
Toni Estades, presidente del Club Nàutic Cala Gamba.
Antoni Estades Reus ha sido reelegido presidente del Club Nàutic Cala Gamba tras un segundo mandato de cuatro años en los que, con mucha mano izquierda, ha sabido devolver la «paz social» a la entidad y ha adaptado sus instalaciones a la Ley de Puertos de Baleares, consiguiendo una nueva concesión hasta 2041.
Pregunta.- ¿Qué balance hace de sus ocho años al frente del Club Nàutic Cala Gamba y cómo afronta la nueva etapa iniciada tras su reelección como presidente de la entidad?
Respuesta.- El balance es muy positivo. Hemos ejecutado prácticamente todas las obras del proyecto de adaptación al título concesional, unas obras necesarias e imprescindibles para la entidad, como son los nuevos vestuarios, el porche del varadero y el pañol de vela, la pavimentación de las explanadas o el recalce de algunos muelles. Además hemos conseguido algo muy importante y necesario como es devolver la «paz social» a la entidad después de años ciertamente convulsos. Nuestro objetivo más inmediato es obtener el final de obra de Ports IB. Para ello debemos finalizar las obras de recalce de todo el contramuelle y redactar el Reglamento de Explotación y Policía. Otras actuaciones a realizar son la reforma del local social y del porche destinado a barbacoa. Finalmente tendremos que llevar a cabo la modificación de los Estatutos Sociales y debatir la conveniencia de redactar un nuevo proyecto constructivo que satisfaga las necesidades de los amarristas y las demandas de nuestros socios. Con un plazo concesional tan lejano (2041) y las cuentas saneadas creemos que es el momento de seguir invirtiendo en la mejora y modernización de nuestras instalaciones.
P.- ¿Cómo ha sido el proceso de adaptación a la Ley de Puertos?
R.- Lo cierto es que al iniciar la presidencia en el año 2008 el proceso ya estaba muy avanzado. La valoración del club sobre la que se determina el canon anual ya había sido publicada en el BOIB y el proyecto de adaptación estaba presentado ante Ports IB. Lo que sí pudimos conseguir fue modificar este proyecto para adecuarlo a las necesidades más acuciantes de la entidad. Nuestra concesión se firmó en el año 2011 por lo que finaliza en el año 2041 y el canon anual que actualmente pagamos ronda los 80.000 euros más IVA.
P.- ¿Cuál es el perfil del socio del CN Cala Gamba?
R.- Actualmente el club tiene 509 socios de número, 23 socios juveniles y 48 afiliados deportivos. El cuadro de amarres está compuesto de 226 puestos de esloras comprendidas entre los 4 y los 12 metros, principalmente embarcaciones tipo llaüt y lanchas de eslora media o pequeña. La escasez de calado hace que los veleros que tenemos sean pequeños. Podemos definir nuestro club como familiar y de barriada, dados sus orígenes y su ubicación. Cerca del 40% de los socios de número tienen 60 años o más, lo cual supone un problema que deberemos afrontar a la hora de revisar los Estatutos Sociales.
"Es imprescindible abrirnos a la sociedad y a las instituciones, no ser entes cerrados y excluyentes"
P.- Cala Gamba ha sido un club que siempre se ha caracterizado por el fomento del deporte, pero parece que en los últimos años, bajo su mandato, incluso se ha incrementado esa apuesta. ¿Es así?
R.- Cierto. En mayor o menor medida siempre ha habido actividad deportiva en nuestra entidad. Hace 40 años que existe flota de Optimist activa, hace 30 años que se creó la flotilla 103 de la clase Snipe y desde tiempo inmemorial tenemos flota de Bots i Llaüts de Vela Llatina. El reto que tenemos para estos próximos años es el de introducir una clase juvenil para los regatistas que finalizan su etapa en la clase Optimist y así evitar que se tengan que marchar a otros clubes náuticos para continuar navegando. Lo que hemos potenciado desde que entramos en el año 2008 han sido los cursos de verano, con una oferta muy variada. Creemos que éste es uno de los caminos a seguir para conseguir rejuvenecer nuestra masa social y captar a futuros regatistas.
P.- Los recursos de los clubes náuticos son limitados, pero siempre suelen sacar adelante proyectos deportivos y sociales. ¿Cuál es el secreto?
R.- El secreto está en que los dirigentes de los clubes seamos sensibles y nos identifiquemos con el deporte náutico y la actividad social, que tengamos claro que esta es nuestra razón de ser. Para ello necesitamos que las juntas directivas tengan entre sus miembros a regatistas, aficionados a la pesca, promotores de eventos, educadores… dispuestos a «fer club».
"Los clubes debemos identificarnos con el deporte náutico y la actividad social, que son nuestra razón de ser.
P.- Defina club náutico.
R.- Una parte de la definición se puede escribir tomando como ejemplo lo que he contestado en la anterior pregunta (organización de actividades sociales y deportivas), la otra parte se refiere al aspecto portuario y a la necesidad de ordenar unos recursos para garantizar la prestación de toda una serie de servicios exigidos por la administración (no olvidemos que estamos sobre dominio público) y por nuestros amarristas. El equilibrio entre estas dos vertientes es determinante para que el club náutico subsista, mantenga su identidad y sea próspero.
P.- ¿Cree usted que ese modelo que acaba describir podrá sobrevivir a la presión de las grandes empresas que pretenden quedarse con los puertos deportivos de Baleares?
R.- No queda otra. Para ello se hace imprescindible abrirnos a la sociedad y a las instituciones, no ser entes cerrados y excluyentes. Pero esto no basta, ya que también debemos ser buenos gestores para conseguir la suficiencia económica que nos permita ofrecer un canon competitivo a la hora de renovar la concesión, para lo cual debemos rodearnos de buenos profesionales y ser honestos y rigurosos en la toma de decisiones.
P.- ¿Cree que hace falta un relevo generacional, que entren nuevos socios y más jóvenes en los clubes náuticos?
R.- Sin duda. Como he dicho tenemos que buscar fórmulas para conseguir atraer a los más jóvenes a nuestras instalaciones sin perder nuestra identidad. Para conseguirlo es importante tener una buena oferta social y deportiva destinada a esas edades. Con la coyuntura económica actual pasarán bastantes años antes de volver a ver a jóvenes de entre 25 y 35 años que adquieren derechos de amarre y se dan de alta de socio de número.
P.- Cala Gamba cuenta con una de las mayores flotas de barcos tradicionales (vela latina) de Baleares. ¿Considera suficientemente reconocido este fomento de la conservación patrimonial?
R.- Creo que falta sensibilidad en este tema por parte de las administraciones. Prueba de ello es la tortuosa gestación del futuro Museo Marítimo a lo largo de todos estos años. Sin embargo, hemos conseguido que el Consell de Mallorca haya mantenido durante 20 años en su calendario de eventos la Diada de Mallorca de Vela Llatina, lo cual es una forma de reconocer el esfuerzo que hacen los armadores en el mantenimiento de estas embarcaciones. Otra cosa distinta es cuando se trata de poner dinero. Un programa aprobado por el mismo Consell hace 3 años para la rehabilitación de embarcaciones todavía no ha arrancado. Por otra parte pienso que no debemos quedarnos de brazos cruzados esperando que sea la administración la que nos resuelva los problemas, sino más bien explorar otras alternativas en el ámbito privado. Buscar sinergias con empresas o entidades interesadas en el mundo de las embarcaciones tradicionales, bien como patrimonio bien como imagen, puede ser un buen punto de partida.