Instalaciones de Calanova, el puerto cuya concesión ha llebado a Delgado al banquillo.
Carlos Delgado, conseller de Turismo del Govern balear durante la legislatura de José Ramón Bauzá (PP), ha defendido hoy su papel en el conocido como caso Calanova, donde se le acusa de irregularidades en la privatización de dicho puerto. Durante su intervención en la primera jornada de la vista oral celebrada en la Audiencia Provincial de Palma, Delgado, para quien la Fiscalía reclama una condena de un año y nueve meses de prisión, ha argumentado que la revisión de las solvencias técnicas no era parte de sus funciones: «Yo estaba a otro nivel». Según su versión, el proceso de adjudicación fue gestionado por el secretario general de la Conselleria, Joaquín Legaza, quien también está acusado.
El principal acusado en el caso Calanova ha arremetido contra una testigo clave, tildándola de «mentirosa» repetidamente, y ha criticado la inacción de la Abogacía de la Comunitat durante la adjudicación: «No dijo ni pío».
La acusación sostiene que Delgado favoreció a Carlos Gelabert, su socio en un despacho de abogados, permitiéndole obtener 700.000 euros en el proceso de privatización. Delgado niega cualquier favoritismo y asegura que en 2013, cuando ocurrieron los hechos, su relación con Gelabert era estrictamente profesional, limitada a que lo representara en una demanda de divorcio. Según Delgado, su vínculo personal se reduce a ser «muy buenos compañeros» actualmente, pero no amigos.
En su defensa, el exconseller popular insistió en que las decisiones técnicas del proceso fueron lideradas por Joaquín Legaza, en quien confiaba plenamente: «Ponía la mano en el fuego por él porque su objetivo era velar por mi seguridad jurídica. Yo dormía tranquilo». Explicó que su papel se limitó a dar directrices políticas y justificó la privatización como una medida económica necesaria, optando por Calanova debido a su déficit y a la morosidad de muchos amarristas, entre ellos, figuras influyentes como jueces. Delgado expresó su preferencia por un proceso de subasta para evitar problemas: «No quería follones y mira dónde estoy».
Finalmente, el fiscal cuestionó a Delgado por haber grabado a una testigo del caso, ex pareja de Gelabert. Admitió haber registrado una conversación telefónica durante un trayecto en coche, y que él mismo aportó esa grabación al caso. Previamente a su declaración, el tribunal desestimó varias cuestiones preliminares planteadas por las defensas, incluyendo posibles irregularidades en los plazos de instrucción y una supuesta falta de jurisdicción. La Audiencia rechazó todas estas alegaciones.