Bacteria provocada por las aguas residuales del emisario de Palma.
El borrador de decreto de la posidonia presentado ayer por el conseller de Medio Ambiente de Baleares, Vicenç Vidal, otorga un plazo de cinco años a los emisarios submarinos que vierten aguas fecales al mar para que “presenten un proyecto de adecuácion de la actividad que sea compatible con la conservación favorable de la posidonia”. Es decir, para que dejen de contaminar en los niveles actuales. Asimismo, deberán ajustarse a esta prescripción “todas las instalaciones existentes y autorizadas que puedan suponer un riesgo para la posidonia”.
La exigencia de mejorar la depuración de las aguas que terminan en el mar está incluida en la disposición transitoria primera del borrador de decreto y supone, de facto, el reconocimiento de que los emisarios (de gestión pública) suponen una amenaza para los ecosistemas marinos y, en consecuencia, para la posidonia.
El director general de Espacios Naturales y Biodiversidad, Miquel Mir, manifestó a Gaceta Náutica al término de la presentación del borrador que el gobierno balear es consciente de esta problemática y que, por ello, ha quedado reflejada en el texto normativo, tanto en su preámbulo como en una disposición transitoria.
Este periódico ha revelado en varios reportajes y vídeos la escasa calidad de depuración de las aguas residuales. El pasado mes de febrero publicó una información exclusiva con las pruebas científicas que demuestran la incidencia de los vertidos de los emisarios sobre los fondos marinos, donde han llegado a aparecer bacterias provocadas por el exceso de materia orgánica en el agua.