El Argonaut ardió en septiembre del año pasado en su amarre del RCN Palma.
El caso del catamarán siniestrado en el Real Club Náutico de Palma el pasado septiembre ya está resuelto. Los peritos han confirmado que el incendio se debió a causas fortuitas –por un fallo eléctrico en la carga de las baterías– y la compañía Generali ha acordado indemnizar al propietario de la embarcación en más de un millón y medio de euros.
José Fco. Baeza, director de Grupo Baeza y representante de Generali en Mallorca, ha confirmado que se trata del siniestro más importante que ha tenido que afrontar la compañía en los últimos 25 años en el ramo de embarcaciones. A pesar de ello, la tramitación ha sido muy rápida: «En menos de tres días el barco estaba en el varadero y a principios de noviembre ya disponíamos de una primera valoración del expediente. La indemnización se ha cerrado esta semana (final de enero) y el cliente ha quedado muy satisfecho».
El incendio del catamarán Argonaut, de 50 pies de eslora y construido en fibra de carbono, se produjo en la madrugada del 13 de septiembre en su amarre del Real Club Náutico de Palma. El equipo de marinería del puerto consiguió aislar la embarcación, retirando las naves que tenía a ambos lados. El fuego se dio por extinguido a primera hora de la mañana, tras sufrir un rebrote durante la noche. No se registraron heridos, ya que el velero se encontraba desocupado (su dueño estaba en el extranjero). La embarcación quedo reducida a un amasijo de fibra carbonizada.
Los restos del catamarán fueron reflotados con éxito el 16 de septiembre gracias a una complicada y espectacular operación que se prolongó desde las 09.00 hasta las 16.00 horas y en la que participaron de manera coordinada operarios de la empresa contratada por la aseguradora y personal de marinería del Real Club Náutico de Palma (RCNP).
El catamarán se encontraba semihundido en el pantalán exterior del RCNP. El reflotamiento se llevó a cabo mediante la colocación de varios globos de aire comprimido en su estructura.
Remolque
En cuanto el catamarán alcanzó un nivel óptimo de flotabilidad, con una distancia de más de un metro y medio entre su parte más baja y el fondo marino del puerto, fue remolcado hasta el foso del astillero Audax Marina, ubicado junto al edificio social del RCNP.
La primera parte del remolque corrió a cargo de una gabarra, pero en el tramo final, debido a lo angosto del canal, se optó por el uso de embarcaciones del equipo de marinería y buceo del RCNP. Esta parte de la operación fue, sin duda, la más «delicada y compleja», según explicó en su momento Eduardo Florit, contramaestre del club que estuvo al frente de la coordinación de los equipos.
Ya en el astillero, los restos del barco fueron izados con el travellift de Audax Marina y quedaron depositados en la explanada a la espera del trabajo de peritos e investigadores de incendios contratados por Generali. Una vez aclaradas éstas, se autorizó el desguace de la nave.