‘La Fortuna’ de Amenábar es pura desinformación

El periodista que descubrió a los cazadores de tesoros de Odyssey expoliando pecios en aguas españolas lamenta que la serie se haga eco de la versión amañada por el Gobierno

Imagen promocional de La Fortuna, la serie de Alejandro Amenábar. 

La serie de Amenábar La Fortuna nada tiene que ver con el caso Odyssey; solo es una ficción movida por los de siempre para ocultar lo que pasó. Su director ha caído en la trampa que ya había puesto en marcha en 2006 y 2007 El País, convirtiendo una fantástica aventura en una historia amañada en la que los protagonistas son los que nunca hacen nada, los que temen las consecuencias de todo acto diferente a salirse del guión oficial para seguir en la poltrona más tiempo. Yo hubiera apostado por un protagonista periodista, profesión de los verdaderos héroes de esta lamentable historia, y hubiera centrado la trama en la lucha que mantuvieron con políticos y funcionarios para que, como siempre, no ocultaran la verdad.

Sin ellos y el escándalo mediático que ocasionaron, jamás España habría demandado a los piratas en los Estados Unidos. Lo ha dicho el único funcionario que hizo su trabajo, César Antonio Molina, quien fuera ministro de Cultura entre 2007 y 2009, y que se empeñó en reclamar lo que era nuestro, como por otra parte debe hacer todo ministro que se precie. Pero lo cesaron con rapidez cuando empezaba a acercarse a la verdad, por lo que fue otra víctima más en este escándalo iniciado por los sucesivos gobiernos de nuestro país que trataron estos asuntos con una desidia, incultura y criminalidad sin precedentes.

El ex ministro ha dicho: “El expolio fue permitido por el Estado de alguna manera. En el Consejo de Ministros había una indiferencia generalizada; tres o cuatro ministros se pusieron en contra. Nada de nada. Les importaba tres pimientos. No tuve el apoyo de nadie. Les daba igual, molestaba. Este expolio no le importaba a nadie. En la primera semana ya advertí que alguien saboteaba el caso desde casa. Es una vergüenza que nadie se haya molestado en seguir la demanda del juzgado de la Línea”.

Deformar la figura de mi persona, convirtiéndola en un marginal, como se hace en la serie,  obedece a que estos idiotas acomplejados no pueden entender que un profesional liberal como yo, que navega en su velero y vive en Sotogrande, descendiente de grandes marinos de nuestra Armada, pueda ser alguien comprometido con su país, alguien que está dispuesto a emplear su tiempo y dinero en una causa que, sobre todo, pretende proteger nuestras costas y que no se profanen las tumbas de agua en las que se convierten los pecios.

Lo único que ellos saben de la mar y la vela son las estupideces de los programas del corazón que exclusivamente hablan de lujo y glamour respecto a la náutica. Así que, para situar al que comienza todo esto, deben convertirlo en un marginado, facha, entrando en todos los tópicos existentes entre esas clases envidiosas y malvadas que hoy están haciendo tanto daño a nuestro país, porque -respetando que piensen como quieran, aunque ellos no lo hacen con los que lo hacemos de distinta forma- pretenden imponernos su cutre y marginal vida repleta de bajezas morales, sociales, y una falta de la más elemental educación que, en definitiva, es lo que nos permite convivir a los seres humanos.

Para terminar, decir que es grosero que un director de cine juegue con las cosas sin saber nada de ellas; más, cuando algunos padecimos en soledad los brutales ataques del Estado con querellas  criminales, inspecciones fiscales y persecuciones de verdad.

Por eso, La Fortuna, en realidad, es una desafortunada desinformación, que se ha dejado llevar por las opiniones de todos los bobos que les instruyeron, y por un tebeo escrito con revancha y odio de clases, tan propio de nuestra sufrida Piel de Toro, que, a la postre, no nos deja avanzar.replique vacheron constantin


Pipe Sarmiento de Dueñas es abogado, periodista y autor del libro Expediente Odyssey, sobre el saqueo de pecios en aguas españolas.

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