Las poblaciones de atún rojo que se reproducen a ambos lados del océano Atlántico son diferentes, existiendo un elevado grado de mezcla o conectividad entre ellas. Así lo pone de manifiesto un estudio genético que ha realizado un equipo internacional de científicos liderados por el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC).
El trabajo, en el que han participado investigadores del Southeast Fisheries Science Center de la NOAA, las universidades de Miami y Málaga y la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), demuestra la conectividad de los atunes rojos del Mediterráneo y el golfo de México, un importante avance que contribuirá a la explotación sostenible y conservación de esta especie.
El atún rojo (Thunnus thynnus) tiene un destacado papel ecológico como gran depredador marino, siendo capaces los individuos juveniles y adultos de realizar grandes migraciones transatlánticas para alimentarse. Sin embargo, en la época de reproducción, el atún rojo atlántico presenta un comportamiento de fidelidad a la zona de puesta.
Actualmente, la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) gestiona las poblaciones de atún rojo atlántico en dos stocks: el oriental, cuya principal zona de puesta está en el mar Mediterráneo, y el occidental, con una importante zona de puesta en el golfo de México.
La sobreexplotación de este valioso recurso pesquero en décadas recientes derivó en la implementación de medidas estrictas de ordenación pesquera.
Conocer a través de múltiples disciplinas el nivel de conectividad y mezcla entre las poblaciones de atún rojo es muy importante para contribuir a la explotación sostenible y conservación de esta especie. La genética permite observar diferencias en regiones del ADN entre distintos individuos de una misma especie para estudiar su estructura poblacional. El análisis de marcadores genéticos en larvas recolectadas en estas dos zonas de puesta ha permitido tomar una foto fija de las poblaciones que allí se reproducen. La ventaja de analizar exclusivamente larvas reside en que éstas permanecen en la zona de puesta a diferencia de los individuos jóvenes y adultos que se desplazan constantemente recorriendo grandes distancias.
Los resultados de este trabajo confirman que “las poblaciones de atún rojo atlántico están mezcladas de una forma compleja siendo necesario continuar abordando el estudio de sus poblaciones desde múltiples aproximaciones e intensificando las campañas oceanográficas en las zonas de puesta”, explica Carolina Johnstone, investigadora del Centro Oceanográfico de Málaga (IEO, CSIC) y primera autora del trabajo.