La primera vuelta al mundo en 1.000 palabras

Tal día como hoy arribaba a Sanlúcar de Barrameda la nao Victoria tras circunnavegar el planeta, uno de los grandes hitos de la humanidad

Hoy se cumple el V Centenario de la primera vuelta al mundo realizada por la nao Victoria comandada por Juan Sebastián Elcano. El primer barco que, con solo dieciocho supervivientes, después de 1.082 días de navegación y cerca de 14.000 leguas recorridas, consiguió dar la vuelta al orbe terrestre.

La expedición, cuyo capitán general era Fernando de Magallanes, buscaba una ruta occidental para el comercio de las especias. La oriental estaba en manos de los portugueses. Componían la Armada cinco naves y unos 250 hombres. La Victoria era la cuarta en tonelaje, albergaba unos 45 tripulantes y su capitán era Luis de Mendoza. Salieron de Sevilla el 10 de agosto de 1519 y, tras los últimos preparativos, de Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre. Después de unos días en las Canarias, siguieron la costa africana para luego poner rumbo hacia Brasil. Pasaron el equinoccio y navegaron hasta Santa Lucía (Río de Janeiro), donde permanecieron dos semanas. Luego continuaron en busca del paso hacia el Mar del Sur. Se conocía su existencia porque lo había descubierto, después de atravesar Panamá, Vasco Núñez de Balboa. Magallanes creía que el canal que unía el Atlántico y el Mar del Sur se hallaba en la misma latitud que el Cabo de Buena Esperanza y perdió prácticamente un mes buscándolo en el Río de la Plata.

Al comprender su error, continuaron hacia el sur bordeando el continente americano. El gran contratiempo fue que, mientras seguían la costa de la Patagonia, se les echó encima el invierno austral (marzo de 1520). El almirante decidió que se establecerían en San Julián, un verdadero erial, hasta la llegada de la primavera, cinco o seis meses después. Los capitanes españoles no estaban de acuerdo en permanecer en aquel puerto inhóspito y propusieron pasar ese tiempo en un enclave habitado y menos precario al norte. El almirante se negó y acabó produciéndose un motín. Luis de Mendoza y la nave Victoria se unieron a los insurrectos. Con una artimaña, el alguacil Esteban Gómez, fiel a Magallanes, degolló a Mendoza en su propio camarote. Después de esto, el motín fue duramente sofocado. Por cierto, Elcano, maestre de la Concepción, fue también uno de los sublevados y fue relegado del cargo.

Fueron unos meses duros soportando el invierno austral y con escasez de alimentos. En una avanzadilla se perdió la Santiago, la nave de menor calado. Para rescatar a los náufragos tuvieron que reemprender el viaje en agosto, pero las condiciones atmosféricas todavía no eran propicias y se resguardaron en el puerto de Santa Cruz, un lugar que también era poco apacible. La climatología adversa les obligó a pasar otros dos meses ahí. Luego, siguieron buscando el paso hasta que por fin, día 21 de octubre de 1520, dieron con el estrecho de Todos los Santos (bautizado años más tarde como estrecho de Magallanes).

Después de recorrerlo durante casi un mes, hallaron salida al océano Pacífico. En el paso sobrevino otro contratiempo: la nave San Antonio, aprovechando el laberinto marítimo que era el canal, desertó y regresó a España. Así pues, solo tres naves iniciaron la travesía del Pacífico. Durante casi cien días navegaron por este mar sin encontrar más que dos atolones deshabitados. El hambre y el escorbuto acabaron con la vida de unos treinta tripulantes. Por fin, el 6 de marzo de 1521 arribaron a una de las islas Marianas y pudieron aprovisionarse. Luego descubrieron el archipiélago de las Filipinas. En Cebú, las ansias evangelizadoras de Magallanes, además de la promesa imperial de ser gobernador de aquellas tierras, le inclinaron a implicarse en las disputas de los nativos. En una reyerta debida a su empeño por represaliar a un caudillo indígena fue muerto junto con una docena de sus hombres.

Entonces el cacique de Cebú traicionó a los expedicionarios y, en una cena de convite, acabó con otros treinta de ellos. Las tres naves pudieron huir y Juan Carballo, que era el único capitán que quedaba vivo, se convirtió en el cabecilla de la expedición. Durante meses deambularon por las islas de Filipinas e Indonesia sin rumbo preciso. Como apenas quedaba un centenar de marineros y la Concepción estaba maltrecha, casi desvencijada, la incendiaron. Habían transcurrido casi dos años desde la partida, solo quedaban dos naves, la Trinidad y la Victoria, comandadas por Gómez de Espinosa y Carballo, y todavía no habían hallado las Molucas, su verdadera meta. Entonces, con la tripulación harta del errático trayecto, Carballo fue depuesto y Elcano pasó a ser capitán de la Victoria.

Por fin, en noviembre de 1521, después de dos años y dos meses de viaje, llegaron a Tidore, una de las islas Molucas. Cargaron los barcos de especias y se pertrecharon para el viaje de regreso. Fue entonces cuando, al comprender que al llegar al estrecho de Magallanes se encontrarían otra vez con el invierno austral y tendrían que pasar otro medio año en aquellos parajes helados, se les ocurrió la idea de regresar a España cruzando el Índico, pasando el Cabo de Buena Esperanza y bordeando el continente africano hasta llegar a la península. Como la Trinidad no estaba en condiciones para realizar la travesía, decidieron que la Victoria emprendería sola el viaje de regreso. La Trinidad sería reparada y realizaría más adelante la singladura buscando un paso al norte de América (pero ésa es otra historia y de la cual, unos años después, solo regresaron a España cuatro tripulantes).

Esta segunda parte del viaje fue una verdadera odisea. Después de casi dos meses navegando por el mar de Banda y aprovisionándose en sus islas, entraron en el mar abierto. Tardaron casi ocho meses en regresar a la patria y por el camino murieron quince hombres y otros trece fueron capturados, en Cabo Verde, por los portugueses. Día 6 de septiembre de 1522, casi tres años después de la partida, la Victoria, con solo dieciocho tripulantes, llegó a Sanlúcar de Barrameda. Después de grandes penalidades y trabajos, habían conseguido dar la vuelta al mundo.

* Miquel Àngel Vidal es autor, entre otras, de la novela Todos los mares, todas las tierras, que trata sobre la primera vuelta al mundo.

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