El CEO de Astilleros Mallorca, Diego Colón de Carvajal, en la inauguración de la exposición ayer en La Misericordia.
Una de las poco habituales muestras de comunión entre empresa e instituciones con un objetivo tan importante en este caso como la conservación de nuestro patrimonio histórico.
Ayer por la tarde se inauguró en la sala de exposiciones del Centro Cultural La Misericordia la muestra Astilleros de Mallorca. 80 años de historia 1942-2022 que retrata casi un siglo de vida de Astilleros de Mallorca, un paseo por la evolución de la industria náutica en Baleares durante el siglo pasado. Esta recopilación de historia náutica ha sido posible gracias a la colaboración entre la empresa y el Arxiu del So i de la Imatge del Consell de Mallorca. La muestra permanecerá abierta al público hasta el 31 de enero.
Astilleros de Mallorca ha recopilado más de 6.000 imágenes que recogen su historia desde el origen con el antiguo Astilleros Palma hasta la actualidad. Todo ese archivo ha sido ahora cedido por la empresa para su conservación al Consell y en la muestra de La Misericordia podemos disfrutar de una selección de todo el material recogido con paneles explicativos que nos permiten comprender la relevancia de la construcción náutica en Palma en particular y en Baleares en general.
Son imágenes que recogen los 80 últimos años de historia de construcción y reparación náutica en Baleares y retratan también la evolución del sector. La originaria Astilleros Palma fue creada en 1942. Finalmente, en 1969 surgió Astilleros Mallorca tras la fusión de Astilleros Palma, Astilleros Ballester y Naviera Mallorquina.
Diego Colón de Carvajal, CEO de Astilleros Mallorca, destacó durante la inauguración de la muestra el hecho de que, en algunas ocasiones, tres generaciones de la misma familia, han trabajado en la empresa, fundiendo la historia de Astilleros de Mallorca con sus vidas: “Lo importante son las personas que hay detrás de estos 80 años de historia”, recalcó.
La muestra incluye obras de fotógrafos de primer orden de la época como Josep Truyol, Enric Haussman o Josep Planas, que acudían continuamente a retratar aquellos barcos que parecían surgir de la nada.
La vicepresidenta primera y consellera de Cultura, Patrimonio y Política Lingüística del Consell de Mallorca, Bel Busquets, quiso destacar también la vertiente humana de la actividad de Astilleros de Mallorca y la relevancia de la actividad del sector: “Esta muestra nos permite descubrir la relevancia social de la actividad de esta empresa y contemplar cómo fue evolucionando hasta centrar su actividad en la náutica recreativa, que se ha convertido en un eje del modelo económico al que se orienta nuestra economía”.
La exposición sobre los 80 años de vida de Astilleros de Mallorca recoge detalles tan curiosos como los primeros trabajos en los años 40 con barcos aún de madera y cómo se fue evolucionando hacia el metal como materia prima. En sus orígenes el astillero estaba ubicado en la cantera de El Terreno, que hoy ocupan los jardines de sa Quarentena. Pocos años después, en los años cincuenta, esta circunstancia obligó a instalar un puente giratorio en el Paseo Marítimo para dar salida o entrada a los barcos desde el astillero por sus botaduras o varadas, interrumpiendo la circulación de coches. Por aquel entonces no había demasiado tráfico, pero esta circunstancia no tardó en cambiar y fue uno de los factores que promovió la mundanza de las instalaciones de la empresa a su ubicación actual en el Contramoll del puerto de Palma.
Una de las claves que nos permite descubrir esta exposición es la evolución de la industria náutica en Baleares y, se podría decir, en Europa. En su origen el astillero construía grandes barcos, incluso naves para la Armada, pesqueros, mercantes... Sin embargo, tras la entrada en el tablero de la construcción náutica del gigante asiático, este sector fue perdiendo poder. Los ochenta fueron años de gran crisis en los astilleros europeos. Solo había una opción: adaptarse o morir. Fue entonces cuando Astilleros Mallorca reorientó su actividad hacia la náutica recreativa y la reparación y transformación de yates. Ejemplos destacados de algunas unidades que surgieron del astillero a lo largo de su historia son, entre otros muchos, el Cala Deiá (1969) con 808 toneladas, los butaneros Ramón Biosca (1969) y Butaonce (1985), el barco más grande construido por la empresa con 10.000 toneladas, y el barco-hospital Esperanza de Mar (1980).
La empresa ha mostrado durante estos 80 años de historia una gran capacidad para reinventarse y adaptarse a los cambios en el sector reorientando su actividad. Inmersos en pleno siglo XXI afrontan el futuro con la perspectiva de seguir sumando y aportando su granito de arena a la sociedad y a la economía.
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