El Gobierno mira a los barcos clásicos, pero de momento no les toca

Armadores y expertos reprochan que el nuevo decreto de protección de embarcaciones históricas es poco ambicioso

So Fong, goleta de pabellón español, participando en la Copa del Rey de Mahón. / Luís Fernández

Un cambio de tendencia, el inicio de un nuevo camino en el que se parte de cero y todavía está todo por hacer. Sin embargo, las medidas prácticas parecen brillar por su ausencia. Esta parece ser la impresión mayoritaria entre los armadores de barcos históricos y clásicos y el resto de expertos en patrimonio marítimo consultados tras presentarse el primer decreto del Gobierno central que pretende impulsar la protección y la promoción de los buques y embarcaciones históricas, publicado en el Boletín Oficial del Estado, BOE; el pasado día 2 de octubre.

Julio Carlos Fuentes, subdirector general de Normativa Marítima y Cooperación Internacional de la Dirección General de Marina Mercante y responsable de la nueva reglamentación resume para Gaceta Náutica las novedades del nuevo decreto: «Los 8 certificados que se exigían a estos buques con carácter general quedan reducidos a 4, incluso 2 en algunos casos. La nueva normativa prevé también la gratuidad de las inspecciones que lleve a cabo la Administración Marítima o la aplicación del voluntariado cultural». No hay mucho más.

Las reacciones entre armadores y expertos en patrimonio marítimo alternan entre el reconocimiento por la nueva reglamentación y la crítica por la falta de medidas prácticas. Leonardo García, presidente de la Asociación Española de Barcos de Época y Clásicos (AEBEC),  se muestra satisfecho con la nueva reglamentación, sobre todo por la creación de un registro de barcos clásicos españoles. «Es esencial dotar este tipo de barcos de una entidad propia y esto se logra con la creación de este nuevo registro». «También pedimos que la ‘ITB’ se hiciera cada 5 años», explica García, «pero lo han dejado en 3 años, así que no ha habido mucho cambio en el plazo, pero si se ha determinado que se haga a través de los ingenieros de las capitanías marítimas, lo que simplifica mucho este trámite y nos quita un coste importantísimo, pues antes se hacía en una sociedad privada». Por último, el presidente de AEBEC destaca que la nueva normativa prevé que en los puertos del Estado estos barcos no pagarán tasas portuarias.

Tim Liesenhoff, armador del Marigan (1898), uno de los fijos en las regatas clásicas de Baleares, reconoce que, aunque el decreto no afecta a su barco de bandera alemana, es una buena noticia por las mejoras burocráticas pero echa de menos ayudas para los amarres o para los clubes que alberguen estos barcos o la posiblidad de desgravar las inversiones en su mantenimiento.

Sin embargo, Nuria Fernández, armadora del Rafael Verdera (1841), el buque en activo más antiguo de la flota española, se muestra muy decepcionada con el nuevo decreto: «Nos pidieron que les enviáramos observaciones al borrador que nos hicieron llegar, pero solo han aceptado la reducción de tasas en puertos e inspecciones». «No se ha tenido en cuenta el contrato de voluntariado para la tripulacion profesional o no profesional que planteábamos», detalla, «ni subvenciones al combustible como tienen en el sector pesquero, o un IVA super reducido para la actividad comercial que pueda realizar el barco».

Otro experto reconocido en patrimonio marítimo es Manolo Gómez, presidente de la Associació d’Amics del Museu Marítim de Mallorca. Gómez se muestra escéptico sobre la nueva reglamentación y pesimista sobre el futuro. «Hasta ahora todo lo que se ha logrado ha sido gracias al empuje de las asociaciones, no de la administración», se queja.

Gómez plantea catalogar las embarcaciones y ponerles un sello tipo ‘denominación de origen’ en base a unos parámetros específicos o disponer en los puertos amarres para barcos históricos. «Este es el mejor momento en 40 años, pero si no se hace nada, en una década no quedará ningún llaüt de madera en los puertos de Mallorca», pronostica.

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