Los buques de pasajeros y de transporte de mercancías provocan elevados niveles de ruido submarino que ponen en peligro a diferentes especies. Esta es una de las conclusiones del informe que ha dado a conocer esta mañana OceanCare bajo el título “Aguas silenciosas para ballenas y delfines”.
Este documento, que se ha presentado de forma conjunta con Alnitak y la Fundación Marilles, está concebido para ayudar al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en el desarrollo del plan de gestión de la conservación del Corredor de Migración de Cetáceos, con un enfoque particular en las medidas de evitación, reducción y mitigación de actividades generadoras de ruido submarino.
En junio de 2018, el Gobierno español declaró el Corredor de Migración de Cetáceos del Mediterráneo (una zona marina de 46.386 km² de alto valor ambiental situada entre las Islas Baleares y la Península) como Área Marina Protegida (AMP) y ahora tiene la obligación de elaborar un Plan de Gestión de este espacio marino protegido.
Nicolas Entrup, codirector de Relaciones Internacionales de OceanCare, ha explicado que diversos estudios científicos apuntan a las embarcaciones producen más ruido submarino cuanto mayor es su eslora y a más velocidad navegan. “Si se baja la velocidad un 10% se reduce a la mitad el riesgo de colisión con un cetáceo, un 40% el ruido y un 13% las emisiones contaminantes”, ha señalado.
El número de buques mercantes y de cruceros en los puertos españoles del Mediterráneo se acercó a los 125.000 en 2019, según datos oficiales del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
RENTABLE
Carlos Bravo, responsable de Políticas Marinas en España de OceanCare, ha asegurado que la reducción de velocidad es algo factible y rentable desde el punto de vista económico y ambiental pero “se debe establecer como obligatorio para todas las navieras para garantizar que no haya pérdida de competitividad”.
Bravo ha apostado por limitar la velocidad de los barcos de transporte de mercancías y pasajeros que transiten por el Corredor de Migración de Cetáceos del Mediterráneo y ha apuntado que por debajo de los 10 nudos de velocidad el riesgo de mortalidad en los cetáceos por colisión se reduce a cero. Para llevar a cabo esta limitación, el gobierno español deberá solicitarla a la Organización Marítima Internacional.
Según Carlos Bravo, las reuniones con el Gobierno para tratar el Plan de Gestión han sido positivas. “El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico es consciente del problema que genera el ruido submarino y ha solicitado al CEDEX un informe sobre el tráfico marítimo en la zona”.
Este espacio es de alto valor ecológico, no solo porque es una zona de paso migratorio para el rorcual común, el segundo mamífero más grande del planeta, sino también porque es un hábitat y una zona de alimentación para especies como el cachalote, el calderón común, los delfines mular y listado, la tortuga boba, tiburones y aves marinas.
“Un Corredor de Migración de Cetáceos bien gestionado y financiado garantizará la conservación y mejora de las poblaciones de estos majestuosos animales, reducirá la contaminación acústica y climática y nos acercará hacia un Mediterráneo más sostenible. Baleares debe jugar un papel clave para que el corredor de cetáceos sea un éxito y un referente mundial en conservación marina”, ha afirmado Aniol Esteban, director de la Fundación Marilles.