Vídeo de las esferas facilitado por GN a La Sexta.
Gaceta Náutica informó el pasado 14 de mayo sobre el avistamiento de unas esferas gelatinosas a 17 metros de profundidad en aguas de Dragonera y aportó como prueba un vídeo de 35 segundos grabado dos días antes por Luuk Morel, instructor del centro de buceo Scuba Activa. En las imágenes se observa como una bola de aspecto gelatinoso avanza movida por la corriente submarina. Luuk la describe como “una especie de huevo de origen biológico con alguna forma de vida en su interior”. Nunca antes ha visto algo igual.
A raíz de ello, GN muestra las imágenes a otros buceadores y algunos biólogos, que a simple vista no saben decir de qué se trata. Una rápida búsqueda por Internet permite averiguar que las misteriosas esferas han sido documentadas y analizadas por científicos noruegos. E incluso que en agosto en 2018 se produjo otro avistamiento en Mallorca, también en aguas de Dragonera. En aquella ocasión la esfera fue registrada a 50 metros de profundidad por el buceador técnico José Coronel, quien, de hecho, había colaborado con los investigadores noruegos. Su hallazgo pasó entonces incomprensiblemente desapercibido para los medios.
Este periódico logra contactar a través de Coronel con Halldis Ringvold, investigadora de una entidad llamada Sea Snack Norway que lleva años siguiendo la pista por todo el mundo de las esferas de gelatina submarinas. Ringvold explica el 21 de mayo que se trata de “masas de huevos de calamar” y confirma que desde 1985 sólo se han producido un centenar de avistamientos en todo el mundo, la mayoría de ellos en aguas de Escandinavia y a grandes profundidades. Es, por tanto, un fenómeno conocido, aunque no exento de interrogantes.
Los expertos creen que las esferas ‘mallorquinas’ son de calamar de potera, común en casi todos los mares, pero no hay forma de saberlo a ciencia cierta porque, según Ringvold, “no se han obtenido muestras de tejido” en el Mediterráneo.
La bióloga aprovecha la ocasión, como ya hizo en 2018 tras el primer vídeo, para pedir colaboración: “Si un buceador ve una esfera, por favor que tome fotografías y consiga una muestra de tejido. Esto se puede hacer, por ejemplo, succionando la gelatina con una botella de plástico, de modo que se pueda obtener algo del tejido de la esfera. Hay que mantener la muestra en frío hasta poder congelarla. Entonces puede contactarnos”.
La entrevista de Ringvold llama la atención del corresponsal en Mallorca del diario El Mundo, Eduardo Colom, que se hace eco de la noticia, ampliándola con nuevas aportaciones, en la edición digital de este diario nacional. A partir de ahí la información se viraliza y “salta” a otros medios nacionales e internacionales, que recogen, en esencia, lo publicado inicialmente por este periódico.
En los últimos días GN ha facilitado las imágenes de Luuk Morel y José Coronel a los cuatro principales canales de televisión españoles: TVE, La Sexta, Tele 5 y Antena 3. Ambos buceadores las han cedido desinteresadamente por tratarse de material de “divulgación científica”.
Lo que la difusión masiva de estos vídeos ha supuesto para fomentar la colaboración ciudadana que Ringvold demanda a fin de avanzar en sus investigaciones no tiene precio. Si existe una posibilidad, por remota que sea, de conseguir muestras biológicas para analizar el ADN de las gelatinas de Dragonera –u otras aguas españolas–, habrá sido en gran medida al papel de la prensa y los medios audiovisuales.
Sin embargo, desde el día 14 de mayo, fecha de la publicación de la primera noticia, hasta el momento de escribir estas líneas, 4 de junio, ninguna institución científica con sede en Baleares se ha puesto en contacto con este periódico para obtener información sobre las esferas de calamar. O no les interesa el tema o, como dice el refrán, nadie es profeta en su tierra.