La Armada del atún rojo

La temporada de la tonyina atrae a un centenar de pesqueros al canal entre Denia e Ibiza. Su destino es el mercado japonés, donde puede alcanzar los 800 euros por kilo.

Los barcos de color naranja son pesqueros a las 13.41 horas del 28 de mayo.

La campaña de la ‘tonyina’ (atún rojo) ha atraído este año a una inmensa flota en torno a la isla de Ibiza. Casi un centenar de pesqueros se encontraban faenando al mediodía de hoy, 28 de mayo, en los alrededores de la Pitiusa mayor, según revelaba el sistema AIS de control de flotas. Una treintena de ellos eran del tipo «palangrero» y los restantes  aparecían referenciados como en la ficha que ofrece el sistema satelital como «arrastreros».

No obstante, la mayoría de embarcaciones de mediana eslora con bandera española estaban dando cobertura a grandes embarcaciones nacionales, francesas e italianas que realizan la pesca del atún mediate el arte del cerco. Su función consiste en recoger el pescado vivo y trasladarlo en el interior de jaulas hasta las granjas.

La mayor parte del atún capturado en las aguas del canal Denia-Ibiza se destina al mercado japonés, donde el atún rojo es considerado un manjar y alcanza precios astronómicos.

En la primera subasta de 2021 realizada en la lonja de Tokio se pagó el kilo de ‘tonyina’ fresca a 800 euros el kilo. Teniendo en cuenta que estos animales pueden tener hasta 200 kilos útiles por pieza, es fácil calcular su enorme valor comercial y e intuir el motivo del despliegue en torno a Ibiza en el momento en que los grandes reproductores, sobre todo machos y hembras de atún, viajan del Atlántico al norte de Baleares, donde hacen el apareamiento y puesta en los meses de junio y julio.

Para pasar del oceáno al norte de Mediterráneo occidental, los grandes pelágicos, así como diversos tipos de ballenas y delfines, atraviesan el canal entre Baleares y la península. El punto más estrecho de esta ruta se encuentra entre Ibiza y Denia, por lo que es el lugar ideal para la pesca con cerco.

La actividad es legal y está plenamente regulada, con inspecciones a bordo y contoles de la Guardia Civil, aunque la llegada masiva de pesqueros ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre la actividad industrial y sus efectos sobre el equilibrio de los ecosistemas.

España es el país europeo con una mayor cuota de atún, con 6.107,60 toneladas, asignada en gran parte a la flota de cerco –la más industrial– y las almadrabas; también disponen de cupo buques artesanales del Estrecho, Almería, Baleares o el Cantábrico.

La población de atún rojo se ha recuperado espectacularmente tras ser declarada en peligro y limitarse su captura. La situación ha cambiado tanto en pocos años que pescadores de Castellón hablan  de «superpoblación» y de «plaga». Los túnidos, y en especial los atunes rojos, son muy voraces. El aumento de su población podría estaría afectando a los caladeros de sardina y boquerón.

«Cada jornada de faena descubrimos que los atunes rojos se han comido el pescado azul de la zona», relatan unos marineros al diario El Periódico del Mediterráneo.

El atún rojo (Thummus Thynnus) es un pescado apreciado en todo el mundo, dado que su carne es muy sabrosa, si bien su mercado más potente esta en Asia, donde se consume en grandes cantidades. Japón es el mayor importador de la tierra y el cliente global que hace casi dos décadas contribuyó al desarrollo de la técnificación e industrialización de las flotas de cerco que estos días faenan en Ibiza.

Uno de los casos más claros de esta relación entre el Mediterráneo y las lonjas de Tokio es el de la empresa El Balfegó, con sede en Ametlla de Mar, en Tarragona. Su negocio consiste en pescar atunes en las fechas en que está permitido y trasladarlos hacia sus granjas  marinas. Allí son mantenidos con vida y engordados antes de su venta a Japón. Gracias a esta técnica, la empresa ofrece pescado fresco durante todo el año.

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