrum: es el viento que sopla desde Grecia

La Tramontana

El único viento con nombre femenino, que deriva del latín transmontanus, de más allá de las montañas, ya sean los Alpes o los Pirineos

La rosa de los vientos

Su invención se atribuye al mallorquín Raymundus Llullius (Ramón Llull), quien se basó en trabajos descritos en el Libro II de Geografía Física, de Plinio El Viejo

‘Navigare necesse est’

Ahora que estamos capeando un duro temporal seamos, más que nunca, consecuentes con ello y naveguemos con determinación para arribar todos a buen puerto. Es hora de navegar, es necesario.