Puente de mando de un buque mercante. / Adobe Stock
Una de las reivindicaciones históricas del sector náutico es la formación de personal especializado. Tanto se ha dicho y pregonado, que uno de los pocos puntos coincidentes en los programas electorales de la mayoría de partidos que concurrieron a las elecciones del 28 de mayo hacía mención a este tema. A nadie se le escapa que para potenciar un sector económico es necesario contar con trabajadores especializados y bien formados. Esto se vio en su día con el turismo y supuso, a través de los grados específicos que hoy se imparten en Baleares, un salto cualitativo para esta industria, la principal de nuestras Islas.
Por desgracia, una cosa son las palabras (incluso las que se imprimen en los programas) y otra muy distinta la realidad. Esta incoherencia se ha hecho patente en el caso de un grupo de solventes profesores de la Escuela Náuticopesquera de Palma, que este mes (si las cosas no cambian radicalmente, y no parece que vayan a hacerlo) se quedarán sin trabajo por culpa del chapucero proceso de conversión de docentes interinos en funcionarios llevado a cabo por la Conselleria de Educación. El desastre es de tal magnitud que los títulos y certificados expedidos por el centro de referencia de Baleares podrían perder su validez.
La situación, de manera muy resumida, es la siguiente: el Govern balear, forzado por el Gobierno central, a su vez forzado por la Unión Europea, se ha visto obligado a estabilizar las plazas de sus trabajadores públicos. Es decir, a transformar interinos en funcionarios. Dado que las competencias educativas están transferidas a las comunidades autónomas, el proceso para el personal docente ha sido implementado por la Conselleria de Educación, que no ha tenido mejor idea que ofertar las plazas mediante un concurso de méritos en el que no se pondera la especialización. ¿Resultado? Un profesor de filosofía, cuyos conocimientos sobre Platón nadie pone en duda, está en posición de arrebatar la plaza de Navegación e Instalaciones Marinas a un experto en esta materia.
En el supuesto concreto de la formación náutica, el estropicio de la Conselleria de Educación tiene la agravante de haberse saltado una ley de 1995, ratificada por un Real Decreto de 2022, y haber ignorado un informe del Ministerio de Transportes que, sin dejar lugar a interpretaciones, establece con total claridad que los profesores han de ser titulados en Marina Mercante. Nos consta de primera mano que el Govern ha sido advertido de este hecho y de las consecuencias perjudiciales para los alumnos. y también nos consta que los responsables de Educación han pasado por completo del asunto. Ni se les ha pasado por la cabeza rectificar. Les han importado un bledo los profesores que se quedan sin trabajo y los estudiantes que podrían ver sus títulos convertidos en papel mojado.
¿Se refería a esto el conseller de Modelo Económico, Iago Negueruela, miembro del mismo Govern que expulsa a los profesores mejor capacitados, cuando hace dos semanas abogaba por reforzar la formación náutica como elemento crucial para el fomento de la industria náutica? ¿O simplemente lo de la «formación» se ha convertido en una especie de mantra que algunos políticos han aprendido a pronunciar cuando no saben ni de que hablan? ¿Y el sector tiene algo que decir? ¿Le da igual lo que aprendan los futuros trabajadores sin título homologado?