Llegan a Baleares las ‘megapateras’

Más de un centenar de magrebíes han llegado de madrugada a la costa ibicenca en una sola embarcación

Patera incerceptada hoy en Cala Codolar, en el municipio ibicenco de San Josep, con 101 inmigrantes.

El fenómeno de la inmigración ilegal está alcanzando cotas desmesuradas este verano en Baleares. Prueba de ello es la llegada de una ‘megapatera’ esta misma madrugada, cerca de las dos, a las costas de Sant Josep, en Ibiza. Según la información facilitada por Delegación de Gobierno, 101 personas de origen magrebí, entre ellas mujeres y niños, han llegado a la costa en la zona de Cala Codolar en una sola embarcación. Los datos aportados señalan que es embarcación de un tamaño “un poco más grande que las habituales”. En realidad, como se aprecia en la imagen, es un pesquero con motor intraborda que, como mínimo, triplica las dimensiones de las pateras que arriban con frecuencia a las islas.

La jornada de ayer ya había sido complicada en Baleares, pues los datos facilitados desde el Gobierno ya habían notificado, antes del incidente en Cala Codolar, la llegada a nuestras costas de siete nuevas pateras a las costas de Baleares. Cuatro de los casos se dieron en Formentera, dos en Mallorca y uno en Ibiza.

Las fuerzas de seguridad, Policía Local y Guardia Civil, así como Salvamento Marítimo no han tenido prácticamente descanso en la labor de detectar y retener a estos inmigrantes irregulares. En total, contando las siete pateras y la embarcación más grande con 101 personas a bordo, en las últimas 24 horas Baleares registró la entrada de 219 personas de manera ilegal.

La embarcación llegó sobre las dos de la madrugada a Cala Codolar. 

Ya en los primeros días de agosto fue detectada en Formentera una patera con 58 personas a bordo, en la que viajaban cuatro mujeres (una de ellas embarazada) y dos bebés. Estas llegadas, cada vez más masivas, resaltan la magnitud del fenómeno migratorio y la presión en aumento que afrontan las Islas Baleares, que han pasado de ser una plataforma de paso de los inmigrantes ilegales que se dirigían a Valencia, Barcelona o Marsella para convertirse en “destino final”, según informan de manera confidencial fuentes policiales.

El control de la información sobre los rescates es absoluto. Las autoridades, siguiendo directrices del Ministerio del Interior, se limitan a detallar la llegada o interceptación de pateras de manera individual, siempre con el mismo texto y especificando únicamente el número de personas, su posible origen -generalmente magrebí o subsahariano- y su “aparente buen estado de salud”, en la mayoría de los casos. No se aportan datos, salvo petición expresa, sobre el sexo de los tripulantes y en ningún caso de si se trata de menores o mayores de edad, aduciendo para ellos la Ley de Protección del Menor.

La ruptura de relaciones con Argelia desde el reconocimiento español de los postulados de Marruecos sobre la soberanía del Sáhara Occidental impide cualquier tipo de colaboración con las autoridades del país emisor. Los inmigrantes llegados a Baleares quedan en libertad y sin medios de vida a la espera de que se ejecute su expulsión, lo que hoy por hoy es imposible. A pesar de las graves consecuencias sociales que se derivan de cada nueva oleada, el fenómeno se ha trivializado y ha dejado de ocupar espacios destacados en la información que ofrecen los medios generalistas. Parece que la intención es suministrar la menor información posible para quitar relevancia a un fenómeno que cada vez cobra más importancia y que con absoluta seguridad, pone en compromiso los medios, tanto policiales como sociales, dispuestos para asumir tal alud de personas en condición irregular.

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