El ferry eléctrico que botó esta semana Baleària no dispondrá de infraestructura portuaria para cargar sus baterías.
¿Existe una alternativa de energía limpia para el transporte marítimo? El pasado 13 de septiembre se presentó en Palma el primer Informe anual del Comité d’Experts per a la Transició Energètica i el Canvi Climàtic de les Illes Balears. Una de sus conclusiones, la referida al transporte marítimo, no podía ser más desoladora: «hasta el momento no hay alternativa real de uso de energías renovables en el transporte marítimo», según explicaba el presidente del comité, Pau Vílchez. La única alternativa para reducir emisiones en este vital apartado, añadía el informe, es reducir el flujo de visitantes por vía marítima a Baleares.
¿Es esto realmente así? No. Existen alternativas ya desarrolladas y en aplicación de ferrys híbridos enchufables, que permiten cubrir tanto la estancia en puerto como las primeras millas de la ruta de la salida con cero emisiones. En Japón ya existen unidades que funcionan con motores duales de diesel e hidrógeno. Sin embargo, en Baleares no existen infraestructuras portuarias capaces de suministrar esa energía limpia a los barcos. De hecho, se da la paradoja de que pronto entrará en servicio el Cap de Barbaria de Baleària, el primer ferry eléctrico de España, que unirá Ibiza con Formentera. Sin embargo, como no hay posibilidad de carga eléctrica en ninguno de los dos puertos de la ruta, el barco equipa una planta diésel para alimentar sus baterías eléctricas.
El comité balear de expertos sobre el cambio climático no ha consultado para realizar su informe ni una sola vez a la delegación balear del Colegio Oficial de Ingenieros Navales y Oceánicos, según nos confirma su vicedecano, Rafael Velasco. Velasco es ingeniero naval y oceánico colegiado y está registrado como experto en buques Ro-pax (de pasaje de transbordo rodado), buques de pasaje, cruceros y terminales portuarias.
Para Velasco el problema de la transición energética en el transporte marítimo «no es que no se alcance el objetivo final, sino que no se ha dado ni uno solo de los pasos intermedios necesarios y ya acumulamos mucho retraso». Según sus datos, por parte de la administración estatal y autonómica en Baleares, se ha dejado pasar importantes convocatorias de subvenciones europeas destinadas a este fin sin presentar un solo proyecto.
«Por toda Europa ya hay iniciativas y cada vez más puertos verdes, principalmente por el norte de Europa, con fortísimas inversiones públicas. Lo que dicen que no es posible, lleva ya años diseñado y descartado por las navieras. Los ingenieros no logramos animar a nuestros clientes por las trabas y poca o ninguna ayuda institucional», asevera Velasco.
El proceso, según sugiere, podría abordarse empezando por tres pasos estratégicos: electrificar los puertos para ofrecer una conexión eléctrica completa a los barcos, impulsar los buques híbridos enchufables y, por ejemplo, transformar toda la flota de golondrinas en buques de cero emisiones.
Sin embargo, según detalla el vicedecano de los ingenieros navales en las Islas: «estos avances no pueden ser a fecha de hoy aprovechados en Baleares porque en nuestros puertos no disponemos de suministro de hidrógeno, ni de conexiones eléctricas más allá de meras experiencias piloto. La solución y respuesta debe ser conjunta entre los puertos y los operadores a la vez con fuertes inversiones de ambos, especialmente por parte de los puertos de gestión pública».
«Los puertos de Palma y de Alcúdia en Mallorca, como sus bahías, por ejemplo, podrían ser unas áreas de cero emisiones en cuanto al tráfico marítimo comercial de ferrys; además de ser un puerto verde de cero emisiones, como podrían ser los de Baleares en todos los cruceros turísticos, ferrys, golondrinas y megayates amarrados» añade Velasco, que, además, se lamenta de que no se aproveche la experiencia balear en los desarrollos tecnológicos implementados relacionados con la reducción de emisiones y mejora en la eficiencia energética de los buques.
Soluciones improvisadas y peligrosas
Rafael Velasco denuncia la demagogia que suele acompañar al supuesto discurso proambiental oficial: «No se puede sugerir que la solución a la emisión de gases contaminantes en el transporte marítimo sea una reducción de pasajeros cuando Baleares, como archipiélago, depende totalmente de los suministros que nos llegan desde la Península. Es la carga y no el pasaje el peso fundamental en todas las rutas marítimas que llegan a Baleares. Si se reducen rutas, frecuencias o capacidades, no habrá mercancías suficientes para abastecer a la población». Sin embargo, el vicedecano de los ingenieros navales se queja de que nadie se ha preocupado de medir las emisiones contaminantes de los aviones, cuando resulta evidente que pasan muchos más por Baleares que grandes barcos.