Jesús Pérez García, conocido como Suso (Cedeira, A Coruña, 1957), ha trabajado toda su vida en el diario La Vanguardia, en Barcelona, a donde llegó para estudiar Periodismo en 1976. Se estrenó en 1982, durante el Mundial de fútbol, para reforzar la sección de Deportes. Luego estuvo en las secciones de Edición, Política y Magazine, y también ha sido el Defensor del Lector del diario. Empezó a escribir de vela cuando se celebró la 32 Copa del América en Valencia, en el 2007. Navegar era una de sus grandes aficiones personales (la otra es el ciclismo). Tenía un «velerito» desde 1998, que aún conserva, y participaba en regatas de club, de manera que sus jefes en el Magazine dieron por hecho que era la persona de la Redacción que mejor sabría explicar qué era eso de la Copa del América. Después de cubrir aquella información le empezaron a llamar para que acudiera a las grandes regatas, como la Copa del Rey Mapfre. Es autor del libro sobre los 40 años de la Copa del Rey.
 

Pregunta.– ¿Qué ha significado escribir el libro de los 40 años de la Copa del Rey?

Respuesta.– Ha sido sobre todo un honor. También una responsabilidad, naturalmente. Cuando me llamaron del RCNP para proponérmelo me tuve que sentar, literalmente, porque fui plenamente consciente de que tendría que intentar estar a la altura de lo que significa la historia de la Copa del Rey.

P.– Después de tantos años cubriendo la regata, ¿ha encontrado algo que le haya sorprendido o que no conociera?

R.– Sí, he descubierto muchas cosas. Yo no viví los primeros años del trofeo. Por suerte tengo muy buenos amigos, como Toni Tió, que ha sido un protagonista muy directo de la historia de la vela de competición y de la Copa; Nico Martínez, que es el decano de los fotógrafos de vela y con quien he estado en muchísimas competiciones, y José María Alguersuari, compañero en La Vanguardia y fotógrafo en muchas ediciones de la Copa durante la etapa Puig-Agua Brava. Mucha gente me ha ayudado, como tú mismo, José Luis. Conocer, por ejemplo, el papel que han jugado en la historia de la Copa personas como Quico Llompart o Emilio Feliu ha sido magnífico. Y no quiero dejar de resaltar el trabajo de Juan José Caballero, compañero de La Vanguardia con quien he trabajado durante toda mi vida, y Carmen Hidalgo, editora de fotografía de la Copa del Rey, para hacer el libro. Sin ellos no hubiera podido hacerlo.

P.– Cuatro decenios y miles de regatistas dan para mucho. ¿Ha sido un libro difícil de sintetizar? ¿Siente que se ha dejado algo que hubiera merecido la pena contar?

R.– Ha sido difícil de sintetizar, sí. Decidimos que no lo haríamos estrictamente cronológico, año a año, sino mezclando hechos significativos y personas destacadas, así que conforme recogíamos historias que valía la pena contar vimos que surgían otras. Seguramente se podrían contar muchísimas más, porque la Copa es algo importantísimo en la vida de muchas personas, que han estado aquí siempre, como regatistas o trabajando en la organización. Mucha gente ha contribuido enormemente a que la Copa del Rey sea el acontecimiento tan importante que es.

P.– ¿Cuáles son, a su juicio, las razones por las que la Copa del Rey se ha mantenido durante tantos años como referente indiscutible de la vela de crucero en España?

R.– Hemos intentado que el libro responda a esta pregunta: ¿Por qué la Copa es tan importante? Desde luego, la presencia de la Familia Real ha sido fundamental. La participación de los reyes Juan Carlos y Felipe como regatistas fijos y además con un nivel altísimo ha sido un aliciente enorme en el ámbito deportivo y un atractivo para grandes patrocinadores, que ayudan al RCNP a que el acontecimiento tenga el despliegue que se necesita, y para los medios de comunicación, porque la Copa tiene muchas facetas que interesan. La organización ha sabido además estar atenta a lo que sucede en el deporte de la vela, manteniéndose fiel a la filosofía de que participen los mejores profesionales y también los aficionados que se esfuerzan para estar en un acontecimiento de este nivel. Todo confluye para que la Copa del Rey sea un éxito, incluso las fechas en que se celebra.

P.– ¿Qué personajes de los que ha descubierto o recordado escribiendo el libro le ha llamado más atención o cree que merecen una mención especial?

R.– En el libro damos relevancia al papel que han jugado el rey Juan Carlos, José Cusí y Pedro Campos en el desarrollo de la vela en España. También los almirantes Marcial Sánchez-Barcaiztegui y Jaime Rodríguez Toubes, al frente de la Comisión Naval de Regatas de la Armada, que ha sido cuna deportiva de algunos de los mejores regatistas españoles durante muchos años. La visión de Javier Sanz al frente del RCNP y de la Copa del Rey ha sido fundamental para mantener el nivel del trofeo en momentos difíciles. Igualmente, hemos procurado al menos citar a los deportistas que han destacado en algún momento y hemos contado historias que le dan ese valor humano que todos los que amamos el mar tenemos siempre presente. Seguro que hay mucha más gente que merecería tener su capítulo en el libro.

P.– La Copa del Rey es un caso de éxito de 40 años. Sabemos que atesora un gran pasado, pero ¿qué futuro le augura teniendo en cuenta los cambios radicales que se están produciendo en la vela?

R.– Yo diría que la clave de futuro es no tener miedo a los cambios y las innovaciones. La filosofía del RCNP con la Copa del Rey está muy clara: que sea la mejor cita para los profesionales y aficionados del deporte de la vela. Todos, incluso los que seguimos navegando en nuestros viejos monocascos, sabemos que la vela está viviendo una transformación radical y queremos disfrutarla, como navegantes y como espectadores. La Copa puede y debe seguir siendo ese escenario especial en el que todo el mundo tiene cabida.

P.– ¿Qué se necesita para ser un buen periodista de regatas?

R.– Los mejores periodistas que he conocido son los que sienten pasión por lo que hacen. Eso vale para cualquier área informativa y también para el deporte de la vela. Yo intento contarlo viviéndolo: he ido en los veleros de regatas siempre que me han invitado. Me encanta estar en medio del lío con las tripulaciones. No solo ves lo que pasa y aprendes, sino que aparecen así historias que vale la pena contar.