Gabriel Dols, ex presidente de los navegantes de Baleares.
Gabriel Dols ha sido presidente ocho años de la Asociación de Navegantes Mediterráneo (ADN). El pasado 11 de junio, el abogado Santiago Fiol tomó su relevo al frente de la principal entidad representativa de los usuarios del mar en Baleares. Gabriel Dols hace balance de una etapa donde los navegantes han alzado su voz y se han convertido en actores del sector náutico mucho más combativos que las asociaciones empresariales.
Pregunta.– ¿Cómo ha evolucionado la afición al mar?
Respuesta.– Nuestra náutica está enfocada a los más adinerados, generalmente foráneos. Los baleares nos sentimos cada vez más cercanos a nuestro entorno azul, pero sin un cambio de mentalidad de la administración, será muy difícil acceder a la náutica de recreo.
P.– La pandemia ha provocado una crisis económica importante, ¿lo están notando los navegantes?
R.– Los navegantes lo han notado pero, a pesar de todo, la resiliencia es una cualidad del sector. He de decir que esta pandemia nos ha acercado al mar, a saber apreciar el privilegio de poder disfrutarlo.
P.– Los navegantes fueron críticos con la gestión del conseller Vidal en Medio Ambiente, ¿ha mejorado el diálogo con Miquel Mir?
R.– El anterior conseller, ni haciéndole una petición oficial por escrito, tuvo a bien reunirse con nuestros asociados para explicarnos el Decreto de la Posidonia que estaba redactando. A día de hoy han quedado claras las razones por las que evitaba el diálogo con los que no eran de su cuerda. Del actual conseller, que fue el director general que tuvo que lidiar con el escapismo de su jefe, esperábamos algo más. Con nocturnidad sacó lo del Plan de Gestión de Formentera, del del Llevant de Mallorca nos enteramos por casualidad… Tuvo que mediar el conseller Marc Pons para una reunión con el sector. En definitiva, a estos hechos remito a los lectores y que ellos juzguen.
P.– Si el Govern ha reaccionado ante los vertidos al mar es por su presión, ¿no es raro que no estén de su lado asociaciones ecologistas?
R.– Por el feedback de la gente, creo que hemos aportado nuestro granito de arena en el tema de los vertidos y que nuestro trabajo en este sentido esta socialmente reconocido. Respecto al papel de entidades que tendrían que defender el medio ambiente, el silencio no puede ser más ensordecedor y me refiero tanto a asociaciones civiles como a organismos científicos.
P.– ¿El futuro Plan General de Puertos del Govern recogerá las aportaciones de los navegantes?
R.– Sin salir publicado todavía, ya ha provocado un incremento brutal de precios de amarres. Desde el principio, ADN manifestó que hay normas suficientes para parar cualquier nueva instalación náutica si no cumple medioambientalmente, pero había que contentar a la parroquia y el título estelar era «ni una instalación náutica más». Otro pasito más para entregar en bandeja de plata nuestro litoral a los europeos adinerados.
P.– ¿Cree que las marinas secas y boyas de fondeo mejorarán la situación de falta de amares?
R.– Cualquier solución económica que pueda ayudar a un balear a acercase a la mar es bienvenida. Hay un compromiso de no hacer negocio con los campos de boyas. Por cierto, desde el 2018 no se ha montado ningún campo de boyas de aquel decreto que se tramitó urgente con el pretexto de que la posidonia no podía esperar.
P.– Los clubs desaparecen y dan paso a sociedades mercantiles, ¿cómo afecta eso a la náutica?
R. – Debemos distinguir dos escenarios: el autonómico, de PortsIB, que creo que en este sentido ha sabido hacerlo algo mejor, y el estatal, de la APB. Respecto a este último no es posible que cada concesión acabe judicializada. Hay un fallo en el planteamiento legal y se tendría que subsanar. La administración tiene un papel importante en este juego y en poner las reglas, y debe ir más allá de recaudar el canon anual. Si no se ponen la pilas, los que salimos perdiendo somos los ciudadanos de aquí.
P.– ¿Cómo ve la gestión medioambiental del medio marino?
R. – Es imprescindible un replanteamiento serio. La gestión medioambiental no puede sostenerse por la política y por los votos. Lo positivo es que en estos momentos los ciudadanos están abanderando las reivindicaciones más sensatas y equilibradas, cansados de esta nefasta gestión del Govern en sus decisiones, que frente a hechos aprobados, decisiones consensuadas, con respaldo técnico, ven aparecer media docena de personas discrepantes con una pancarta, y por pánico político queda todo paralizado.