El Rosendo, momentos antes de sufrir la vía de agua en la regata Illes Balears Clàssics. Foto: Nico Martínez.
“Ahora toca recuperarlo”. Eduardo Jardón, armador del velero clásico Rosendo, que ayer estuvo a punto de irse a pique durante la segunda jornada de la Illes Balears Clàssics, se ha levantado pronto esta mañana para dirigirse al varadero Audax Marina, en el puerto de Palma, y evaluar los daños en la embarcación. “Son importantes, sobre todo en el interior, pero lo que cuenta es que hemos podido salvar el barco”, asegura.
Jardón sospecha que la avería se produjo por la cesión de unos tablones del casco. “Estaba entrando más agua de la que podíamos achicar. La situación se complicó cuando se inundó la bomba y quedó inutilizada", explica el armador del Rosendo, que en ningún momento temió por la integridad de su tripulación: “Los veleros Meermin y Bakea, que en ese momento navegaban a nuestro lado, nos dieron cobertura junto al personal de la organización. Nos remolcó a puerto la lancha del comité de regatas. Una neumática de marinería del Real Club Náiutico de Palma nos ayudó a llegar al foso del varadero. Estamos muy agradecidos a todos ellos”.
El Rosendo fue izado en el travelift de Audax Marina y al momento empezó a evacuar una gran cantidad de agua por las juntas del casco.
Aunque los desperfectos son considerables, Jardón está convencido de que la embarcación, construida en 1950 por el mestre d’aixa Pau Ferrer en su taller del barrio palmesano de Santa Catalina, volverá a navegar. Se trata de una de las piezas más valiosas en activo del patrimonio naval mallorquín, representativa de la fabricación de embarcaciones destinadas desde su concepción a la náutica de recreo.