Las acusaciones contra la náutica se han extendido este verano a los vertidos fecales.
La persistente campaña de demonización de la náutica recreativa que responsabilizaba, sin respaldo científico o simplemente pruebas consistentes, a los navegantes y a las anclas de las embarcaciones de la destrucción de la posidonia oceánica se ha extendido este verano a los vertidos fecales que provocan el cierre de playas
En 2018 se aprobó el decreto para la conservación de esta fanerógama en las Islas Baleares. Desde entonces, se prohibió el fondeo sobre posidonia y se puso en marcha un servicio de vigilancia que depende de la Conselleria de Medio Ambiente. El pasado verano los agentes de Medio Ambiente levantaron tan solo 62 actas a embarcaciones por fondear sobre posidonia y las cifras aportadas por el departamento de Miquel Mir apuntan que el 95,3% de los navegantes de Baleares fondea de forma correcta.
La vía de la protección de la posidonia de las anclas de las embarcaciones está agotada y este año los ataques a la náutica recreativa, recurrentes por parte de algunas entidades «conservacionistas» y por algunos dirigentes políticos, se han centrado en los vertidos de aguas fecales.
El pasado 11 de agosto, la asociación Salvem Portocolom denunció en sus redes sociales que las playas de Cala sa Nau, s’Arenal y Cala Marçal se habían cerrado al baño por contaminación fecal y en un comentario posterior añadía que «se dice que un barco ha arrojado toda la carga de mierda allí», echando la culpa del suceso a alguna embarcación que estaba fondeada. La acusación, sin pruebas ni respaldo, fue dada por buena por muchos usuarios, entre ellos Margalida Rosselló, que fue consellera de Medio Ambiente del primer pacto de progreso, que contribuyeron a propagar el bulo.
El comentario se hizo a pesar de que el Ayuntamiento de Felanitx ya había reconocido unos días atrás que el cierre de Cala Marçal estuvo motivado por la rotura de una tubería y que los vertidos detectados de Cala sa Nau y s’Arenal coincidieron con el mal funcionamiento del grupo impulsor en el Moll Vell de Portocolom.
Una semana más tarde, el Consell de Formentera prohibió el baño en la playa de Es Pujols después de que el análisis de la calidad del agua examinada por el laboratorio de Salud Pública de las Islas Baleares recomendara no bañarse. La institución insular, gobernada por Gent x Formentera y PSIB, aseguró que el vertido fecal había sido provocado por «el vaciado de la sentina de alguna de las embarcaciones que estaban fondeadas en la zona». Dos días más tarde, diferentes voces de la náutica recreativa de la isla pitiusa pusieron en duda que el vertido fuese responsabilidad de una embarcación.
El Consell de Formentera no pudo localizar la, según su teoría, embarcación responsable del vaciado de sentinas, pero descartó que el suceso fuese «por un vertido de la red de saneamiento porque no hay emisarios en la bahía de es Pujols». Sin embargo, cerca de la playa sí que hay una estación de bombeo que manda las fecales de es Pujols a la depuradora que ha tenido problemas recurrentes.
El presidente de la Asociación de Navegantes de Recreo (ANAVRE), Jaime Darder, considera «muy sorprendente» que directamente se atribuya la responsabilidad del vertido a barcos fondeados «cuando la nota emitida por el propio Consell de Formentera reconoce que se desconocen las causas». Darder señala que en la zona de la playa de es Pujols hay un emisario teóricamente en desuso, pero «visto cómo están las redes de saneamiento y alcantarillado de estas islas llama la atención que se descarte la posibilidad de un vertido accidental o que éste venga directamente de tierra sin ser del emisario. En definitiva, admitir en un mismo escrito que se desconoce el origen de un vertido para a continuación responsabilizar a los barcos fondeados es un contrasentido y como mínimo una conclusión precipitada y temeraria», remarca el navegante.
Por su parte, el presidente de la Comisión de Charter de APEAM, José María Jiménez, explica que acusar a una embarcación de recreo de un vertido que ha originado el cierre de una playa muestra un total desconocimiento de la realidad, porque los tanques de aguas sucias de las embarcaciones tienen de media unos 70 u 80 litros de capacidad. «Si un barco lo llega a vaciar en una playa ni siquiera sería visible. Para que un vertido fuera importante tendrían que ponerse de acuerdo más de 30 barcos para hacerlo en el mismo lugar a la misma hora, algo que no tiene sentido», remarca.
Respecto al vertido en la playa de es Pujols, José María Jiménez apunta que esos días sopló viento del norte, justo la dirección donde está el emisario en teoría sellado. El empresario señala que no sería la primera vez que un emisario en desuso sigue vertiendo restos fecales como ha pasado en Sóller o en Pollença. Jiménez afirma indignado que si nuestros responsables públicos culpan a la náutica recreativa de los problemas de saneamiento originados en tierra es porque «son una pandilla de ineptos».
La calidad de las aguas de baño, a la baja
La calidad de las aguas de baño en Baleares está controlada por el departamento de salud ambiental que depende de la Conselleria de Salud y Consumo. En temporada alta (de mayo a octubre) se toman muestras en 191 puntos de todo el archipiélago y se publican sus resultados a medida que se realizan los análisis.
En la última década, la calidad de las aguas de baño en las islas ha ido en descenso y si en 2013 el 93% de los valores analizados estaban dentro de la excelencia, el año pasado ésta se había reducido al 71%. En caso de que se detecte la presencia de Escherichia coli o Enterococos en niveles más altos de lo permitido, salud ambiental avisa al ayuntamiento correspondiente para que proceda al cierre.
Este verano se está registrando un aumento de los vertidos fecales detectados y con un mes de temporada alta por delante ya se han alcanzado las cifras de 2018, año en el que el departamento de salud ambiental prohibió el baño en diferentes playas en 18 ocasiones y que hasta ahora había sido el peor verano. Aunque no siempre se llega a determinar el origen, el departamento de Salud señala que lo más habitual es un fallo en el sistema que bombea las aguas residuales o un problema en la red de alcantarillado mientras que, hasta la fecha, ninguno de los incidentes se ha relacionado con vertidos de embarcaciones de recreo.
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