El superyate que salvó 14 vidas

Gaceta Náutica habla con el capitán del ‘Rainbow’, el J Class que rescató a dos náufragos de una patera en pleno temporal y permitió la localización de otras doce personas

Mathew Sweetman accede a contar su experiencia, pero rechaza que este texto vaya acompañado de su fotografía. Le insistimos. Esto es una entrevista y lo normal es que aparezca ilustrada con su imagen. Su respuesta es tajante: no quiere ningún protagonismo. Hizo lo que debía y lo que hubiera hecho cualquier capitán en las mismas circunstancias. Las condiciones nos parecen justas y el relato es lo suficientemente interesante como para ser publicado en los términos que nos exige su protagonista. Sweetman, de 46 años, es el capitán inglés del supervelero Rainbow, un J Class de 40 metros que el pasado 4 de octubre permitió el rescate de 14 inmigrantes procedentes de Argelia cuya patera vagaba a la deriva al oeste de Cabrera. Sin su intervención, no hay duda, todos ellos habrían perecido.

¿De dónde había zarpado el Rainbow y hacia dónde se dirigía?

Habíamos salido de Palma y nos dirigíamos a Argel. La tripulación estaba formada por seis personas.

¿En qué punto de la travesía avistaron a los náufragos?

Navegábamos a unas 25 millas al SSE de Palma y 8 al Oeste de Cabrera. El viento de NO soplaba con una intensidad de entre 20 y 25 nudos. La mar estaba desordenada.

¿Cuál fue  su primera impresión? ¿Qué vio exactamente?

Mi marinero y mi ingeniero estaban de guardia en cubierta. Hacia las cuatro de la tarde observaron algo flotando en el agua y escucharon un grito. Confirmamos que se trataba de dos personas. Pusimos en marcha la maniobra de hombre al agua. Toda la tripulación subió a cubierta y procedimos a arriar las velas y regresar a motor al punto donde se encontraban los náufragos. Habíamos avanzado 800 metros desde el avistamiento. La tripulación hizo un excelente trabajo asegurando las velas y el barco mientras uno de los marineros no perdía de vista a la víctima.

¿Fue muy complicado el rescate?

Estamos entrenados para dar respuesta a este tipo de situaciones. Hablamos de ello con regularidad, pero nunca te imaginas tener que hacer un rescate en estas condiciones tan duras. Lanzamos nuestra propia boya de indicación de hombre al agua, lo que nos permitió acotar el área de búsqueda. En aquel momento era primordial mantener la seguridad de mi tripulación. La situación del barco era inestable. Preparamos todo el equipo necesario, largando cabos y la escalera de embarque. Enviamos un  mayday y en seguida se estableció una comunicación rápida y clara con Salvamento Marítimo. Cuando localizamos al primer herido, estaba extremadamente débil. No tenía fuerzas para llegar al bote, le lanzamos un cabo y lo dejamos a un lado para a continuación sacarlo del agua. En ese momento vimos  al segundo herido, a unos 50 metros de distancia. Fuimos hacia él y lo subimos a bordo de la misma manera. Tener el yate en el lado de barlovento del siniestro con el motor en punto muerto para derivar hacia los náufragos fue muy complicado por el estado del mar.

¿Pudieron hablar con ellos?

Sí. Les preguntamos si había más víctimas y uno de ellos dijo en francés que había 17 personas. Esto nos preocupó mucho. Vimos un chaleco salvavidas flotando. Para entonces, el helicóptero había llegado y nos pidió que estuviéramos esperando mientras continuaban la búsqueda. Al poco tiempo localizaron la embarcación de la que provenían estas víctimas y comenzaron a rescatarlas.

Ha dicho que los náufragos estaban muy débiles. ¿Puede dar más detalles?

Estaban muy enfermos. No habían comido ni bebido nada en días y no podían caminar. Les proporcionamos ropa de abrigo y mantas, agua y pan. Ambos vomitaron con los primeros tragos de agua.  Decidimos con las autoridades ir a Cabrera y buscar refugio en el puerto natural  para allí hacer un transbordo a la lancha de salvamento. Todo salió bien y pudimos reanudar nuestra travesía.

¿Les comentaron algo los heridos de las circunstancias del naufragio?

Nada. Estuvimos concentrados en buscar a otras víctimas durante otras dos horas, por lo que no nos comunicamos demasiado, sólo para verificar su salud.

¿Alguna vez se había encontrado en una situación similar?

No, aunque estamos al corriente de que estas cosas pasan en el Mediterráneo. Nos asombra haber estado allí en ese preciso momento. Muchos factores pudieron haber cambiado el transcurso de los acontecimietos. Encontrar a una persona mientras navegas es muy difícil. Sin embargo, escuchar un grito humano es algo que no es habitual cuando estás tan lejos de tierra. El entrenamiento y las habilidades de mi tripulación sirvieron para salvar dos vidas. Estoy muy orgulloso de ella y de la forma en que afrontó la situación. Pero en el naufragio hubo tres desaparecidos. Esto es una tragedia.

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