El Petrel, escorado, ayer en los muelles de Leith, en Edimburgo.
Treinta y cinco heridos, algunos de ellos con lesiones graves, es el resultado del accidente sufrido ayer por la mañana por el buque de investigación Petrel, varado en dique seco en el muelle de Leith, al noroeste de Edimburgo, en Escocia.
El buque sufrió una escora a estribor de unos 45 grados sobre las ocho de la mañana ocasionada según las primeras hipotesis por los fuertes vientos que azotaban en ese momento la zona, que sobrepasaban los 60 kilómetros por hora, aunque no se descartan otras posibilidades. 23 de los heridos necesitaron traslado al hospital mientras que 12 fueron atendidos por los equipos sanitarios en el lugar de los hechos.
El Petrel es un buque de investigación submarina de 30.000 toneladas y 76 metros de eslora que compró el Comando de Ingeniería de la US Navy hace solo unos meses, en octubre de 2022. Fue botado en Noruega en 2003, pero su edad de oro y el motivo por el que este buque era conocido en todo el mundo fue por ser el barco que el cofundador de Microsoft Paul Allen dedicó entre 2016 y 2020 al rastreo y localización a grandes profundidades de multitud de pecios históricos, la mayor parte de ellos de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico.
El objetivo de Allen era honrar y reconocer a los fallecidos en multitud de naufragios históricos tanto en el bando estadounidense como en el japonés. Sin embargo, el magnate marcó unas líneas muy claras en cuanto a que sus descubrimientos fueran considerados tumbas de guerra, por lo que su localización permaneció secreta y conocida solo por los gobiernos nacionales y los museos históricos. Entre su equipamiento de última generación, el Petrel contaba con un vehículo submarino de control remoto que podía sumergirse hasta a 6.000 metros de profundidad.
Probablemente uno de los mayores logros de Allen y el equipo de investigación del Petrel fue la localización en 2017 de los restos del USS Indianapolis a 5,5 kilómetros de profundidad en el Mar de Filipinas. Este buque, que transportó en su última operación la primera bomba atómica de Hiroshima, fue la última unidad de superficie estadounidense hundida en la Segunda Guerra Mundial. Aquí puedes leer la trágica historia de su naufragio, en el que gran parte de la tripulación fue devorada por los tiburones tras permanecer cinco días en el agua esperando rescate.