A raíz de la denuncia publicada por Gaceta Náutica sobre el mal estado de las depuradoras y desaladoras públicas y sobre sus contaminantes vertidos al mar, la presidenta Francina Armengol y el conseller de Medio Ambiente, Vicenç Vidal, han reconocido en la feria ITB de Berlin que “a causa del incremento del número de turistas previsto este año, las islas tendrán problemas de suministro de agua potable y de saneamiento este verano”.
Ambos responsables políticos han justificado que estos problemas tienen su origen directo en “la falta de inversión durante los últimos cuatro años del Gobierno de Rajoy” y en la “insuficiente canalización y número de desaladoras existentes en las islas en plena sequía, y en que las depuradoras se han quedado obsoletas”.
Esta es la primera vez que el actual ejecutivo reconoce públicamente, aún echando la culpa a la llegada de los propios turistas, a Rajoy y a la sequía, que “Baleares tiene en esto un importante problema”, como, cabe recordar, este periódico ya denunció hace dos meses. Así, la presidenta Armengol, aprovechó su presencia en la feria turística berlinesa para tratar la cuestión con el ministro de Industria y Turismo, José Manuel Soria, manifestándole su “preocupación” tanto por “la deficiente infraestructura hidráulica” como por “las dificultades que habrá por el excesivo aumento de la población durante la temporada turística en el saneamiento de las aguas residuales”.
El conseller de Turismo, Biel Barceló, bajó el tono de la alarma de la presidenta puntualizando “que está en marcha un plan de desaladoras y otro de depuradoras, con lo que en principio todo irá bien”.
Por su parte, el conseller de Medio Ambiente, Vicenç Vidal incidió en que “la realidad es que tenemos zonas en las que sabemos que lo vamos a pasar mal con el saneamiento”, aunque añadió, que “cada año se invierte en mantenimiento, pero hay que hacer ampliaciones de depuradoras que no se han hecho”. Vidal insistió en culpabilizar únicamente a los gobernantes del Partido Popular afirmando que “no previeron la sequía y además esquilmaron los recursos económicos mientras se gastaba 100 millones en el Palma Arena”. Si bien posteriormente el conseller trató, al igual que había hecho Barceló, de calmar la intranquilidad que podía suponer para los turistas el conocimiento de estos problemas diciendo: “Aunque estamos en alerta, mi departamento está trabajando en soluciones que mitiguen la situación a corto plazo”.
Cabe señalar, habida cuenta de la trascendencia de estas declaraciones, que el Govern balear es el responsable de las infraestructuras de saneamiento y de abastecimiento de agua potable y que gestiona desde hace más de 20 años la inversión de estos servicios básicos con planes plurianuales financiados con dinero procedente de la Unión Europea y del Ministerio de Medio Ambiente. Por tanto, durante las legislaturas pasadas se actuó de la misma forma que en la actual: adecuándose a dichos planes e ingresos.
También se debe recordar que las depuradoras construidas en Baleares lo fueron conforme a la ley previniendo la mayor población y su mayor utilización en temporada alta, por lo que, no cabe argumentar como excusa lo que ya estaba previsto, es decir su capacidad para depurar las llegadas del número de turistas actuales. Otra cosa es, ya denunciada durante años, su deficiente mantenimiento. Un reto al que ninguno de los ejecutivos autonómicos ha hecho frente, como lo demuestra que en este aspecto, cada avería ha de salir a concurso público eternizando el procedimiento.
Las declaraciones sobre desalación y depuración efectuadas por el Govern en la feria turística ITB de Berlin, la más importante de este tipo en Europa, ha sorprendido en las islas, teniendo en cuenta que el archipiélago balear es uno de los principales destinos turísticos europeos y que sus calas y playas son visitadas por millones de turistas cada año. Fuentes políticas han advertido que lo que el ejecutivo balear ha querido resaltar es “el alto coste medioambiental que supone el turismo en Baleares para poder “arropar la imposición de su nueva ecotasa turística”. Sin embargo, tal y como Gaceta Náutica advirtió en su reportaje publicado en febrero pasado sobre la contaminación del litoral balear, los turistas desconocen que las aguas marinas de las islas son cada año contaminadas por más de un centenar de millones de metros cúbicos de aguas residuales vertidas al mar a través de los torrentes y de los 124 emisarios submarinos existentes en la costa conectados a las 83 depuradoras públicas y que estos vertidos suponen un peligro sanitario y medioambiental que obligan a cerrar numerosas playas al año.
