Los plásticos están matando el mar en Baleares

Un estudio del Centro Oceanográfico revela que las islas son un punto caliente de acumulación de plásticos y también una importante fuente de aporte.

El plástico está muy presente en nuestra vida en el día a día. De plástico están fabricados gran parte de los objetos que usamos y también la mayoría de los recipientes donde transportamos o guardamos nuestra comida. Se trata de un material muy versátil, resistente y económico pero que genera una gran contaminación y buena parte de ella acaba en el mar.

Según afirma la asociación ecologista Greenpeace, una media de ocho millones de toneladas de plástico entran cada año en nuestros mares a nivel mundial, lo que supone el 80% de la contaminación marina. En los últimos años se han iniciado campañas para tomar conciencia de este asunto y cada vez es más habitual que todo tipo de entidades realicen limpiezas de basuras en el litoral, tanto en el mar como en playas y costas.

Este mismo verano, el Rainbow Warrior, buque insignia de Greenpeace, ha visitado Valencia, Palma y Barcelona para poner en evidencia el perjuicio que el plástico está ocasionando en el Mediterráneo y que la entidad conservacionista calificó de «invasión silenciosa con una magnitud que nadie podría imaginar».

Sin embargo, el problema es de gran calado y hay un enemigo que no localizamos a simple vista: los microplásticos. En el medio marino, este material se divide en dos categorías: macroplásticos, con un tamaño mayor a cinco milímetros, y microplásticos, con un tamaño menor a cinco milímetros. Una vez que los plásticos entran en el mar, estos pueden causar diferentes impactos como el enredo, la ingestión o la colonización, que puede producir un efecto perjudicial en la biota marina.

Se debe plantear una reducción en origen del uso de este material
El Centro Oceanográfico de Baleares lleva cuatro años realizando diferentes estudios científicos para analizar el fenómeno, desde la aplicación de modelos para hacer predicciones sobre la distribución de las basuras marinas a los impactos ecológicos que puedan tener los microplásticos en la biodiversidad del mar Mediterráneo. 

Durante este verano, la investigadora predoctoral Montserrat Compa, del Centro Oceanográfico de Baleares, está coordinando una campaña de muestreos cuyo objetivo es determinar la concentración de microplásticos flotantes en aguas costeras de Mallorca. Los muestreos se han realizado en siete zonas de Mallorca: Sóller, Palma, Andratx, Colònia de Sant Jordi, C’an Picafort, Cala Rajada y Cala d'Or. Hasta el día de hoy, se han encontrado tanto micro como macroplásticos en todas las muestras de agua analizadas.

Salud Deudero, directora del Oceanográfico, una entidad que es el centro de referencia para el Estado en materia de investigación marina, asegura que «hemos encontrado plásticos en aguas de Cabrera, que es un parque natural, a ocho metros de profundidad. También hemos constatado que hay zonas del fondo de Formentera que son un auténtico estercolero, con muchos restos que evidentemente no se han tirado allí».

Los plásticos de mayor tamaño son un problema estético y medioambiental, pues ponen en peligro la supervivencia de especies enteras, como las tortugas, ballenas, peces y aves marinas. Según Greenpeace, el 72% de las basuras recogidas en las playas españolas del Mediterráneo son plásticos y el 97,3% de la basura ingerida por la tortuga boba es plástico. 

El Centro Oceanográfico de Baleares ha podido comprobar que los plásticos ya forman parte de la cadena trófica marina y están presentes en la comida que ingerimos. Del pescado que se muestrea han aparecido restos de plástico en los estómagos de gran cantidad de peces. La incidencia es variada según la zona y la especie, todas de gran interés comercial, pero va de un 14 a un 70 por ciento de las muestras analizadas.

El siguiente paso es estudiar qué cantidad comen los peces y que efectos tienen. En todo caso, los aspectos nocivos están documentados, los plásticos llevan ftalatos, considerados tóxicos para los seres humanos y los animales pues causan problemas de fertilidad. Otra de las investigadoras del Centro Oceanográfico de Baleares, Carmen Alomar, destaca la elevada presencia de microplásticos en el tracto gastrointestinal de la boga, un pez semipelágico muy común en las Baleares. «El estudio muestra que casi el 70% de las bogas tienen fibras de polímeros de plástico menores de cinco milímetros en sus estómagos. El plástico constituye entre el 42% y el 80% de las presas ingeridas en los peces recogidos en distintas zonas costeras de Mallorca e Ibiza». 

«Hemos podido ver que hay zonas marinas del fondo de Formentera que son un auténtico estercolero»
En los estómagos de las capturas también se han encontrado restos de fibras textiles como el algodón. A pesar de que se trata de un producto natural, en principio menos perjudicial, Salud Deudero recuerda que la ropa que usamos se trata con diversos productos químicos, entre los que destacan los colorantes o los ignifugantes.

Los científicos han constatado que las Baleares son un punto caliente de acumulación de plásticos y también una importante fuente de aporte de este tipo de basura. Las corrientes marinas y el uso intensivo de la costa han elevado la contaminación marina en el archipiélago, una circunstancia que además de generar un problema ambiental pueden legar a arruinar la principal industria de las islas: el turismo. «No hay que olvidar que los turistas vienen a Baleares, en gran medida, a disfrutar de nuestras playas y nuestro mar. Si lo degradamos, seguramente dejarán de venir», apunta Deudero. 

La forma en la que los plásticos terminan en el mar es de lo más variada: los que lanzan directamente al mar personas en embarcaciones o desde la costa, los que trae el viento o el cauce de los torrentes cada vez que hay lluvias o los que diariamente arrojan al mar las depuradoras, «que no tienen sistemas para filtrar los microplásticos, no están pensadas para esto», remarca Salud Deudero. La investigadora afirma que «no me gusta el alarmismo y, en este sentido, la ciencia y el conocimiento son de gran ayuda, pero hay que tomar medidas urgentes para reducir el uso de plásticos, sobre todo los que son de un solo uso, como son las bolsas, envases, botellas o pajitas».
 

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