Así izó sus velas el Museu Marítim de Mallorca

El director gerente de la entidad hace balance de los dos años desde su recuperación y sus planes de futuro tras la incorporación del centro expositivo del Port de Sóller

Pailebot, Miguel Caldentey. Imágen de acuarela cedida por Associació França a la Vall de Sóller.

Me gusta decir que Mallorca es como es gracias al mar. Como comunidad, y como isla, necesitamos conocer cuál ha sido y cuál es nuestra relación con él para explicarnos como territorio, ya que sin entender este vínculo no podemos afrontar ni los retos del presente ni vislumbrar los del futuro. La tarea es urgente: primero, porque en los últimos 40 años ha desaparecido una parte importante del patrimonio marítimo y segundo, porque nuestra identidad se erosiona con cada «llaüt», arte menor o saber que se pierde.

Con este propósito el Consorci Museu Marítim de Mallorca izó velas el 4 de enero de 2018, después de llevar cuarenta años dormido. En julio del mismo año asumí la dirección con un proyecto que previamente había presentado a concurso público. ¿Pero cuál es ese proyecto en el que confía el equipo y que estamos llevado a cabo? 

Principalmente se alinea con la propuesta de la nueva definición de museo en la que está trabajando el ICOM:

«Los museos son espacios democratizadores, inclusivos y polifónicos para el diálogo crítico sobre los pasados y los futuros. Reconociendo y abordando los conflictos y desafíos del presente, custodian artefactos y especímenes para la sociedad, salvaguardan memorias diversas para las generaciones futuras, y garantizan la igualdad de derechos y la igualdad de acceso al patrimonio para todos los pueblos. Los museos no tienen ánimo de lucro. Son participativos y transparentes, y trabajan en colaboración activa con y para diversas comunidades a fin de coleccionar, preservar, investigar, interpretar, exponer, y ampliar las comprensiones del mundo, con el propósito de contribuir a la dignidad humana y a la justicia social, a la igualdad mundial y al bienestar planetario».

Mi perfil está ligado al mundo de los museos e instituciones culturales, y en concreto con los «Museos de Sociedad» y la utilidad que estos han de tener, en este caso para los mallorquines y las mallorquinas. Siempre he defendido que un museo y el conocimiento que alberga tienen que ser una herramienta capaz de interpelar a la ciudadanía y generar dinámicas de crecimiento y colaboración.

Esta filosofía es con la que el Museo Marítimo de Mallorca inició un proceso participativo a lo largo de noviembre de 2018: queríamos construir un museo de forma diferente, un museo desde la base, social. El proceso giró alrededor de dos ejes: «La Xarxa dels desitjos» y las «Jornades d’estudis de la mar». La primera era una instalación itinerante, donde se recogieron los anhelos de la ciudadanía en relación al museo. Paralelamente hicimos diversas reuniones con agentes que en su día a día luchan por la salvaguarda del patrimonio marítimo. Unos encuentros a partir de los cuales se organizaron las primeras –este año hemos celebrado las segundas– «Jornades d’estudis de la Mar».

La finalidad de estas dos acciones era contrastar el proyecto presentado por mí e incorporar nuevos ítems para la musealización de Ses Voltes, la sede principal del actual Museo Marítimo de Mallorca. Empezando a cumplir con ello, de esta forma, el sueño de un museo participativo y social.

Paralelamente a este trabajo, y desde marzo de 2019 hemos recuperado el «Museu de la Mar» del Port de Sóller, cerrado desde el año 2012. Para los que no conozcan este museo, se trata de un espacio situado en el oratorio de Santa Caterina. Está centrado en tres ejes, relacionados con la Vall y el Port de Sóller: los mestres d’aixa, los pescadores y los comerciantes. Sóller, como Mallorca, no se puede explicar sin tener en cuenta su relación con el mar.

Recuperando el patrimonio desaparecido

Fruto del trabajo participativo y de la necesidad de recuperar la memoria oral que nos traslada una y otra vez la comunidad marítima, el Museo Marítimo de Mallorca ha abierto una línea de investigación en este sentido. Consiste en un trabajo de campo entorno a diferentes comunidades marítimas de Mallorca y finalizará con la generación de un espacio de memoria, que en una primera fase se visualizará en el museo de Sóller, y en una segunda fase en la «Sala de les barques» de Ses Voltes, en Palma.

Otra línea de trabajo que estamos siguiendo es el estudio de la colección del antiguo «Museo Marítimo de Baleares», y de otras colecciones sensibles a ser incorporadas a los espacios expositivos de Ses Voltes. Estamos encontrando piezas que llevaban años desaparecidas, que esconden historias increíbles, sobre las que se está llevando a cabo un trabajo casi detectivesco.

Seguimos construyendo

En paralelo a estas dos líneas de investigación, en febrero de 2020 se aprobó, en Junta Rectora, el plan director del «Consorci Museu Marítim de Mallorca», con el objetivo de trazar las líneas de actuación del museo en los próximos cuatro años. Un plan de trabajo imprescindible para poder construir la nueva sede del «Museu Marítim de Mallorca». Por fin la comunidad podrá tener un espacio frente al mar que hable de quienes somos como sociedad.

Este trabajo se está incorporando al proyecto «El Mar es mi Tierra», que se está proyectando para la zona de Astilleros de Mallorca, sin olvidar la vocación territorial del museo, que ha de recoger las diferentes expresiones marítimas que se han producido en toda nuestra costa.

Para finalizar, estamos trabajando con la comunidad educativa para que su voz también sea incorporada al museo. Hemos abierto un trabajo de mediación para generar el espacio pedagógico de Ses Voltes. En este proyecto están participando diferentes institutos de Palma, con jóvenes a los que queremos interpelar.

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*Albert Forés i Gómez  es director gerente del Museu Marítim de Mallorca / Consorci Museu Marítim de Mallorca

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