El desguace de pateras cuesta más de 100.000 euros públicos

En 2021 llegaron a las costas de Baleares 164 pateras y Ports IB calcula que el coste de su traslado y desballestamiento es como mínimo de 600 euros cada una

El mes pasado se procedió al desballestamiento de pateras almacenadas en Son Tous. Fotografía: Ports IB

2021 ha sido el año de la eclosión en la llegada de pateras a Baleares. Las rutas de las redes mafiosas del tráfico ilegal de personas parecen haberse decidido por el archipiélago como punto de destino para parte de las embarcaciones que llenan de personas desesperadas por buscar un futuro mejor en un incierto viaje que normalmente parte de las playas de Argelia. Las cifras oficiales facilitadas por Delegación de Gobierno contabilizan la llegada en 2021 de 164 pateras a Baleares con un total de 2402 inmigrantes. Solo en el primer mes de 2022 se ha registrado la entrada de 14 embarcaciones con 206 ocupantes.

Es un problema social grave al que se añade desde la perspectiva puramente náutica un interrogante añadido del que hasta ahora nadie se había ocupado: ¿Qué pasa con las pateras cuando quedan abandonadas en las costas de Baleares? ¿Cuánto cuesta al erario público deshacerse de estas embarcaciones que no pueden ser reaprovechadas aquí por sus precarias condiciones? 

El proceso de traslado desde puerto y desballestamiento de las barcas necesita previamente haber completado el trámite de declaración de abandono de la patera, un largo proceso administrativo que dura aproximadamente seis meses. El coste en el caso más sencillo de traslados y desballestamiento de la patera suele suponer según Ports IB un dispendio de unos 600 euros por cada barca. En el caso las pateras varadas en Cabrera, el coste se dispara pues hay que añadir el traslado en barco desde esta isla a Mallorca para retomar el proceso habitual de posterior transporte y almacenamiento en Son Tous. En este caso el precio puede ser casi el triple de lo habitual


98.400 euros para sufragar los gastos

La cifra resultante, calculada de manera sencilla multiplicando el número de pateras llegadas el año pasado, 164, por el coste mínimo de 600 euros por el proceso para deshacerse de ellas da una cifra de 98.400 euros, que superaría fácilmente los cien mil teniendo en cuenta los costes añadidos de las pateras varadas en Cabrera.

El director general de Ports i Aeroports del Govern, Xavier Ramis, explica que el tema «no es competencia de Ports IB, pero hemos decidido dar un paso adelante y hemos cogido las riendas de esta problemática, siempre trabajando en colaboración con Delegación de Gobierno y Guardia Civil». 

Ahora mismo, concreta la directora gerente de Ports IB, Cristina Barahona, «el 27 de enero fue el primer traslado desde Son Tous para desballestar un grupo de 13 pateras, procedentes de Portocolom y la Colònia de Sant Jordi;  otras 50 ya están en trámite de declaración de abandono, y otras 20 están pendientes de comenzar este proceso administrativo que son las últimas que han llegado durante los meses de diciembre y enero, buena parte de las cuáles están en Cabrera».

El coste para trasladar y desballestar pateras desde Cabrera triplica el de las pateras llegada a Mallorca.

Debemos tener en cuenta que la mayor parte de estas embarcaciones llegan a la costa en cualquier playa o zona en la que puedan desembarcar. En otras ocasiones son interceptadas por buques de la Guardia Civil o Salvamento Marítimo que rescatan a los ocupantes. En cualquiera de los dos casos las pateras son después remolcadas normalmente por Salvamento o por la Benemérita hasta un puerto y allí surge el problema de qué hacer con ellas.

En cuanto llega la embarcación a puerto lo primero es retirar los efectos que puede haber en la barca, sobre todo bidones de combustible que se guardan en almacenes de residuos peligrosos. En ese momento se comienza a gestionar su traslado en el caso de Mallorca a las instalaciones cedidas por el Gobierno Central en el antiguo cuartel de Son Tous, en Palma. Paralelamente  se pone en marcha el expediente para declarar el abandono de la barca y se perita la embarcación, que unas veces trae motor y otras no. 

