Juan Vicente Roselló fue nombrado en enero gerente de Ports IB tras la salida de Cristina Barahona. Fotografía: José Luis Miró
Después de 30 años en el sector privado como gerente del Club Náutico de Sant Antoni de Portmany, Juan Vicente Roselló (Ibiza, 1966) acaba de aterrizar en la empresa pública Ports IB y se convierte en el primer director que no es ingeniero de carrera. Se muestra confiado en poder avanzar en asuntos que preocupan en el sector como las listas de espera y los dragados en los puertos.
Pregunta.– ¿Qué le ha motivado a tomar el timón de la gerencia de Ports IB después de tantos años en el sector privado?
Respuesta.– Fue algo totalmente inesperado. A veces la vida te presenta estas oportunidades. Es un reto que, una vez hablado con mi familia, he decidido afrontar. Debo decir que me he encontrado con un equipo muy profesional y comprometido.
P.– ¿Cuáles son los objetivos principales que se ha marcado en lo que resta de legislatura y para este año?
R.– Continuaremos con todos los proyectos que están en marcha, como el Plan General de Puertos, la gestión de los campos de boyas, y también los dragados, un asunto complejo y que puede acarrear problemas al sector a medio plazo. Las prioridades de Ports IB son los usuarios, los trabajadores del ente y su viabilidad económica. Somos una empresa pública y debemos autofinanciarnos. También debemos ser un referente en sostenibilidad, promulgar la conciencia medioambiental y trasmitirla a las nuevas generaciones y a los que nos visitan.
P.– ¿Cuál es su propuesta para desatascar, si es que es posible?
R.– Una de nuestras tareas principales es facilitar el acceso a un amarre para disfrutar del mar. El problema principal es que la tramitación es larga, debido en parte a la antigüedad de listas de espera. Muchas veces cuesta localizar a los usuarios que realizaron en su día la reserva y que, además, disponen de un plazo de 6 meses para llevar la embarcación al amarre asignado en función de su petición. Debemos tratar de agilizar al máximo el procedimiento.
P.– Hay más demanda que oferta de amarres, pero el Plan de Puertos no contempla ampliar o construir nuevos puertos.
R.– No se puede crecer eternamente, pero sí se pueden redistribuir las dársenas para liberar amarres. Personalmente, pienso que el futuro de la náutica en las islas pasa por los clubes de navegación, de modo que varios usuarios puedan hacer un uso compartido del mismo barco. Es algo que está recogido en el Plan General de Puertos. Sería una manera de democratizar la náutica.
P.– ¿Y qué hay de la habilitación de rampas y las marinas secas para paliar esa falta de amarres?
R.– Estamos trabajando en el uso de las rampas. En cuanto a las marinas secas, es complicado ya que se ha puesto de manifiesto lo difícil que es encontrar el lugar adecuado para que no representen un impacto ni provoquen problemas de logística. No nos consta ninguna petición a excepción de la que han requerido los puertos que cuentan con espacio en su instalación.
P.– Campos de boyas. ¿Qué debe saber un usuario sobre su funcionamiento?
R.– Las reservas para la contratación de boyas se realizará a través la página web de Ports IB, donde se facilitará información medioambiental sobre cómo y dónde amarrar. Estamos trabajando en una nueva APP que permitirá al usuario reservar un amarre y una boya online, además de otros servicios, como el pago de multas con descuento.
P.– Antes ha mencionado el asunto de los dragados. ¿Por qué es tan engorroso obtener una autorización?
R.– La tramitación es complicada y se ve ralentizada al intervenir multitud de administraciones. No es lo mimso dragar fondos límpios que contaminados. Como con los amarres, debemos tratar de agilizar la tramitación.
P.– ¿Se aprobará el Plan General de Puertos antes de las elecciones?
R.– Espero que sea posible. Es una herramienta muy importante para el sector, que actualmente carece de una norma general. El PGP busca un equilibro. Debemos ser capaces de vivir del turismo y al mismo tiempo gestionar la conservación de nuestro patrimonio natural.
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