Fracasa el islote de APB en el Molinar que debía poner fin a los problemas de calado

La profundidad en la bocana oscila entre los 40 y los 80 centímetros, inviable para barcos de más de ocho metros

En algunos puntos de la bocana, el calado es apenas la pala de un remo.

La Autoridad Portuaria de Baleares (APB) reconoce que el puerto del Molinar necesitará dragados constantes. El presidente del ente portuario, Frances Antich, se lo confirmó al presidente de la Asociación de Vecinos de Es Born del Molinar, Miquel Obrador, y le adelantó que la previsión es que el nuevo concesionario empiece a gestionar las instalaciones antes de fin de este año.

Los problemas de calado que generan las corrientes de arena en el puerto no se han resuelto con la reforma ejecutada. Este fenómeno de acopio de sedimentos debía evitarse, teóricamente, con el islote artificial semisumergido de 57x12 metros situado frente al puerto, alternativa técnica con la que la APB justificó su negativa a ampliar el dique de abrigo y a rechazar el plan de ampliación del Club Marítimo del Molinar (CMM). Lo cierto es que el citado dique exento, que supuso un sobrecoste económico de alrededor de medio millón de euros en las obras del puerto, no ha evitado la acumulación de sedimentos.

El presidente del CMM, Rafael Vallespir, asegura que el islote «no ha resuelto ni uno solo de los problemas que tenía el puerto. No sólo no ha funcionado, sino que se ha acumulado más arena, así que se ha tirado el dinero público». El Molinar venía teniendo problemas de calado y de acceso a la bocana desde siempre.

Esos problemas –ahora mismo la profundidad en la entrada del puerto varía entre los 40 y los 80 centímetros– hacen que sea inoperativo para la vela ligera no solo los días de tormenta, sino también  con un poco de Embat. «No caben embarcaciones de ocho metros de eslora, por cuestiones de calado y maniobrabilidad», afirma Vallespir, quien apunta que muchos barcos tampoco podrán acceder a la dársena porque la bocana es muy estrecha.

Respecto a la cesión de parte de las instalaciones que se han creado debajo del nuevo espigón/mirador para la puesta en marcha de una escuela de vela, Vallespir considera que la APB, como ente público, no tiene capacidad para ceder ese espacio a la Federación Balear de Vela (FBV).

Además, el presidente del CMM recuerda que el Tribunal Superior de Justicia de Baleares anuló, el pasado verano, una de las multas que le impuso la APB al considerar  que se tramitó fuera de plazo. El directivo considera que el resto de sanciones, que ascienden a 135.000 euros y que impidieron que el Club Marítimo Molinar de Levante pudiese presentarse al concurso para la gestión de sus antiguas instalaciones, seguirán el mismo camino judicial, «pues se tramitaron de la misma forma», señaló Vallespir, quien recuerda que esta maniobra ejecutada por la APB supuso el fin de una entidad náutica con un siglo de vida a sus espaldas, la más antigua de Baleares.

La APB tiene un problema añadido, porque unos 70 usuarios del Molinar con amarre se fueron con sus embarcaciones al Club Náutico del Portixol justo antes del inicio de las obras de remodelación del puerto. Los socios se vieron obligados a trasladar sus embarcaciones a unos pantalanes provisionales en la dársena del Portitxol que han sido gestionados con una ocupación temporal de espacio a la que le queda solo un año de plazo, así que el futuro de estos amarristas y sus embarcaciones está en el aire.

Las prisas, solo para echar al Club del Molinar

El puerto del Molinar lleva vacío más de tres años. Las obras de remodelación se iniciaron por la vía de urgencia en la primavera de 2019, pero toda esa prisa que el ente portuario presidido entonces por Juan Gual tuvo para echar al Club Marítimo del Molinar de las instalaciones no se ha correspondido ni a la hora de finalizar los trabajos de reforma ni tampoco para resolver el concurso de la nueva concesión. La dársena está lista desde hace tiempo para amarrar barcos de pequeña eslora, pero las obras en el edificio social siguen en marcha y todavía se desconoce su fecha de finalización.  La APB lleva un año y medio sin adjudicar el concurso público para gestionar la dársena des Caló d’en Rigo. Cinco empresas se presentaron a él y optan a gestionar los amarres y el que era el edificio del club. Fuera del concurso quedan un edificio de 600 metros cuadrados de nueva construcción, más una explanada y una rampa varadero que la APB tiene intención de ceder al Govern para fomentar el deporte de la vela.

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