El Servicio de Guardacostas de los EE.UU. publica anualmente un exhaustivo informe estadístico sobre los accidentes producidos en la navegación de recreo en aquel país.
No ocurre lo mismo en España. Aquí no disponemos de esos datos. Ante la ausencia en nuestro país de estudios estadísticos parecidos, las cifras del citado informe pueden ser de utilidad.
La composición relativa de las flotas estadounidense y española, las tendencias en cuanto a popularidad creciente de la actividad náutica, así como la diversidad de sus escenarios geográficos de actuación presentan bastantes similitudes. La única excepción evidente es el tamaño de las flotas recreativas de ambos países.
Llama la atención, en primer lugar, la afirmación de que, al menos en EE.UU, la pandemia no parece haber frenado, sino al contrario, la actividad náutica, como indican el incremento en las ventas de embarcaciones, las pólizas de seguro suscritas, las reclamaciones por accidentes y las peticiones de auxilio en la mar.
Este aumento de actividad ha supuesto a su vez un incremento de aproximadamente un 26% en el número de accidentes con respecto a 2019. Sería interesante comprobar si en nuestras aguas la tendencia ha sido o no parecida…
Entre las causas principales de accidentes que el informe identifica ocupan los primeros lugares la falta de atención por parte de los patrones, su falta de experiencia, la insuficiente vigilancia exterior, el exceso de velocidad en lugares conflictivos (como entradas de puertos) y los fallos mecánicos.
Pero, sobre todo y solapándose con las anteriores, hay dos causas que destacan y que son, por un lado, el consumo excesivo de alcohol y, por otro, el negligente uso de los chalecos salvavidas.
En efecto, del total de accidentes mortales registrados, el 18% se atribuye al alcohol y del total de fallecidos por caída al agua, el 86% no llevaba puesto el chaleco salvavidas.
Es interesante comprobar el tipo de embarcaciones que han sufrido mayor número de accidentes, destacando entre ellas las lanchas de motor no cabinadas (50%), seguidas por lo que se engloba en la categoría de “artefactos flotantes personales”, como son las motos de agua, las tablas, las piraguas y elementos flotantes no propulsados, en total un 25%.
También es reseñable que navegar a vela parece lo más seguro, pues los accidentes en embarcaciones exclusivamente a vela han sido solo un 1% del total (4% en las que combinan vela y motor).
En mi opinión, la poca siniestralidad de los barcos a vela se debe al mayor nivel general de conocimientos necesarios para este tipo de navegación, la menor velocidad de las embarcaciones y su mejor capacidad de respuesta a condiciones de mal tiempo, entre otros factores.
Teniendo en cuenta estos datos y, sin olvidar que se refieren a otro país, pueden extrapolarse unas cuantas conclusiones y algunas recomendaciones:
- Debemos ser conscientes de la vulnerabilidad de las tablas o de las embarcaciones a remo, especialmente en espacios congestionados.
- Al igual que en tierra, el consumo de alcohol no es recomendable.
- Insistir hasta el hartazgo en que es conveniente llevar puesto el chaleco salvavidas parece cansino pero los números demuestran la peligrosidad de ignorar este consejo.
- Por último, el propio informe estadounidense insiste en la importancia de que quien deba salir a la mar, y especialmente los patrones, tengan, además de un título, una buena formación náutica y conciencia de lo que significa seguridad a bordo y la responsabilidad que les incumbe.