La fábrica de hidrógeno de Lloseta, la primera de España, fue inaugurada en marzo. Fotografía: CAIB
El Govern balear propone la fábrica de hidrógeno de Lloseta como oportunidad para fomentar la descarbonización del sector marítimo en Baleares pero plantea a la Unión Europea la urgente necesidad de desarrollar opciones técnicas reales y viables para hacer posible esta transición hacia las energías limpias en el transporte marítimo, una evolución que hasta el momento está prácticamente paralizada.
El director general de Energía y Cambio Climático, Pep Malagrava, participó ayer en la Semana Europea del Hidrógeno, celebrada en Bruselas, y ha pedido a las instituciones europeas que sigan investigando para encontrar opciones reales y viables para potenciar la demanda de hidrógeno renovable para el transporte marítimo, uno de los grandes emisores de gases contaminantes.
«Sabemos que el transporte es uno de los grandes contaminantes y el sector que más emisiones produce; por lo tanto, es urgente encontrar soluciones eficaces. En las Islas, por el simple hecho de serlo, tenemos una dependencia parcial del transporte marítimo, pero también tenemos una planta de hidrógeno pionera en el sur de Europa que nos puede servir de proyecto piloto para suministrar a barcos o buques».
En este sentido, Malagrava ha recordado que el proyecto, de la planta de hidrógeno de Lloseta, que forma parte de la iniciativa europea «Green Hysland», fue el primer proyecto mediterráneo que recibió financiación europea para su ejecución. «La Unión Europea destinó diez millones de euros de los casi 50 que la planta de hidrógeno ha movilizado en total, 3,75 de los cuales llegan a través del Gobierno. Por eso es necesario que se sigan impulsando este tipo de proyectos y que pongan también su mirada en el mar». «Tenemos que trabajar porque el hidrógeno renovable tenga su papel en la transición energética en Baleares con los consumos más eficientes posibles, como pueden ser el transporte marítimo o el almacenamiento de energía a largo plazo».
Malagrava ha explicado que, a pesar de que las Islas Baleares han reducido en 2.529 toneladas las emisiones de CO₂ hasta el 2021, el que sería equivalente a sembrar 600.000 árboles, y ha dejado de emitir 5.851 toneladas de NOx (óxidos de nitrógeno), que equivaldría al que emiten todos los coches de la Vía de Cintura de Palma durante veinte años, todavía es necesario abordar el tema de las emisiones del transporte marítimo, puesto que a pesar de las medidas adoptadas por el Gobierno han logrado que las Islas Baleares hayan dejado de emitir 4.985 toneladas de SOx (óxidos de azufre) desde el 2015, el equivalente al que emiten 16 cruceros en un año, no es suficiente para poder cumplir con los objetivos.
«Por eso, desde el Gobierno buscaremos e impulsaremos ejemplos de buenas prácticas para potenciar el uso del hidrógeno en aquellos usos más eficientes, como puede ser el transporte marítimo. Necesitamos hacer limpio el aire de nuestras Islas, y no solo lo tenemos que hacer cerrando centrales térmicas, sino también potenciando otros combustibles o el uso compartido de vehículos o electrificando la flota», ha añadido.