La binissalemera Malén Sart posa con las capturas del primer día del Mundial de Cerdeña.

Malén Sart regresó de Cerdeña, en Italia, con la corona mundial de la pesca submarina tras lograr llevarse el título en el primer Campeonato del Mundo oficial femenino de esta disciplina. El equipo español copó los tres primeros puestos de la competición con Sart en lo más alto del podio. Se ve a la legua que esta deportista, nacida en Palma pero binissalemera desde hace dos décadas, es una persona valiente, decidida y convencida de que con trabajo se puede alcanzar cualquier meta. No se muerde la lengua al abordar temas polémicos.

Pregunta.–¿Cuándo te diste cuenta de que ibas a ser campeona del mundo?

Respuesta.– En la segunda jornada. Había muy poca diferencia con la americana Rosibel Molina. Cuando llevábamos tres horas en el agua, yo ya tenía cuatro piezas. En ese momento me dijeron que la americana todavía no había pescado nada. Fue entonces cuando me relajé.

P.– Cuando llegaste a Cerdeña, ¿te veías con posibilidades?

R.–Yo siempre voy con mentalidad ganadora, porque si no llevas esa disposición, pierdes opciones. Por lo menos queríamos ser las mejores por equipos. Sin embargo, las condiciones eran muy complicadas. Había muy poco pescado y había que bajar muy profundo para conseguir algo porque el agua estaba muy caliente. No se podía pescar en arena y casi el 90 por ciento de nuestra zona era arena. 

P.– En esas condiciones ¿cómo conseguiste capturas? 

R.–Haciendo zona los días anteriores tenía localizado un cabracho de 400 gramos, pero estaba en la zona común que nos ampliaron con los hombres, así que pensaba que igual no llegaba a tiempo, pero sí que lo conseguí el primer día. Ese día también capturé un cabracho de 835 gramos a 19,5 metros. Me costó muchísimo cogerlo, pero lo logré. Al final conseguí 3 piezas válidas el primer día y 4 el segundo y de especies variadas, que es muy importante. Todo entre 16,5 metros y 20, cuando yo en los campeonatos estoy acostumbrada a moverme entre los 8 y 12 metros.

P.– ¿Cuál fue la clave?

R.–Pues el trabajo, el trabajo intenso puro y duro. Han sido 15 días de hacer zona de ocho y nueve horas diarias en el agua.

P.– ¿Cómo descubriste la pesca submarina?

R.–Tendría 16 años. Yo estaba en Palma, estudiando en el San José Obrero y vinieron a dar una charla un surfista italiano y Pep Amengual. Fue él, esa persona tan maravillosa y a la vez tan humilde, las cosas que contaba y las fotos que nos enseñó con esos enormes meros, lo que me dejó impresionada. Sin embargo, no fue hasta años después cuando mi marido, Tià Torrè, que también es pescador submarino, me animó a probar. Ni siquiera había neoprenos que me valieran y al principio compré una camiseta de surf de manga corta. Así empecé…

P.– ¿Cuál es el motivo de que la pesca submarina esté maltratada?

R.–Aquí en la Conselleria se ha publicado un libro rojo en el que se ha escrito que los pescadores submarinos matamos delfines y tortugas. Pone los pelos de punta tanta mentira. Por supuesto que habrá gente que hace las cosas mal, pero eso pasa en todas las modalidades de pesca, también en la pesca profesional. Los pescadores submarinos de verdad somos auténticos amantes del mar. Yo misma llevo en la boya una red para recoger plásticos cada vez que salgo.

P.– ¿Por qué esa mala fama?

R.–Yo creo que es para desviar la atención porque somos el colectivo más débil. Hay un agravio comparativo con la pesca submarina en las reservas. Son un coto privado para los profesionales. Que regulen, pero para todos. La pesca submarina es la pesca más selectiva de todas. Que vengan un día con nosotros y comprueben lo difícil que es pescar un pez a pulmón. 

P.– ¿Cómo se puede arreglar eso?

R.– Quitando a Joan Mercant, el director general de Pesca. Habría que poner a una persona sensata y con sentido común. Una persona con la que se pueda dialogar. Solo nos ha recibido una vez. No quiere hablar con nosotros.