
El buen tiempo ya está aquí y los varaderos están repletos de embarcaciones de todo tipo de eslora realizando tareas que solo pueden hacerse si el barco está de varada. Una de ellas es la limpieza con agua a presión de la obra viva para su posterior pintado.
Si el antifouling sigue manteniendo sus características, al aplicarle agua a alta presión se desprenderá de su capa más externa llevándose consigo las barbas y el caracolillo adherido al mismo. Si queremos que el resultado sea óptimo y que no se alargue demasiado en el tiempo, precisamos de una máquina con una presión de trabajo superior a los 200 bares y que al mismo tiempo suministre un gran caudal de agua para que la cosa cunda. Para estas tareas resultan ideales las máquinas de la firma Kärcher, de la que La Herramienta Balear es distribuidor autorizado.
Dependiendo de si las embarcaciones son a vela o a motor, el antifouling viejo será más o menos fácil de quitar. Los autopulimentables son más blandos en los veleros pues las velocidades que deben soportar cuando navegan son más bajas, mientras que las lanchas rápidas, por el contrario, llevan un antifouling más duro.
Para aumentar el efecto de limpieza se equipa a las máquinas con una boquilla turbo que hace que el agua salga con un efecto rotativo capaz de aumentar la eficiencia en un 30%. Conviene proteger con cinta resistente el transductor de la sonda, el cable de esta, las válvulas de desagüe de los imbornales y otros elementos susceptibles de resultar dañados por el efecto de la presión del agua.
A la obra muerta debemos darle abundante agua, pero a mucha menos presión para no dañar elementos que no están diseñados para soportarla. Es aconsejable usar detergente y cepillos diseñados para dicha tarea.