La descarbonización

No basta con la dotación de conexiones para los buques, también hay que construir nuevas plantas que generen electricidad verde

La Autoridad Portuaria de Baleares licitó en 2019 la primera conexión eléctrica para ferris en Palma. / APB

Una conexión eléctrica desde el muelle, conocida como «cold ironing», hacia un gran crucero puede evitar más de 50 toneladas de emisiones de CO2 al entorno portuario durante una escala de diez horas.

Los buques conectados pueden apagar sus generadores sin interrumpir sus operaciones en puerto, eliminando ruido y acabando con molestias que sufren viviendas próximas a los muelles comerciales.

Los puertos de Amberes, Bremen, Hamburgo, Haropa y Rotterdam hacían públicos sus planes para que todos los grandes buques portacontenedores que los visiten dispongan, antes de 2028, de suministro de energía eléctrica.

Entre los principales puertos españoles, los más adelantados son: Barcelona, Vigo y Tenerife.  Puertos como el de San Sebastián de la Gomera o el puerto de Santa Cruz de la Palma ya disponen de estos sistemas a los que se pueden conectar ferrys durante sus escalas. En el puerto de Almería algunos buques tipo ferry ya se han conectado a la red eléctrica en puerto.

Poca ambición

Los puertos de Baleares, que deberían ser pioneros en estas cuestiones, se encuentran muy rezagados. Una conexión licitada para Peraires debe permitir, en un futuro cercano, conectar a la red eléctrica un buque tipo ferry y otro buque tipo fast ferry. Un inicio poco ambicioso que nos aleja de las posiciones de cabeza.

El puerto de Barcelona tendrá todos sus muelles electrificados en un plazo inferior a los siete años, en una iniciativa a la que se destinan 60 millones de euros.

Las visitas de buques equipados con estas tecnologías a nuestros puertos que no pueden conectarse son un claro ejemplo de lo retrasados que estamos. Novedosos diseños y alternativas de buques y embarcaciones sobre los que se lleva años trabajando, también desde Baleares, aún no pueden plantearse. La inexistencia de unas adecuadas infraestructuras representa un freno a planes y proyectos que buscan dar pasos hacia una progresiva descarbonización de la mar.

El Parlamento Europeo y su Comisión se encuentran debatiendo una propuesta de reglamento comunitario cuyo objetivo busca que, a partir del 1 de enero de 2030, los buques de pasajeros y portacontenedores atracados en un puerto de la UE se deban conectar y utilizar esa conexión para todas las necesidades de energía mientras estén amarrados. En América, desde hace unos años, se exige la conexión eléctrica a determinados tipos de buques en los puertos del estado de California, pionero a nivel mundial.

Sin embargo, buscando el objetivo de una flota más sostenible en puerto no debe perderse de vista que la simple dotación de las necesarias infraestructuras de conexión por sí sola no es suficiente. En paralelo deben construirse nuevas plantas de generación y almacenamiento de energía eléctrica verde; porque simplemente sustituir las emisiones de gases en puerto por las de centrales eléctricas más o menos lejanas sería cuasi sustituir el lugar del foco de emisión de unos gases y partículas que acaban en la atmósfera de un mismo planeta.

El reto es intentar adelantarnos a 2030 y hacerlo extensivo con electricidad de origen cero emisiones a más tipos de buques y embarcaciones; que, por qué no, podría proceder de parques eólicos offshore flotantes próximos a las islas. 

 

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