Pintura de un barco en Astilleros de Mallorca.
¿Cuál es el mejor resultado? ¿El más duradero? ¿El de mejor relación calidad-precio? Para muchos navegantes, a la calidad, la durabilidad y la economía se les suma el bajo impacto ambiental. Es un tema más a tener en cuenta, y podemos reducir el impacto no sólo comprando pinturas mas «eco», sino haciendo o pidiendo una aplicación correcta.
Quizá en unos años haya más oferta de pinturas con base de agua; mientras tanto, mantener las latas cerradas si no están en uso hace que emitamos menos compuestos orgánicos volátiles. Respetando los porcentajes de dilución tendremos una calidad mejor y no se evaporará disolvente en exceso. Usar el disolvente justo para limpiar las superficies y lavar los utensilios inmediatamente tras la aplicación reduce el impacto. Dejarlos en remojo durante largos periodos no mejora la limpieza y aumenta mucho la emisión de gases que afectan directamente a la calidad del aire en la ciudad y a nuestra salud.
En los varaderos estamos siempre cerca del mar, una buena razón para mantener las latas de pintura o las bandejas de pintura dentro de otros recipientes que hagan de cubeto colector. Algo tan sencillo como cerrar los envases o usar bandejas evita que, por un golpe de viento, un tropezón o un despiste, algo de pintura acabe cayendo al mar. Una vez en el agua es imposible recoger los restos.
Al pintar usamos muchos utensilios de pocos usos: trapos para limpiar las superficies, plásticos para proteger, disolventes para limpiar, brochas o pinceles. Todos esos productos acabarán impregnados de pintura, barniz o disolvente y son peligrosos. No los podemos tirar a un contenedor cualquiera. En general se recomienda separar los residuos en origen, pero ahorraremos mucho tiempo si tenemos en cuenta el sistema de reciclaje del varadero en el que estemos. Especialmente si hemos de separar las latas y restos líquidos de pintura o disolvente de lo que llamamos absorbentes (brochas, trapos y otros materiales impregnados de pintura, incluyendo los plásticos).
Y no nos olvidemos del insidioso polvo resultante del lijado que también es peligroso y en tamaños tan pequeños puede ser asimilado directamente por la fauna marina. Aspirar cada día es la mejor receta; en lijados a máquina, conectar siempre la extracción; y, si las circunstancias obligan a lijar en días ventosos, protejamos la zona para evitar que una película de polvo se vaya al mar. Una red fina es una buena opción, una lona reutilizable otra. Dejemos protecciones plásticas de un solo uso para los procesos grandes que requieren filtración; el mayor índice de protección no compensa la gran cantidad de plástico residual generado.
El mejor resultado incluye un mañana mejor.