
El ‘Felicity Ace’ ardió durante dos semanas antes de hundirse a 400 kilómetros de las Azores.
El 1 de marzo se hundía en aguas cercanas a las Islas Azores el carguero Felicity Ace tras soportar un incendio de dos semanas en sus bodegas que cargaban cerca de 4.000 vehículos. Las baterías de ion-litio de los coches eléctricos e híbridos que iban a bordo pudieron ser el origen o al menos el motivo de que las llamas no se pudieran sofocar. La naviera propietaria del barco, la japonesa Mitsui OSK Lines (MOL), sufrió pérdidas estimadas de 500 millones de euros. Después del incidente ha introducido una cláusula que prohíbe el transporte de modelos cero emisiones de segunda mano en sus buques.
¿Es más fácil que sufra un incendio un coche eléctrico que un vehículo con motor de combustión? La respuesta, según los estudios disponibles, es que no, con la precisión de que un coche híbrido aúna en un solo vehículo el doble riesgo combinado de los combustibles derivados del petróleo y las baterías de ión litio.
Sin embargo, lo que es indudable es que los incendios con implicación de baterías de vehículos eléctricos son mucho más difíciles de sofocar que las llamas originadas por gasolinas y gasóleos y suponen además el riesgo de reactivarse días o incluso semanas después. Los motivos que pueden llevar a una batería de ión litio a provocar un incendio, como consecuencia de lo que se ha denominado como ‘fuga térmica’ son: una temperatura ambiente muy alta, como puede ocurrir si hay fuego en su entorno, un golpe que deforme la estructura de la batería comprometiendo su correcto funcionamiento, un factor posible si el vehículo no está bien anclado e inmovilizado en la bodega, que la batería haya cumplido su ciclo vital y pierda capacidad, un cortocircuito o un problema en el proceso de recarga.
La pregunta a la que hemos buscado respuesta ante esta nueva realidad es: ¿Ha adoptado la administración medidas específicas en el transporte marítimo para prevenir incendios en este tipo de vehículos? La Dirección General de Marina Mercante nos derivó al Ministerio de Industria. Desde allí, nos remitieron al Código IMDG, el código internacional de transporte de mercancías peligrosas, en el que básicamente se recoge que los coches eléctricos certificados no son considerados mercancía peligrosa, a no ser que se detecte alguna incidencia técnica. Hablando claro: no hay ninguna normativa específica para el transporte en barco o la prevención de incendios originados por vehículos eléctricos.
El del Felicity Ace ha sido probablemente el incidente más grave, pero no el único relacionado con incendios en barcos de coches híbridos o eléctricos. Un informe de este año de la aseguradora alemana Allianz reconoce el creciente impacto de los vehículos con baterías de litio en la seguridad marítima. El informe afirma que las pruebas han demostrado que los habituales sistemas antiincendios rociadores de agua que se activan al detectar llamas no bastan para sofocar un incendio de este tipo. Allianz afirma que esta nueva realidad debería llevar a afrontar cambios en el diseño de los barcos, los sistemas detectores y de extinción de incendios, los procedimientos de carga y la formación del personal de las navieras. El responsable marítimo de la aseguradora en el Reino Unido, Chris Turberville, apremia: “Estos problemas deben ser abordados con carácter de urgencia”.
El paso siguiente era consultar a las principales navieras que operan las rutas de Baleares con la Península. Baleària afirma que ya ha implementado medidas preventivas, formando al personal en la extinción de incendios de vehículos eléctricos. Según la naviera “nuestros barcos ya incorporan medios de detección y contra incendios y también se han instalado cámaras de infrarrojos para controlar la temperatura de las baterías y mantas ignífugas para recubrir el vehículo en caso de peligro”. Por su parte, Trasmed, del Grupo Grimaldi, a través de su director comercial Miguel Pardo, reconoce la preocupación en el sector tras el incidente del Felicity Ace En su opinión, “la normativa debe evolucionar para adaptarse a este cambio y nosotros incorporaremos a nuestros buques todas las mejoras que impongan o propongan los organismos reguladores, pues la seguridad es un compromiso ineludible de la compañía”. La tercera de las principales navieras que cubren las rutas entre Península y Baleares, la italiana GNV, no ha respondido a nuestros requerimientos informativos, por lo que no podemos saber si le preocupa o ha tomado alguna medida preventiva para afrontar este problema directamente relacionado con la seguridad del pasaje y la carga que transporta.