Joan Mercant es el director general de Pesca i Medi Marí del Govern balear. Como tal está siempre en el candelero, pues su papel es tomar decisiones que afectan a todos los pescadores, tanto profesionales como recreativos. Él asume ese papel en el que sabe que no siempre puede satisfacer las peticiones de unos y otros, pero defiende que siempre se intenta partir de estudios científicos para fijar las líneas de trabajo.

Pregunta.– ¿Cuáles son las líneas de actuación para el futuro de la Direcció General de Pesca?

Respuesta.– En pesca profesional nuestras líneas generales vienen determinadas por las políticas pesqueras europeas y nuestra principal línea es la de adecuar a la pesca de aquí toda la normativa europea. Es una política muy exigente pero lo estamos consiguiendo. La situación pesquera no es tan drámatica ni mucho menos como se está expresando para el Mediterráneo occidental. La presión pesquera no es ni parecida  a la que pueda haber en zonas del Mediterráneo español o de otras zonas como Sicilia, Malta, Italia o Francia. El número de barcos es reducido y son mayoritariamente barcos muy pequeños. En Baleares ahora mismo tenemos 34 arrastreros, 266 barcas de artes menores, 6 de cerco y 2 de palangre de fondo. Demostramos que estamos en una pesca sostenible. Queremos conocer todo lo que podamos el nivel de capturas y el stock de peces que nos quedan. Eso es fundamental para hacer una ordenación pesquera adecuada y es el objetivo principal de esta dirección general.

P.– ¿Qué opina sobre la pesca recreativa?

R.– Es una modalidad que está en auge. Creemos que somos punteros en tener un conocimiento de lo que se está pescando en pesca recreativa. Buscamos fórmulas que nos sirvan para extrapolar datos. Hacemos pescas controladas, hay que saber los días que se pesca... No es fácil saber la cifra de capturas, pero nuestros datos son que es una pesca importante pero que no distorsiona la comercialización de la parte profesional ni el estado de las pesqueras de ninguna manera. Consideramos que es una pesca complementaria a la pesca profesional, porque hemos comprobado que los pescadores recreativos son los que compran y consumen pescado de la pesca profesional.

P.– ¿Hace daño el furtivismo?

R.– Hay furtivos en la pesca recreativa, pero también en la pesca profesional. No podemos hablar mal de todos por ellos. La inmensa mayoría de pescadores recreativos es gente que quiere hacer las cosas bien. Los furtivos dan la imagen de mala práctica, pero son solo unos pocos. No tengo ningún conflicto con la pesca recreativa, al contrario, me considero un defensor de esta práctica. En esta dirección general, yo soy al que menos le gusta pescar. Todos los demás son pescadores de recreo y la mayoría submarinos y no ven ningún contrasentido en las restricciones.

P.– Gaceta Náutica difundió un polémico video submarino de lo que parecen ser descartes de un arrastrero en la bahía de Sant Antoni, en Ibiza ¿son legales estos descartes?

R.– Lo que se descarta es la parte no comercial. Esto es absolutamente legal, dentro de unos límites. Todos los peces sujetos a restricciones, por cuotas, vedas o medidas mínimas hay que llevarlos a tierra siempre, pesarlos y declararlos, aunque no se puedan comercializar. Los arrastreros, gracias a medidas como las dimensiones de las mallas, no tienen prácticamente descartes oficialmente. Otra cosa es que descarten algún tipo de pescado por no ser comercial y eso sí pasa, pero hablamos de muy poca cantidad. No se consideran oficialmente descartes, pero en realidad lo son.

P.– -¿Están satisfechos con los resultados de las reservas marinas?

R.– Las reservas nos han demostrado que haciendo una pesca controlada el resultado es muy evidente. La mejora de la biomasa, sobre todo cuando hablamos de peces comerciales, aumenta a unos niveles incluso mucho mejores de lo esperado y estamos muy orgullosos de ello. No pretendemos que todas las aguas sean reserva. Somos punteros en el Mediterráneo con 11 reservas, 27 mil hectáreas de reservas marinas de interés pesquero. No son figuras de protección medioambiental. Son figuras de protección pesquera.

P.– Igual lo que falla es el concepto y eso es lo que levanta resquemores fuera de la pesca profesional…

R.– El concepto es fácil de confundir y creo que alguna gente lo utiliza a sabiendas. En la reserva marina se pesca, pero de una manera más controlada y más eficaz. Los profesionales no pescan en festivos ni sábados ni domingos. Los recreativos, en algunas reservas, no pueden pescar lunes, miércoles y viernes. No son reservas para la pesca profesional, sino para la pesca en general. En la reserva marina de Cala Rajada tenemos pocas solicitudes de pesca recreativa dentro de la reserva. Resulta que están pescando al borde de la reserva y esto es un éxito de la reserva: como cogen suficiente pescado fuera de la reserva, no necesitan pedir papeles para pescar dentro. Sí que hay más solicitudes en la época del raor.  El efecto reserva es bueno para todos, para la pesca recreativa y para la pesca profesional. Eso sí, algunas modalidades están prohibidas como la pesca de arrastre, la pesca de palangre de fondo y de superficie y la pesca submarina.

P.– ¿No es la pesca submarina la más selectiva?

R.– Ser selectivo no es que pueda elegir a quien mato y a quien no mato. Ser selectivo es no poder matar a una serie de peces. Un aparejo es selectivo si te coarta el tipo de pescado que capturas. Que tú puedas elegir lo que pescas no es selectividad. Selectividad es no poderlo hacer. En Baleares tenemos unas 1.200 licencias de pesca submarina y 1.480 kilometros de costa. Si quitamos los kilómetros de costa de las reservas todavía quedaría un kilómetro de costa para cada pescador submarino. Tienen mucha superficie para pescar. Les gustaría pescar en las reservas porque hay más pescado, pero no es que no se les deje pescar. En todas las reservas marinas de España está prohibida la pesca submarina y en muchísimas otras naciones ocurre lo mismo. En Baleares sí que se puede hacer pesca submarina en la reserva de la Bahía de Palma y en la de Migjorn.

P.– En un reciente artículo en Gaceta Náutica, la plataforma Stop Falsas Reservas Marinas le acusaba directamente de tener intereses personales vinculados al sector profesional en la reserva de Llevant

R.– Ya me llevaron a juicio por lo mismo. No existía esta asociación, pero era lo mismo. Me acusaban de tener intereses particulares en la zona. Yo siempre he tenido barcas de arrastre y el arrastre nunca se ha realizado en esta zona de reserva marina. Porque no se puede y hay menos de 50 metros de profundidad, por lo que quedó demostrado que no hay ningún conflicto de intereses en ese sentido.