Cuando se certifica el abandono, un proceso que suele durar unos seis meses, las embarcaciones esperan en Son Tous turno para ser desballestadas convenientemente en una empresa, Adalmo habitualmente, que se encarga de procesar materiales y residuos de la manera oportuna. 

El complicado caso de las pateras en Cabrera

En el caso de las pateras que quedan en Cabrera, antes, a veces las barcas eran remolcadas de una en una por la Guardia Civil aprovechando los cambios de turno de la dotación en la isla. Pero ha habido oleadas bastante importantes y a día de hoy hay 14 pateras acumuladas en Cabrera, según los datos facilitados por Ports IB. «Queremos contratar una pontona para recoger embarcaciones en Cabrera de dos en dos o de tres en tres, y trasladarlas después a la Colònia de Sant Jordi, para llevarlas desde allí hasta Son Tous», explica Barahona. 

«En Ibiza nos encargamos de las barcas que son remolcadas hasta el puerto de Sant Antoni y allí hay otro gestor de residuos que se encarga del proceso de desballestamiento. En Menorca no ha habido casos, aunque el proceso sería igual. En Formentera, o se hace cargo Autoridad Portuaria o el Consell de Formentera, aunque no sé muy bien cómo lo hacen en esa isla», concreta la directora gerente de Ports IB.

Por su parte, para las pateras que acaban abandonadas en los puertos dependientes del Estado, que gestiona Autoritat Portuària de Balears, el procedimiento es similar. Desde la entidad, explican que para ellos las pateras son gestionadas como residuos abandonados. En este momento se están tramitando los expedientes para proceder a la destrucción de las 44 pateras acumuladas en los puertos del Estado en Baleares que recordemos que son Palma, Alcúdia, Ibiza, Mahón y La Savina, en Formentera.

El proceso de desaballestamiento en las instalaciones de la empresa Adalmo se hizo el año pasado un par de veces, según se completa el trámite administrativo de declaración de abandono y ya se ha realizado hace unos días el primer traslado del año en curso para el procesamiento de estas embarcaciones. 

Cabría pensar que sería posible aprovechar estas precarias embarcaciones para alguna actividad, pero no resulta fácil. Estas barcas no se pueden legalizar en Europa, por lo que no se pueden vender. «Las pateras que llegan últimamente son de fibra pero no tienen doble fondo y es muy costoso poder adaptarlas para que puedan navegar aquí», precisa Cristina Barahona, «en las que son de otras tipologías, sí que hemos tenido alguna solicitud, como por ejemplo ha ocurrido con una embarcación semirrigida que llegó este verano y que estamos tramitando para cederla a la Direcció General de Pesca. También se han puesto en contacto con nosotros desde el Imedea para ver si alguna de las barcas que está en procedimiento de declaración de abandono les pudiera interesar», añade. Sin embargo, este reciclaje de pateras solo se da en casos muy concretos porque por lo general se trata de embarcaciones muy precarias.

Ports IB saca a subasta los motores

Si bien resulta difícil sacar provecho de las pateras abandonadas, sí que es posible amortizar los motores con los que navegan hasta Baleares. Normalmente las redes de inmigración ilegal montan en estas embarcaciones motores Yamaha o Suzuki de cuatro tiempos sobre los 40 CV de potencia, que al menos en apariencia, presentan buen estado.

Un motor de ese tipo cuesta nuevo unos siete mil euros, la mitad si fuera de segunda mano. «Los motores que sí que pueden ser utilizados aquí los peritamos y los subastamos. El año pasado, en verano, hicimos la primera subasta en la que se ofrecieron unos 40 motores, no todos de pateras, sino también de otras barcas abandonadas, y estamos preparando ahora mismo otra subasta para finales de febrero en la que prevemos sacar otros 40 motores», explica Cristina Barahona.

Mediante estas ventas públicas se obtienen fondos que ayudan a compensar los gastos que genera este problema: «Con lo que sacamos por los motores, malpagamos todo el proceso de tratamiento de las pateras», argumenta la directora gerente de Ports IB. 

 

 

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