El mordisco quirúrgico del gran tiburón durmiente

Dos de los ocho atunes capturados accidentalmente por el pesquero Nou Aluixó presentaban bocados de cañabota, el escualo que reina en los fondos abisales

Las imágenes captadas por el pesquero Nou Almuixó, además de demostrar que se está produciendo una matanza de atunes en aguas de Baleares, han permitido mostrar varios grandes mordiscos en los atunes gigantes, lo que abre un nuevo debate. ¿Qué gran tiburón ha hecho eso?

Los atunes muertos fueron recuperados del fondo marino por el pesquero alicantino el pasado 2 de junio a 10 millas de Punta de Jonc, entre Ibiza y Mallorca, a una profundidad de 480 metros. De inmediato, las evidentes mordeduras en los atunes hicieron saltar las alarmas entre los expertos en tiburones.

Gaceta Náutica hizo llegar estas imágenes al mayor experto francés en tiburones, el doctor Eric Clua, de la Universidad de Perpiñán, miembro también de la organización científica SharkMed. Clua no tardó en hacer una primera valoración. Siempre teniendo en cuenta que se trata de una apreciación partiendo de unas imágenes, identificó al más probable autor de la depredación a los atunes, que posiblemente se produjo postmorten una vez los atunes muertos se depositaron en el fondo. A su juicio se trata de un gran tiburón de fondo, habitual en nuestras aguas más profundas. El conocido como “durmiente” o cañabota gris (Hexanchus griseus) realiza éste tipo de mordiscos, sin destrozos, con mordeduras limpias, casi  “quirúrgicas”.

HASTA SEIS METROS DE ESCUALO

Algunos ejemplares de cañabota pueden llegar a medir más de seis metros y son los “reyes de los grandes fondos”. Tiene un cuerpo robusto y la cabeza ancha. El mayor capturado pesó más de una tonelada y fue pescado accidentalmente en las costas de Alicante. Se trata de una especie de hábitos solitarios, aunque se han visto en pequeños grupos cuando hay una gran presa que devorar. Habita los grandes fondos de todo el mundo. En el Mediterráneo hace migraciones verticales en determinadas épocas,  fundamentalmente durante la noche, para llegar incluso a la superficie. Se alimenta de otros tiburones más pequeños, calamares, gambas y todo tipo de carroña.

En Mallorca se le conoce como “durmiente” por sus movimientos lentos y su actitud “soñolienta”. Eso se debe, esa actitud muy lenta, a que en las grandes profundidades la forma de localizar a las presas, o que las presas no te localicen, es el sigilo más absoluto. La vista no es importante cuando no hay luz natural. Lo que permite localizar otros seres en los fondos abisales es captar las vibraciones del movimiento del agua que hacen los peces al desplazarse, lo que los tiburones consiguen por medios de la llamada “línea lateral”.

Con este sentido, que los humanos obviamente no tenemos, pueden detectar el movimiento de otros peces al captar el desplazamiento de agua incluso mucha distancia. Seguramente también pueden “sentir” como grandes atunes gigantes descienden muertos en dirección al fondo oceánico. No sólo detectan el origen de la vibración del movimiento, sino la forma de nadar de la presa, velocidad, rumbo y “nerviosismo”. Por tanto, moverse con extraordinario sigilo en el fondo, como “soñoliento”, hace al cañabota gris “invisible” a  presas y posibles enemigos.

El cañabota es el amo de los fondos de nuestras aguas, un ser primitivo que lleva en estas aguas más tiempo de lo que llevan en superficie las propias islas Baleares.      

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