Un estudio de impacto ambiental para el proyecto de mejora del pantalán del contradique del puerto de Sóller ha generado indignación a partes iguales entre navegantes, usuarios de la instalación portuaria y entidades proteccionistas, aunque por motivos distintos.
El exhaustivo informe, elaborado por el biólogo Ángel Maria Pomar y el químico Miguel González, al que ha tenido acceso Gaceta Náutica, incluye tomas de muestras del fondo marino para analizar los sedimentos y los organismos, prospecciones con cámara submarina e inmersiones en cuatro puntos del puerto donde se recoge información del estado actual de la pradera de posidonia oceánica.
Ports IB encargó este estudio como paso previo a la sustitución de un pantalán flotante que se encuentra dañado. La solución elegida entre diferentes alternativas consiste en la sustitución del pantalán por uno nuevo construido sobre micropilotes.
La nueva infraestructura será de igual longitud que la anterior, sin incremento de la capacidad de embarcaciones y, respecto a la posidonia, el informe descarta que la turbidez propia de la obra alcance las praderas de esta planta “debido a que la corriente y el oleaje llevarían los sólidos en suspensión hacia la zona de contradique y el norte de la playa de Sóller”.
Las imágenes submarinas y las muestras tomadas para el estudio ponen de relieve la regresión de la posidonia en buena parte del puerto. Como se apunta en el trabajo, la muerte de esta planta se debe a “un proceso natural o, por el contrario, es el resultado de un impacto antrópico”, es decir, por la actividad humana.
El estudio señala que la parte con posidonia en peor estado es la más cercana a donde se desarrolla esta actividad humana, tanto la instalación portuaria como la zona de baño, y apunta como posibles causas de la muerte de la fanerógama marina a “los vertidos, el efecto de los motores de las embarcaciones, anclas y muertos para amarrar”.
Un medio local se hizo eco de este informe en su edición del pasado 8 de noviembre en una noticia que afirmaba que “la bahía de Sóller ha perdido la mitad de la posidonia por el tráfico de embarcaciones”, pero esta conclusión no aparece por ningún lado en el estudio.
El trabajo no valora las diversas causas de la regresión de la posidonia ni establece qué parte de responsabilidad corresponde a cada una porque ese no era su objeto de estudio. Simplemente analiza el impacto ambiental para un proyecto portuario y en ese sentido asegura que, “tanto en la ubicación del nuevo pantalán fijo como en la playa adyacente, la fanerógama es inexistente”.
Mallorca Blue ha ido más allá y ha asegurado en sus redes sociales que “una flota invasora destruye cada verano lo que queda de posidonia milenaria en la Bahía de Sóller”. Este colectivo de buceadores propone hacer una colecta de 4 euros entre los habitantes de la localidad mallorquina para encargar al IMEDEA un estudio completo para conocer las causas de la contaminación de las aguas de baño.
Lo curioso es que Mallorca Blue reclama un estudio científico para conocer las causas de la contaminación, pero ya señala a los propietarios de embarcaciones de fuera del municipio como los responsables de la contaminación.
El problema en la Bahía de Sóller es complejo. La Agencia Balear del Agua y la Calidad Ambiental (Abaqua) reconoció en 2019 en un escrito dirigido al juzgado que investiga los vertidos contaminantes al mar que varias de sus plantas, entre ellas las de Sóller, no cumplen con los parámetros legales. La agencia del Govern justificaba el problema por la "extrema dificultad" de la depuración de las aguas residuales del municipio debido a la presencia de alpechines procedentes de la industria aceitera.
Por su parte, los navegantes consideran que una vez más se intenta demonizar su actividad. Este colectivo pone de manifiesto que los fondeos sobre posidonia ya están prohibidos por ley y afirma que la gran mayoría de navegantes cumple la norma. Lo demuestran los datos de la Conselleria de Medio Ambiente, pues sólo el 4,7% de las embarcaciones cuyo fondeo fue comprobado este año por el Servicio de vigilancia de la posidonia tuvo que ser movido. Además, los agentes de Medio Ambiente levantaron apenas 62 actas a barcos por tirar el ancla sobre esta fanerógama marina, una cifra muy reducida si tenemos en cuenta que se hicieron 144.513 comprobaciones.